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UN TRIBUTO A DUKE (y también a BILLY)

BRIAN LANDRUS plays Ellington & Strayhorn
(Palmetto Records, 2024)
No nos cansamos. Las versiones y los homenajes a Duke Ellington y al que fue su acólito (y el compositor de algunos de sus mayores éxitos), Billy Strayhorn, siempre son bien recibidos. El saxofonista Brian Landrus es el responsable del último que nos ha llegado, aunque decir saxofonista es quedarse corto porque Landrus toca el saxo barítono, el saxo bajo, el clarinete bajo, la flauta baja... Como se ve, además de otras flautas y del clarinete contraalto, todos son instrumentos de viento de registro bajo o muy bajo, algo que incide directamente en la interpretación de los temas y que les dota de un sonido melancólico y, al mismo tiempo, profundo. Pongamos por ejemplo la seductora melodía de "Chelsea Bridge", que aquí, tocada en escalas más bajas, toma un especial dramatismo que apela directamente a la sensibilidad del oyente (sin olvidar el bajo acústico de Jay Anderson, un motor perfecto para esto que describimos). 

Landrus hace un repaso al repertorio ellingtoniano apelando a la lírica y explorado casi exclusivamente baladas (¡esa "Lotus Blossom"!), que adapta a sus registros con naturalidad, protagonizando los temas con una voz muy personal y distinguible ("Sophisticated Lady" suena tremenda sin acompañamiento). Solo en algunos temas como "Daydream" o "Isfahan", cede protagonismo a la guitarra de Dave Stryker, que dota los temas de un aire fresco y de un sonido muy directo. Es difícil elegir un tema entre tanta joya recuperada y re-inventada, pero nos quedaríamos con la breve y divertida "The Telecasters", más acelerada y juguetona que la de Duke. No todo va a ser serio.




Brian Landrus es un músico doctorado en composición en la Ruters University. Reside en Brooklyn y aparece regularmente en las listas de Downbeat JazzTimes. Como líder ha grabado una docena de álbumes, en los que explora, sin limitaciones, las tímbricas de casi todos los instrumentos de viento. Ha tocado con una lista interminable de grandes nombres del jazz (Fred Hersch, Maria Schneider Orchestra, Gil Evans Orchestra, Esperanza Spalding, Jerry Bergonzi, Conrad Herwig, Ravi Coltrane, Danilo Perez, Joey Defrancesco, Jason Palmer...). Es profesor asociado de Composición de Jazz en el Berklee College of Music, y en este álbum, donde no compone, ha realizado los arreglos para casi todos los temas. 




* Web oficial: brianlandrus.com

* Fotografía de Michael Jackson.


UN TRIBUTO A DUKE

THE MARK MASTERS ENSEMBLE feat. ART BARON, 
Masters & Baron Meet Blanton & Webster (Capri, 2021)

Se suele decir que el instrumento de Duke Ellington era la orquesta. Lo cierto es solía componer más para los músicos que para los instrumentos. Ese conocimiento de los miembros de la orquesta dio alma a sus formaciones y ha contribuido a que dejara una huella en la Historia del Jazz difícilmente superable, tanto en su aportación como compositor (se calculan casi 3000 partituras) como en la de director, dotando a la orquesta de jazz de la tímbrica y el color que la hacen identificable, tanto es así que su música suena casi a cliché. ¿Qué más se puede decir de un artista que estuvo en el Renacimiento de Harlem y seguía triunfando cuando Bruce Lee se convirtió en estrella? Que ojalá hubiéramos estado allí.

Art Baron
Quien sí tuvo la suerte de estar allí fue el trombonista Art Baron, que tocó en la orquesta de Ellington en 1973. Por desgracia, el Duque murió ese año. Pero la experiencia debió valer la pena. Este año ha vuelto a grabar la música del Duque dentro de uno los proyectos de Mark Masters, compositor y arreglista que lleva unos años devolviendo a la vida los songbooks de relevantes músicos americanos (Alec Wilder, Lee Konitz, Clifford Brown...), algunos en colaboración con el American Jazz Institute.

