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EL ÚLTIMO DÚO

DAVID LENKER & VICENTE SOLSONA, 
A Few Remarks (LaLabelWeb, 2024)

En el vasto universo del jazz hay músicos cuyos nombres nunca se escuchan. Son músicos que aparecen en grabaciones como sidemen, músicos que escuchamos en algún club de jazz por casualidad o que no han tenido, por cosas de la mercadotecnia o de las discográficas, la repercusión necesaria. Nombres como David Lenker o Vicente Solsona quizás no estén en boca de todos los aficionados, pero corresponden a dos músicos con una experiencia tan dilatada que cuesta pensar que no hayamos coincidido. Por desgracia, el álbum a dúo (piano / guitarra) que escuchamos hoy llega después de que Lenker falleciera, desgracia que retrasó el lanzamiento del disco. Lo escuchamos, por tanto, como un homenaje póstumo.

Porque A Few Remarks es, a su vez, un homenaje múltiple, un tributo a los compositores que influenciaron a estos músicos de jazz que, como muchos, han pasado también por escenarios acompañando a cantantes de otros géneros. Bill Evans, Lennon & McCartney, Monk, Antonio Carlos Jobim... son algunos de los compositores versionados en esta formación (que siempre considero tan exigente y valiente) como es el dúo de jazz.

David Lenker fue un pianista y compositor de Pensilvania que vivía en España desde 1987. Acompañante de músicos de la talla de Jorge Pardo, Perico Sambeat, Carles Benavent, Bob Sands o Antonio Mesa) llegó a grabar un disco como líder en 2001 y compuso bandas sonoras para el director francés Vincent Biarnés. Tiene un gutsto muy elegante por las notas de blues, y esto se nota de manera conmovedora es su composición "Blue Ballad", que aparece en este disco, con una forma peculiar de integrar el blues en un dúo con guitarra. Vicente Solsona, por su parte, nació en Segorbe (Catellón) y se licenció en composición en el conservatorio de Málaga. Habitual también como sideman (Ximo Tébar, Perico Sambeat, Jose Carra...) ha compuesto y grabado música experimental y para ballet. Como guitarrista, nos encanta, especialmente, la forma en que lleva adelante la melodía en "Pools", improvisando durante todo el tema con muchas referencias.

No, ni Lenker ni Solsona hacen un jazz arriesgado ni moderno. Sus voces se mueven en un marco de contención lleno, sin embargo, de sensibilidad y expresividad, con notas cambiantes que, por momentos, emocionan. Esa forma de atacar el piano en "Remembering The Rain", tan distinta a la de Bill Evans, muestra una voz personal con su propio sentido del ritmo y la emoción. Lo mismo podríamos decir de la guitarra de Solsona, que envuelve de notas todo lo que versiona, improvisando y enfatizando los originales (especialmente notable en "Nodoby Knows" de Michel Legrand). Las siempre insólitas figuras musicales monkianas están presentes en su versión de "Think of One" mezcladas hábilmente con improvisaciones personales. "Aguas de marzo", por su parte, se mueve entre la bossa y el swing con tanta naturalidad que justifica aquel hermanamiento entre el jazz y la bossa que surgió hace 50 años y que despistó a puristas y sedujo a los aficionados.

A Few Remarks es un disco recomendable para amantes del jazz sin sobresaltos que busquen expresividad sin exceso de artificios.


* Más info: www.microscopi.cat/product-page/afewremarks

TIEMPO DE HOMENAJES

CLARK TERRY, WAYNE SHORTER, MONK...

Recopilamos en este artículo (sin interés comparativo) tres álbumes monográficos editados recientemente. Cada uno de ellos se mira en un jazzman clásico para enfocar su repertorio con una personalidad nueva. Son un saxofonista que reimagina a Monk, un guitarrista que lleva a su terreno temas de Wayne Shorter y un saxofonista barítono que versiona a Clark Terry con toda una big band detrás. Cosas del jazz.