El proyecto en cuestión se llama Masters & Baron Meet Blanton & Webster. ¿Por qué Blanton y Webster? Como escribí más arriba, Ellington solía escribir pensando en qué músicos interpretaban su música y la época que va de 1940 a 1942 fue una de las más creativas y brillantes en su orquesta, entre otras cosas, por la presencia del tenor Ben Webster (que luego comenzaría a rivalizar con Johnny Hodges) y de Jimmy Blanton, un hombre que debería recordarse tanto como el de Webster porque su uso melódico del contrabajo demostró que se podía convertir en un instrumento solista, un punto de inflexión en el jazz que merece recordarse.

Jimmy Blanton

De esa época Blanton-Webster en la orquesta de Ellington, Mark Masters ha grabado en este disco una selección de temas reinterpretados con una visión contemporánea pero también respetuosa y llena de swing de 8 composiciones de Ellington y 3 de Billy Strayhorn entre las que está, por supuesto, el ineludible tema emblema de la orquesta, "Take The 'A' Train". También podemos escuchar el estándar "Perdido" de Juan Tizol

Mark Masters

Aparte de Masters como director y Art Baron como trombón solista, podemos oír en el disco a Tim Hagans como trompeta solista y un ensemble que reúne a cuatro saxofones (Kirsten Edkins Jerry Pinter alternándose las partes de Webster, Danny House en el alto y el clarinete, y Adam Schroeder en el barítono); tres trompetistas más (Scott Englebright, Les Lovitt y Ron Stout); dos trombonistas aparte de Baron (Les Benedict y Dave Woodley), el bajista Bruce Lett; interpretando a Blanton, y el baterista Mark Ferber.

"Todas las épocas de Ellington me interesan", comenta Masters. “Pero la Blanton-Webster Band representa un período de tiempo realmente notable. A Jimmie Blanton se le atribuye haber revolucionado el papel del bajo en la orquesta de jazz, convirtiéndolo en un contribuyente melódico en lugar de simplemente mantener el tiempo y establecer la armonía básica. Y Ben Webster era simplemente un gigante. Dio la casualidad de que los dos estaban en la banda al mismo tiempo, y luego agregas todas las grandes composiciones de Ellington y Strayhorn a eso." 

Por si les apetece una buena dosis de Duke Ellington con buenos arreglos y un sonido actual y brillante.


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* Web oficial: www.markmastersmusic.com

STANDARDS A DOS VOCES

ENRIQUE OLIVER & JAUME LLOMBART feat. Félix Rossy 
Everything I Love (Underpool, 2020)

Si hay algo que no nos deja de gustar nunca a los aficionados al jazz, eso es escuchar versiones de standards. El disco que suena hoy en mi auriculares es una delicia: una colección de standards grabados a dúo por el saxofonista tenor Enrique Oliver y el guitarrista Jaume Llombart. Lo que a priori se puede entender como una reducción drástica resulta una sublimación de los sonidos originales, destilados con inspiración a su esencia más limpia, quizás más bella. 

Everything I Love es eso, todos los clásicos que estos dos músicos aman. Han rescatado temas de Hoagy Carmichael, Jimmy Van Heusen... Cole Porter y Billy Strayhorn... para hacerlos suyos de una manera muy íntima, sin apoyo de sección rítmica. Así, en los pasajes que Enrique Oliver ejerce de solista, Llombart busca el acompañamiento armónico con las seis cuerdas, mientras que, cuando es él el solista, un solista muy colorido e inspirado, por cierto, la cosa se complica, y ahí es donde Oliver demuestra por qué es un referente en el tenor en España.
Ambos se suceden en el papel de solista o de acompañante con la fluidez de una conversación entre amigos, que es lo que se supone que es este experimento (palabra que no me gusta demasiado) y que refuerza la idea de que el jazz nace de las ideas, de los músicos, más que de los medios o del montaje. Solo dos músicos son capaces de convertir "But Beautiful" de Jimmy Van Heusen en una delicada balada con cierto aire brasileño, "Lush Life" (Strayhorn) en un canto lleno de sentimiento o "Tangerine" (Schertzinger) en una fiesta. 

Un disco con una propuesta original, dos músicos con mucho peso y una colección de standards que vale la pena mirar a través de su óptica particular


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* Web: www.underpool.org


UNA TROMPETA REBELDE

DANIEL CANO QUINTET, Don't Touch the Blue (2015)

Daniel Cano es un trompetista andaluz que reparte su presencia entre Londres y Sevilla. Colaborador en discos de O Sister!, comenzó su formación musical en el Conservatorio de Huelva para después pasar por esa cantera inagotable para el jazz que es Musikene. En 2011 formó parte de Ornetillos, un grupo tributo a Ornette Coleman que fue la única formación española en la final del Concurso Internacional de Jazz de Getxo. Este año ha grabado un álbum en quinteto titulado Don't Touch The Blue. Ocho de los nueve temas del disco son originales de Daniel Cano. Su música se mueve en una ondulada línea que une/separa la tradición y la libertad de lo nuevo. Un ejemplo:



Lo primero que sorprende al tener en las manos el álbum Don't Touch the Blue es su elegante y sobrio diseño, algo que, junto con el logotipo azul y negro homenaje a la mítica Blue Note, es una característica de la discográfica sevillana Blue Asteroid Records, un proyecto prometedor del que seguiremos hablando aquí. Lo segundo son las composiciones, todas originales, compuestas por Daniel Cano a lo largo de varios años, como confiesa en el video que pueden ver más abajo, más un clásico de Billy Strayhorn ("Chelsea Bridge"). 

El disco comienza con el potente "Sin Trom", un tema que se arrima a los esquemas del hardbop pero que pronto manifiesta tener vida propia. El estilo de Daniel Cano es así, movedizo y muy libre, y lo mismo entra en las estructuras clásicas como sale de ellas, y a veces reescribe con una sintaxis moderna clichés archiconocidos. Esto supone una especie de premio para el que escucha, porque su trompeta habla de cosas conocidas pero en un lenguaje nuevo, lo que aporta frescura a su jazz a pesar de que, a veces, sus composiciones son complicadas a la manera que sólo los valientes se complican la vida. Otros temas como "Changes" o "Buenordías" (algunos títulos brillan por su humor) reafirman esta sensación. Si hay que reinventar el jazz, que sea de esta manera.


Nos ha gustado especialmente la melancolía de "Don't Touch the Blue" y el optimismo de "¿Tú siempre tienes que ser el mismo?", un tema en cuyo chorus resuenan influencias de Lee Morgan y del Donald Byrd de Mustang!, quizás uno de los temas que mejor definen la heterodoxia el disco, si se pudiera definir en un tema un álbum tan complejo.

Quizás la base de la complejidad esté en la forma tan cerebral de componer de Daniel Cano, pero la elección de los músicos del disco también tiene algo que culpa: en el saxo está el ecléctico Pedro Cortejosa, tan inquieto y creativo como Cano, en el contrabajo el inigualable Paco Charlín, a la guitarra Wilfried Wilde muy rítmico y fluido, moderno, y en la batería Jesús Pazos.

Por último, manifestar que uno se queda con la sensación de haber escuchado un disco moderno y clásico al mismo tiempo, con múltiples influencias y que, si Ornette Coleman hubiera tocado la trompeta, podríamos decir que hemos asistido a un duelo entre Ornette y Lee Morgan. Así de confusa pero placentera es la escucha de Don't Touch the Blue.

Y si les ha sabido a poco, aquí el EPK del álbum:




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* Web oficial: www.danielcanoamaro.com

** Blue Asteroid Records: www.blueasteroidrecords.com

OUTRO

Baladas y bop

No, cuando titulamos este artículo como Outro no estamos anunciando el final de nada. Outro es el segundo disco como líder del guitarrista gallego Felipe Villar. Grabado en enero de 2015 en Vigo, inlcuye 9 temas que van desde las baladas al bebop, razón por la cual hemos usado un subtítulo que recuerda a uno de nuestros discos favoritos de Miles, un disco que recrea un ambiente intimista (y, a la vez, inquieto) realmente cercano al de esta grabación de Felipe Villar.