ADAM SCHROEDER & MARK MASTERS, CT! 
(Capri Records, 2024)

El arreglista Mark Masters aparece con regularidad en el panorama del jazz al frente de discos muy interesantes en los que juega simplemente el papel de arreglista o de director. En el disco que hoy escuchamos, se ha aliado con el saxofonista barítono Adam Schroeder para versionar nada más y nada menos que a Clark TerrySeguramente, los standards compuestos por Clark Terry no tengan los títulos más recordados entre los aficionados al jazz, pero todos reconocen perfectamente la voz de su trompeta. En este disco, el papel protagonista lo tiene Adam Schroeder (no interpreta a Terry salvo en espíritu), uno de los músicos más solicitados de Los Angeles, que se mueve con elegancia y contundencia en temas como "Groundhog" o "Boardwalk", con un swing enérgico que se aprecia mejor en el barítono. 


Schroeder concibió el proyecto como una celebración del centenario de CT, pero el parón de la pandemia le hizo posponer el proyecto, ahora publicado por Capri Records. En alianza con el arreglista Mark Masters, ha definido este proyecto a lo grande, con una docena de músicos (Sal Lozano, saxo alto; Bob Sheppard, tenor y soprano; Kirsten Edkins, tenor; Adam Schroeder, barítono; Francisco Torres, trombón solista; Ido Meshulam y Lemar Guillary, trombones; Dan Fornero; trompeta solista; James Ford y Aaron Janik, trompetas; Edwin Livingston, bajo; Peter Erskine, batería) y temas arreglados de una manera muy inteligente, respetando el espíritu juguetón de la música original pero acercándola (mérito de Masters) a la filosofía de Duke o de Count Basie, jugando con el ritmo y con intervenciones explosivas de los vientos, eso sí, con un brillante sonido de big band moderna. Los temas de CT, llenos de solos, guardan constantes momentos de esos que un aficionado al jazz aprecia. También continen pasajes que nos recuerdan aquella complicidad entre Clark Terry y Pepper Adams... o Bob Brookmeyer. Nostalgias... 




* Más info en Capri Records: caprirecords.com

* Foto: Joe Masters.






CHRISTOPH GRAB'S REFLECTIONS QUINTET, Oneness
(Lamento Records, 2023)

En Oneness, el saxofonista suizo Christoph Grab y su quinteto Reflections hacen un particular homenaje a la música de Thelonious Monk con un repertorio que se sale de lo habitual, rebuscando en su discografía para construir su propia versión de los grandes éxitos de Monk sin sus temas más conocidos. Sí, están "Ugly Betty" y "We See", pero muchos echarán en falta temas mucho más escuchados (y repetidos). A este repertorio inesperado se une una formación bastante inusual, un quinteto sin instrumento armónico, con tres vientos al frente: saxo, trompeta y trombón (Christoph Grab, Lukas ThoeniAndreas Tschopp, respectivamente), bajo (Bänz Oester) y batería (Pius Baschnagel).


Los arreglos (todos de Grab) respetan los indecisos ritmos de Monk (ah, esa seductora versión de "Skippy") y adapta su peculiar manera de escribir los acordes al lenguaje de un quinteto con la peculiar tímbrica de tres instrumentos de viento sonando al unísono. A eso se añade una dosis bastante importante de improvisación. El grupo suena bastante melódico en los chorus y, por momentos salvaje, en temas donde la improvisación "empuja" a las composiciones de Monk hasta sonoridades callejeras que nos recuerdan a Nueva Orleans ("Wee See") o más contemporáneas y atonales ("Work") sin perder de vista la filosofía monkiana en ningún momento.

En definitiva, un disco recomendable, tanto para fans de Monk como para seguidores de sonidos más modernos, en especial porque demuestra que la modernidad de este pianista fallecido hace 40 años sigue vigente.