Del primer álbum de Felipe Villar, Home, nos gustó su inclinación hacia el bebop y la manera en que recreaba con su guitarra una tradición olvidada, ya que pocos aficionados de hoy miran hacia la guitarra cuando hablamos de bebop. Este segundo trabajo lo afianza en este estilo a pesar de lo heterogéneo de las composiciones. En Outro encontramos versiones de Billy Strayhorn ("Lotus Blossom"), Rodgers & Hart ("With a Song in My Heart") y 6 temas originales, 5 de ellos compuestos por Felipe Villar. Algunos títulos son un guiño a los grandes del bop, como "There Will Never Be Another Lennie Tristano" o este "Rhythm A Min" que no sólo juega con el título del tema de Monk, como pueden escuchar a continuación con sólo pulsar el botón de play.



Del resto de las composiciones originales destacamos la sutileza e introspección de las baladas, que exploran otros ritmos y otros recovecos del bop ("Viernes negro"), y temas más inquietos como "There Will Never Be Another Lennie Tristano", en los que el trío navega por un mar de recursos y colores que parecen interminables, cosas del jazz, mientras que otros más valientes ("Ella") comienzan con exploraciones rítmicas derivadas del funk para romper en estribillos absolutamente boperos. Ayuda la compenetración con la sección rítmica, que se lo trabaja en todo momento. Soberbio está José Manuel Díaz (Pablo Seoane Trío, Telmo Fernández Trío) especialmente en "Ella" y en las baladas, destilando blues en cada oportunidad, mientras que el baterista Max Gómez (Factor E-Reset, Juyma Estévez Trío, Rafa Fernández Quinteto) nos deleita con un abanico interminable de recursos que hay que escuchar para creer. En este sentido, habría que destacar esa comunicación continua del trío que no es conversacional, término que acuñó Nat Hentoff, sino un auténtico diálogo a tres bandas en el que cada uno ocupa su lugar sin pisar al otro y sin turnos innecesarios.





Añadimos un video en directo, por si el anterior ha sabido a poco.






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DUKE ELLINGTON's HARLEM SUITE

Bienvenidos a la amalgama

Que Duke Ellington fue un genio sobra decirlo, de manera que no es necesario recordar sus méritos musicales ni lo longevo de su creatividad. Cualquier álbum del Duque al que uno recurra para que "le salve la vida", como decía la chica de American Hustle, es garantía de que uno va a pasar un buen rato. La obra de la que hoy hablamos y que lleva toda la semana sonando sin parar dentro de nuestra cabeza es la conocida como "Harlem Suite".

El tema en cuestión, una suite de 14 minutos, comienza con un solo de trompeta que entona repetidamente la palabra "Harlem" y que marca la frontera racial del territorio al que estamos a punto de viajar musicalmente... Les invitamos a acompañarnos pulsando play más abajo..


Toda la amalgama de razas y tradiciones va ilustrando paulatinamente la suite. El propio Duke lo explicaba en sus memorias con las siguientes palabras: "Es domingo por la mañana. Vamos paseando de la calle 110 hasta la Séptima Avenida, dirigiéndonos al Norte a través del Harlem hispano y al Oeste por el barrio hindú hacia la zona de negocios de la calle 125... Puedes oír un desfile pasar o un funeral o reconocer el paso de esos que reclaman derechos civiles." De hecho, está todo ahí: las prisas, el metro, el gentío, el cambio cultural de una calle a otra... incluso se puede percibir la moda, la forma en que vestía Harlem en 1950, hablaba, se movía...

Diversas fuentes apuntan a que fue el pianista clásico Arturo Toscanini quien encargó a Duke la composición de esta suite, de ahí la estructura culta de la pieza. El italiano, atraído por la mezcla de sonoridades del jazz ellingtoniano jamás llegó a dirigir la obra, que fue incluida un año después en el álbum Ellington Uptown (Columbia, 1951) y aparecía con el título completo de "A Tone Parallel To Harlem (Harlem Suite)". Duke repite esta perspectiva clásica del jazz en otras composiciones como la "Liberian Suite" o la "Suite Thursday", llegando a estrenar alguna con orquesta sinfónica, pero, a nuestro parecer, ninguna de ellas aúna con tanta autoridad los cánones musicales occidental y africano como esta "Harlem Suite".

Aunque para los expertos, la década de los 50 (y especialmente su primera mitad) fue la época más anodina de Duke, lo cierto es que el elenco de músicos que participa en este disco es espectacular e incluye a más de 30 músicos, entre los que cabría destacar (por no nombrarlos a todos) a Billy Strayhorn al piano; Clark Terry y Ray Nance a la trompeta; Juan Tizol al trombón de válvulas; Willie Smith y Johnny Hodges en el saxo alto; Paul Gonsalves al tenor; Fred Guy a la guitarra; Oscar Pettiford al bajo...

AMÉRICA, AMÉRICA

ALAN BROADBENT & NDR BIG BAND, America the Beautiful 
(Jan Matthies Records, 2014)

Llevamos algún tiempo destacando que la música de big band actual no tiene nada que ver con la que nació en los años 20. Lo comentamos a propósito de proyectos que nos hicieron disfrutar, como The Good Feeling, de la big band de Christian McBride, o el decateto (tentet en inglés) Factor E-Reset de Marcos Pin: las big band actuales no son orquestas para bailar. Pero ahora, al escuchar este nuevo proyecto en el que vuelve Alan Broadbent acompañado por la NDR Bigband, encontramos una singularidad, un disco en el que música y tradición se funden. Alan Broadbent fue parte de la orquesta de Woody Herman y eso se nota. También ha trabajado con Charlie Haden y ha sido arreglista y director en giras de Natalie Cole y Diana Krall (Live in Paris). Ya hablamos de él cuando reseñamos su anterior trabajo.

Si el anterior álbum de Broadbent, su disco a piano solo Heart To Heart (Chilly Bin, 2013) podía considerarse una especie de clímax argumental de su carrera, un punto al final del camino donde confluían toda su experiencia jazzística, una apocatástasis que servía para demostrar lo anterior, y que obtuvo 5 estrellas en revista Downbeat, el presente álbum, titulado America The Beautiful, es una vuelta de tuerca tan interesante como excitante.

Por un lado, vuelve el elemento sentimental: Broadbent, nacido en Nueva Zelanda, elabora una especie de "nota de agradecimiento" a su tierra de adopción, los Estados Unidos de América, y lo hace devolviéndole la música que ha inspirado su carrera, el jazz de las grandes big bands. "America The Beautiful" es una canción patriótica compuesta por una maestra de escuela en el siglo XIX. Por otro lado, está la música en sí, con partituras envolventes en las que el piano y la banda conversan de una manera tan sutil que podría parecer que han estado toda la vida tocando juntos.




Sobre la NDR Big Band podríamos decir que fue fundada en Hamburgo en 1945 como parte de la Radio Tanzorchester Hamburg y que pronto se orientó hacia el jazz, aunque su nombre actual no se utilizó hasta 1987. Formada por solistas de renombre internacional, ha acompañado a numerosos músicos de jazz y ahora aparece junto a Alan Broadbent en esta grabación de la hamburguesa Jan Matthies Records.

Para resumir, podríamos decir que la América que podemos escuchar a través de los sentimientos de Alan Broadbent y el poder de la NDR Bigband es una América espectacular, llena de matices, revisitada a través de sus propios recuerdos (sobre la base de "All The Things You Are" podemos escuchar la nueva "Between The Lines"), inspirada en los músicos que lo llevaron al jazz (fabulosos homenajes a Billy Strayhorn en "Sonata for Swee' Pea" y a Sonny Clark en "Sonny's Step"). Todo un festival que arrastra al aficionado de principio a fin.