* Más info: www.christophgrab.com


ERAN HAR EVEN, Shorter Days (World Citizen Music, 2024)

El homenaje (quizás) más inesperado es el del guitarrista Eran Har Even. Su álbum Shorter Days es toda una revelación. A priori, reinterpretar las armonías de un músico tan complejo como Wayne Shorter a las seis cuerdas parece imposible. Transportar su música para saxo es, ya de por sí, un trabajo que no puede dar buenos resultados, pero el guitarrista (a trío con el bajista Omer Govreen y el baterista Wouter Kühne) se ha centrado en las melodías y las armonías para construir un sólido homenaje donde trae a su terreno los temas de Shorter para que parezcan escritos para guitarra. 


Documentales como Zero Gravitydirigido por Dorsay Alavi (y producido por Brad Pitt, entre otros) para Prime Video, no hacen sino avivar la nostalgia por este compositor tan espiritual, siempre buscando nuevas dimensiones musicales. Puede que, a la guitarra, sus temas no suenen tan místicos, y tengamos que asumir que, en el fondo, Shorter era humano, pero su jazz, especialmente el de sus inicios, suena efervescente y swingueante en las manos de Eran Har Even ("One by One", "Capricorn"), evocador en la desnudez del trío ("Night Dreamer", que mantiene su delicioso 3/4 original) o lleno de extensos discursos melódicos ("Nefertiti").

Quizás sea un álbum que vaya a gustar más a los aficionados a la guitarra de jazz que a los fans de Shorter (a quienes también recomiendo) pero es un buen ejemplo de cómo hacer un tributo a un músico respetando su filosofía musical y, al mismo tiempo, empleando una voz personal, nueva.



* Más info: www.eranhareven.com

EL RITMO DE LOS '60

DAVID VIÑOLAS, David Viñolas 5et (2021)

El panorama del jazz en España se mueve. No dejan de llegarnos discos y nombres nuevos que no conocíamos, unos por novedad o por juventud y otros por falta de promoción. Hace unas semanas escuchábamos el original proyecto de Nucli Trío y hoy andamos disfrutando del nuevo disco de su batería, David Viñolas, un percusionista catalán formado en el Taller de Músics, ciego de nacimiento, un espíritu inquieto que ha creado formaciones tan originales como un trío de baterías llamado Stick in Trio y que ha experimentado con grupos de jazz, reggae, rock, flamenco, funky... Después de grabar a trío (Cap al capvespre, Quadrant Records, 2014) y pasar por diversas formaciones, colaboraciones y experimentos, acaba de publicar un disco a quinteto que refleja esa esencia divertida y fresca de los grupos de los '60, con sonidos hardbop, cool...

El quinteto es un quinteto clásico: trompeta (Pol Omedes), saxo tenor (Miguel Fernández), piano (Joan Monné), contrabajo (Manuel Fortià) y batería (el propio Viñolas). También hay una colaboración de Rita Payés en el estándar "Ruby My Dear". 


Con estos músicos, Viñolas reconstruye ese jazz estimulante y atemporal que nos hizo enamorarnos de esta música, y lo hace con temas originales y también con clásicos, que no están exentos de ideas nuevas y frescas. "Falcó pelegrí", que abre el álbum, o "Pols oposats s'atrauen", son temas que podríamos haber escuchado en cualquier álbum de west coast. El sonido es fluido y preciso, con todas las tímbricas funcionando de manera precisa para dar un sonido natural y brillante. Los solistas tienen espacio y eso nos gusta. Viñolas, por su parte, es como una máquina, preciso, con una rítmica que agrupa, sin romper ni sobresalir, juguetona y llena de recursos. Un ejemplo claro es el solo de trompeta en "Cercant Camins", donde la sección rítmica, muy picada, sobresale (casi) sobre el solista. 


Es evidente que Viñolas ha bebido mucho de los bateristas clásicos pero, de entre todas sus influencias, en este disco rinde homenaje a Jordi Rossy, uno de los bateristas locales más solicitados en toda Europa (le hemos escuchado recientemente con Miguel Zenón, Sam Braysher, Martín Leiton, Yuri Storione...), y lo hace versionando un tema de Rossy titulado "MR Smiles".