El álbum sale a la venta el 23 de abril, día en que Alan Broadbent cumple 67 años, y se puede escuchar y comprar en su web.

NDR Bigband:

Jörg Achim Keller, director; Thorsten Benkenstein, trompeta, fiscorno; Ingolf Burkhardt, trompeta, fiscorno
Claus Stötter, trompeta, fiscorno; Reiner Winterschladen, trompeta, fiscorno; Felix Meyer, trompeta; Fiete Felsch, saxo alto y soprano, flauta; Peter Bolte, saxo alto y flauta; Gabriel Coburger, saxo tenor, soprano y clarinete; Christof Lauer, saxo tenor y clarinete; Lutz Büchner, saxo tenor, soprano, flauta y clarinete; Frank Delle, saxo barítono, clarinete bajo y flauta; Edgar Hertzog, clarinete bajo, saxo barítono y flauta; Dan Gottshall, trombón; Rainer Sell, trombón; Stefan Lottermann, trombón; Ingo Lahme, trombón bajo; Ingmar Heller, contrabajo; Marcel Serierse, batería; Martijn Vink, batería.
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* Disponible en: www.alanbroadbent.com

** Web de la NDR Bigband: www.ndr.de/bigband

*** Jan Matthies Records: http://janmatthies.com/blog/en/

TAKE THE 'A' TRAIN

Standards vol. 5

"Take the 'A' Train" fue compuesta para la Duke Ellington Band por su alter ego, el pianista Billy Strayhorn, que hizo así su debut como compositor. Duke tocaba en Los Angeles y se le podía oír por la radio cada noche, pero una huelga de la ASCAP le impedía tocar sus propios temas. Estas cuestiones de derechos de autor le obligaron a contratar a Billy Strayhorn, quien compuso para él éste, entre otros temas. "Take the 'A' Train" se grabó finalmente el 15 de febrero de 1941 y aún hoy sigue siendo el tema emblema de Duke, el que le sirve de presentación y el que nos viene a la memoria cuando alguien lo nombra, uno de los standards más repetidos, en orquestas y en pequeños combos; desde Ella Fitzgerald hasta Saori Yano, músicos bien distintos han aportado su versión de "Take the 'A' Train": es, por ejemplo, el tema musical con el que se abre la película de Martin Ritt Un día volveré (titulada originalmente Paris Blues, 1961).


El tema comienza con ese ritmo asociado al traqueteo fácilmente identificable de los viejos trenes de vapor, un ritmo adictivo que lo ha convertido en un clásico, y termina con un ilustrativo diminuendo. De la misma manera que componía constantemente, Duke también arreglaba los temas. El objetivo era sacar siempre el máximo partido a sus músicos. El solo original de "Take de 'A' Train" lo interpretó el trompetista (y también violinista y cantante) Ray Nance cada noche desde su estreno hasta su muerte en 1965. Se dice que lo hacía de memoria y al pie de la letra, sin cambiar una coma (digamos, por seguir la metáfora gramatical). Fue sustituido en la orquesta de Duke y en "Take de 'A' Train" por Cootie Williams.

Duke utilizó este tema como bandera en todos los conciertos de su carrera hasta su retirada en 1974, renovándolo a medida que las modas iban y venían pero manteniendo siempre el espíritu de la melodía. En 1944 Joya Sherrill le puso letra. Tenía 20 años y llevaba tres trabajando esporádicamente con la orquesta de Duke. A partir de aquí la contrató como miembro de la orquesta.


En este enlace les remito a la página del Smithsonian, donde hay unos interesantes y jugosos documentos de Albert H. Small sobre "Take the 'A' Train", pero si quieren algo más directo, en los siguientes videos podemos oír el tema en pequeño formato (trío y cuarteto). En el primero, intepretado por el mismo Duke Ellington, se puede apreciar la personalidad de Duke en la interpretación, en el espíritu del tema y en el sorprendente y delicioso final. El segundo es del también pianista Dave Brubeck.




La interpretación de Brubeck ofrece su propio estilo, más complicado que el de Duke, y con más protagonismo para el solo de Desdmond. Otra delicia:





GERMÁN KUCICH & GUSTAVO GARCÍA

Insólita asociación piano/guitarra

Más jazz made in Spain, aunque se trate de dos músicos argentinos que viven en Madrid y Barcelona, respectivamente, que hacen un jazz original, atrevido y sin fusiones de por medio. La música de Germán Kucich (piano) y Gustavo García (guitarra) en su disco Dúo (Youkali Music, 2010), reúne ingredientes tan improbables como simplicidad (es un dúo) y sofisticación (conceptual, compositiva e interpretativa), jazz valiente y moderno que encajaría en algún sello europeo como, por ejemplo, ECM.

EL disco comienza con un dúo en el que los dos instrumentos tocan a la vez, nota por nota al unísono, confundiéndose, creando una sonoridad inusual, como si de un nuevo instrumento de cuerda/percusión se tratara. Pero quizás no sea el virtuosismo lo único que ofrece este álbum.

El riesgo necesario para montar 11 temas con dos instrumentos se hace patente en cada corte, y sólo el delicado equilibrio que logra la conjunción rítmica de estos dos músicos consigue salvar los escollos uno a uno, porque los temas fluyen, se dejan arrastrar por la rítmica del piano y el contrapunto de la guitarra, y consiguen que, al escuchar, no echamos de menos ningún instrumento más.

Esta fluidez de la que hablamos se hace más patente y gozosa en “Moon and Sand” (Wilder / Palitz / Engvick), en temas clásicos como “Lotus Blossom” de Billy Strayhorn o en “My Funny Valentine”, aquí en una versión menos contenida y mucho más apasionada que la que estamos acostumbrados a escuchar, con más swing, mientras que en temas como “How Long Has This Been Going On” (Gershwin / Gershwin) Kucich y García juegan con la ventaja de que el piano y la guitarra son el dúo perfecto para interpretar el blues, y he de decir que este tema suena mucho mejor así, a ritmo de blues, aunque al final dejen una nota muy Gershwin a modo de coda.

Otros temas que destacan en el disco son “Harlequin” de Wayne Shorter en una versión muy interesante y mucho más bella melódicamente que la que grabó en su día Weather Report, “Eatalot” (original de Gustavo García) y un tema que desconocía de Paul McCartney (!) llamado “Arrow Through Me”, que pone en mayúsculas la calidad de los músicos, sobre todo en el ajustadísimo final del tema, preciso, casi de relojería. La versión de “Think Of One” en dúo piano/guitarra es mucho más impresionista y esquemática que la original, una destilación casi alquímica del espíritu de Monk cuyo resultado es realmente excitante.


Germán Kucich ha tocado con músicos de la talla de Pedro Iturralde, Miguel Ángel Chastang, James Moody, Perico Sambeat o Javier Colina. 




Gustavo García ha tocado junto a Marcelo Castro, Mariano Díaz y Stewart Copeland. El disco fue grabado en los estudios Infinity de Madrid y producido por Thomas Schindowski.


 
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* Se pueden escuchar algunos temas en Myspace: 


** La foto de G. Kucich es de Javier Nombela y está tomada de Tomajazz. La de G. García la trajimos de su Myspace.

UN DÍA VOLVERÉ

París como exilio predilecto

París y el jazz, un binomio inquebrantable. Nadie duda que, si hay un epicentro creativo en el jazz en Europa, ése es París. Durante las décadas (especialmente) de los 50 y 60, todos los músicos americanos que salían de su país se instalaban en París. La especial receptividad del público francés, la abundancia de clubes ya existentes en la orilla izquierda del Sena y la relajación moral, muy diferente a la impuesta por las políticas de McCarthy en los USA, impulsaron a muchos músicos a cambiar de aires e instalarse allí.