Resumiendo, es un disco moderno que mira a la tradición sin complejos, con buenos arreglos, que adaptan de una manera muy personal los dos standards del disco ("Ruby My Dear" y "Days of Wine & Roses") y aportan una personalidad que da homogeneidad a todo el álbum y que hace que la escucha fluya de tal manera que apetezca repetir. 



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* Web: davidvinolas.com

* Fotografías: Diana Martín Lapeña

LEGADO, TÉCNICA Y ALMA

TRINEICE ROBINSON, All or Nothing (4RM Music, 2021)

Pocas vocalistas nos devuelven ese sabor del jazz clásico que nos emocionó y nos enganchó a esta música. La voz de Trineice Robinson tiene ese color que nos lleva a rebuscar en nuestra discoteca discos de la Época Dorada, discos que teníamos olvidados, pendientes de las novedades. A este tono clásico se suma su experiencia en el soul y en el gospel, que aportan ese alma en la voz que hace que cada tema resulte conmovedor. 

Con una consolidada carrera como cantante y pedagoga,  Dr. Trineice Robinson es profesora de canto en estilos tan variados como jazz, gospel, R&B, blues... entre otros lugares, en la Universidad de Princeton, donde imparte canto de jazz, y ha creado Soul Ingredients®, un método de enseñanza para desarrollar el potencial de los alumnos tomando sus experiencias personales, influencias musicales y modelos para alcanzar la máxima expresión. Además, actúa en vivo regularmente. Así, su postergado disco de debut le llega a los cuarenta años, después de varias décadas habiendo dedicado su vida a la música negra. 

En All or Nothing, grabado entre el 17 y el 19 de diciembre de 2018 y que aparece ahora, en agosto de 2021, llega acompañada de un combo all stars con los que ya había colaborado en escenarios o la docencia, un grupo el que podemos escuchar al saxofonista Don Braden, el pianista Cyrus Chestnut, el bajista Kenny Davis y el baterista Vince Ector. También, en algunos temas, aparecen Phil Orr al piano, el guitarrista Joe “Stretch” Vinson, el percusionista Kahlil Kwame Bell y una sección de viento (Ian Kaufman, John Meko Nils Mossblad). Con todo este potencial, nos encontramos con un repertorio de standards (y temas originales) que demuestran que su voz y su manera de usarla encajan en cualquier categoría que se nos pueda ocurrir. 

Entre los temas clásicos, rindiendo un sentido homenaje al legado, como parte de la filosofía de su carrera, escuchamos "All or Nothing", que abre el disco con contundentes arreglos de Don Braden que contrastan con el fraseo de la voz; "Footprints" de Wayne Shorter, con letra de Nandita Rao; una versión íntima de piano y voz de "Come Sunday" (Ellington); "The Very Thought of You", que es casi un dúo saxo/voz, y que tiene como introducción "If This Is Love", original de la cantante. Una buena selección de clásicos que culmina cuando Trineice Robinson pone voz a Thelonius Monk en "You Know Who (I Mean You)".


Todo este legado de jazz, pasado por el tamiz de la voz de Trineice Robinson y su filosofía basada en conceptos como sing your soul y music your story, se eleva a otro nivel cuando toca el soul, presente en el disco en dos temas: un  sentido tributo a Marvin Gaye en "What's Goin On" (con un intenso solo de Cyrus Chesnut) y otro algo más alegre en "La Costa" de Natalie Cole (con Phil Orr al piano). Como conclusión, el álbum termina con un tema gospel arrollador que culmina en un solo a cargo de su hijo, un joven cantante de 10 años llamado Lindsay Martin, Jr. Así es, en resumen, el disco de debut de Trineice Robinson, legado, técnica y alma en la vez. 

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* Web: drtrineice.com

* Fotos: Allison V. Brown.