Hubo otras muchas razones, por supuesto, como la acumulación de antecedentes penales por el tema de las drogas o la radicalización de ciertas posturas racistas norteamericanas, que coincidieron con una mayor concienciación de los colectivos negros por sus derechos civiles. De esto último trata, en cierto sentido, Un día volveré (originalmente titulada Paris Blues y dirigida por Martin Ritt en 1961). Un músico negro (Sidney Poitier) que vive afincado en París, donde toca en un club de jazz en el que goza de cierto pretigio, conoce a una turista americana, también de color (una jovencísima Diahann Carroll) de la que se enamora. Ella lo pone entre la espada y la pared, o entre el jazz de París y el regreso a Estados Unidos, convencida de que su deber es no huir sino luchar in situ por los derechos civiles de los negros.


Desde el punto de vista cinematográfico, la película es una floja historia de amor, y sólo Joanne Woodward es capaz de crear un personaje fuerte y con carácter. Sin embargo, desde el punto jazzístico, Paris Blues acumula méritos para ser una cinta de culto entre los aficionados. Por un lado, está la fabulosa banda sonora de Duke Ellington, que acompaña cada momento de la película y creo que es, junto con Anatomía de un asesinato (Otto Preminger, 1959), su mejor composición para el cine (¡"Mood Indigo"). Por otro lado, está Louis Armstrong interpretando a Wild Man Moore, un trompetista de gira con su orquesta por Europa. De las dos breves apariciones de Satchmo en la película, la segunda, cuando irrumpe con su banda en el club donde tocan los protagonistas, desafiando uno por uno a todos los músicos de la banda, es fabulosa. Él toca, su trompeta señala y desafía a cada uno de los músicos, y éstos responden como en las mejores jams. Un momento jazzístico glorioso que podéis ver en este video:




También hay muchos otros ingredientes: el escenario, un club subterráneo de la orilla izquierda, con un público entregado y heterógeneo, muy auténtico; el músico interpretado por Serge Reggiani, que se debate entre la droga y sobrevivir por la música, nos devuelve la imagen de tantos músicos de jazz de la época; el bajista del combo es Guy Pederson y el pianista es Aaron Bridgers, quien fue pareja de Billy Strayhorn, a quien abandonó para exiliarse a París huyendo de la homofobia que inundaba América en 1947; el repertorio que toca el combo en la película (Mood Indigo, In a Sentimental Mood...) es imprescindible...


Muchas veces, las razones de un exilio no radican simplemente en de dónde se huye sino a dónde se elige llegar. París es, desde el siglo XIX, un referente del arte, un imán que atrae y revoluciona a los artistas que eligen instalarse allí. En el XIX fue la pintura, en el XX el jazz. ¿Fueron los músicos americanos quienes trajeron el genio a París o fueron ellos quienes recibieron su magia? Funcione en la dirección que funcione, París y jazz conforman un tándem increíble. La llegada de músicos de todo el mundo no ha cesado. París espera siempre. Los clubs, también. Llevo años diciéndolo. Un día volveré.

MY FUNNY VALENTINE

a.k.a. My ideal

Como no se me da bien eso de ponerme romántico y como no tengo (ni nunca he tenido) costumbre de celebrar el Día de los Enamorados (o de San Valentín como lo llaman los americanos y hemos terminado llamándolo aquí) voy a intentar poner en esta fecha tan señalada por los centros comerciales una nota discordante. Llamémosla blue note, por ejemplo.
Os propongo un referéndum musical. A tal efecto, he colocado más arriba una encuesta para saber si esto del amor (unión, relación, contacto o fusión) os mola en el jazz, de manera que la Diosa Tecnología os va a permitir durante una semana dejar vuestra opinión sobre qué tándems (o parejas casuales, que ahora el matrimonio es otra cosa y el amor no digamos...) piensas que ha dejado resultados más brillantes en la Historia del Jazz?
La mía ya está marcada.
Por cierto, olvidaba recalcar una cosa: está permitido marcar más de una respuesta.....