LA FELICIDAD EN EL JAZZ

YOKO MIWA, Songs of Joy (Ubuntu Music, 2021)

El título sugiere placer, goce, felicidad. Yoko Miwa parece disfrutar como una niña pequeña cuando se mueve por el teclado pero lo que hace no es un juego sino una elaborada fantasía que engloba (en especial en esta grabación) la tradición de muchas décadas de buen jazz y el buen gusto de esta japonesa afincada en Boston. El tema que inspira el título ("Song of Joy" de Billy Preston) es un canto a la vida en estos tiempos difíciles. 

Es solo una excusa. El resto del disco es también jazz lleno de alma, de vida, que fluye de composiciones donde la propia Miwa expresa esa frustración que ha invadido a los artistas durante la pandemia por no poder expresarse frente a un público. Con su trío habitual (Will Slater al contrabajo y Scott Goulding en la batería), Miwa marca una evolución latente en su manera de tocar y componer. Temas como "Largo Desolato" o el apasionado "The Lonely Hours" muestran con una belleza y una pasión enormes ese tipo de tristeza del que estamos hablando. 

Como respuesta a la desolación, sigue un tema rítmico y lleno de fuerza, una versión de "No Problem" (Duke Jodan). Una reacción enérgica a este tipo de melacolía. No hay tema triste que no tenga su respuesta en el disco, escribiendo una conversación interior de la pianista/compositora consigo misma (una de sus composiciones se llama "Small Talk"). Efectos secundarios de la soledad producida por el aislamiento al que hemos sido sometidos estos meses. Pero lo importante es que donde más brilla (opinión personal) Yoko Miwa en este disco es en los temas que expresan vitalidad, energía, como "The Rainbirds", "Inside a Dream" o "Small Talk". El optimismo es patente. 
“Cuando la pandemia comenzó, decidí escribir algo cada día”, explica Miwa. “Intenté sentarme al piano y tocar lo que sentía ese día. Por supuesto, me sentía frustrada, pero intenté seguir siendo positiva.”

Hay en su forma de tocar una inspiración latente de Ahmad Jamal, Errol Garner, McCoy Tyner... pero, después de haber escuchado su evolución a través de sus últimos discos, podemos decir que tiene una personalidad propia y muy fuerte. Se nota cuando hace versiones, porque las lleva a su propio territorio. En este álbum podemos escuchar, por ejemplo, versiones como "Think Of One" (Thelonius Monk), que la pianista deconstruye y vuelve a construir con nuevas armonías y un ritmo aún más complejo que el original, o "Tony's Blues" (Tony Germain), de ritmo cambiante y muy expresivo. El álbum termina con la dramática "Babe I'm Gonna Leave You" (Anne Bredon), donde el contrabajo (Brad Barret aquí sustituyendo a Slater) lleva la melodía con el arco mientras el piano hace de acompañante. 

Recibimos con el placer habitual este nuevo disco de Yoko Miwa, especialmente porque evoluciona como intérprete y como compositora y porque ha conseguido, como pocos artistas, aprovechar el parón de la pandemia para crear y para reinventarse.


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* Web oicial: www.yokomiwa.com

* Más artículos sobre Yoko Miwa aquí

UNA VUELTA DE TUERCA

YOKO MIWA, Keep Talking (Ocean Blue Tear Music, 2019)

El nuevo álbum de la pianista japonesa radicada en Boston Yoko Miwa da muestra de su constante evolución como compositora y como pianista. Sus nuevas composiciones, su excitante reescritura de standards y su búsqueda de nuevos desafíos versionando temas pop, convierten este disco en un catálogo que describe su personalidad y también su poderosa versatilidad.


Acompañada, como en su disco anterior Pathways de 2107, por el contrabajista Will Slater y por su marido, el baterista Scott Goulding, y con la participación puntual de otro contrabajista (otra vez Brad Barrett), esta profesora de Berklee crece con cada disco y en éste, especialmente, da una vuelta de tuerca a más de un tema clásico y a más de una teoría. Vamos a escuchar todos los temas como merece un buen disco de jazz.

El álbum comienza con un tema original titulado "Keep Talkin'" que nos arrastra con un groove contagioso que suena a boogaloo y cuyos destellos funk son realmente divertidos. Un comienzo inesperado donde ya el trío derrocha compenetración en los cambios de ritmo y donde, como siempre, se percibe el poderoso swing de Miwa. 


El segundo tema es el clásico de Monk "In Walked Bud", que comienza con una presentación muy original: con el contrabajo tomando el protagonismo en el reconocible riff monkiano y llevando el peso del tema, con una batería que suena cruda, hot, y ese brillante y sincopado estilo de Miwa por encima, un swing que se convierte en delicadeza en "Secret Rendezvous". Sigue "Sunset Lane", escrito por la pianista y con fuertes influencias de Bill Evans, a quien intenta ser homenaje con un estilo muy lírico, sublimando la melodía hasta lo cerebral sin perder la poesía. A este momento de profunda belleza sigue el tema de Mingus "Boogie Stop Shuffle", donde la pianista realiza una fantástica reinterpretación a las teclas de lo que Mingus escribió para los metales.

En la mitad del álbum escuchamos quizás el experimento más arriesgado. Yoko Miwa versiona dos temas de Lennon & McCartney, "Golden Slumbers" y "You Never Give Me Your Money", ambos fusionados en un solo corte donde el disco parece decaer hasta que llega al solo y reaparece la pianista versátil y ágil, con unos cambios de ritmo de esos que nos gustan a los que nos gusta el jazz. Tras el principio, aparentemente pop (pero con una coloratura muy jazzística) y el solo, el tema deriva en un final con mucho blues, muy intenso. Vale la pena escucharlo.


"Tone Portrait" funciona a tiempo medio, especulativo, muy expresivo en las teclas más bajas. "Casa Pre-fabricada" es un tema que la pianista escuchó en la voz de Maria Rita (hija de Elis Regina, a quien Miwa admira) y del que se enamoró por la belleza de sus líneas caprichosas. Un toque brasileño que aporta, una vez más, datos fiables sobre su versatilidad. En "Conversation" encontramos una nueva versión jazzística de Joni Mitchell, una cantante cada vez más homenajeada por los músicos de jazz. Hay una cierta estética rock adaptada al lenguaje armónico e improvisador del jazz en la grabación, fuerza de gospel y una lírica que proviene del original, fuerzas que se adormecen en el lenguaje sincopado del trío de piano. 

El álbum termina con dos composiciones nuevas. "If You're Blue" suena monkiana desde el primer compás. Además, hay cambios de ritmo cogidos directamente del "Puttin' On The Ritz" de Irving Berlin. Una delicia que confirma, además, lo que siempre afirmamos: que el trío de jazz es la formación perfecta. "Sunshine Follows The Rain" es una balada demasiado lenta para encajar en el disco pero la explicación es que fue grabada durante las sesiones de Pathways en 2017 para una banda sonora. Íntima y conmovedora, el uso de las escobillas por parte de Goulding y del arco en el contrabajo por parte de Brad Barrett consiguen elevar la delicada melodía del piano a un punto que nos deja con ganas de más. 

Un disco muy recomendable, tanto si conocen a Yoko Miwa como si quieren descubrirla y disfrutarla al máximo nivel.

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* Web oficial: www.yokomiwa.com

MONK, MINGUS Y EL SILENCIO EN MOZART

TONI SAIGI, La Prinsire de la Sal (Underpool, 2018)

Podríamos decir que Toni Saigi es un brillante pianista bop, pero nos quedaríamos cortos. Las composiciones y la ejecución de Saigi son una especie de conjuro que nos devuelve a los mejores tiempos del jazz, que fueron los 50 y los 60. Esto es una opinión personal pero es menos subjetivo afirmar que hay una clara influencia monkiana en su forma de atacar las notas del piano, y que con su cuarteto, armonizado muy al estilo Mingus, convierten este álbum en una experiencia singular.

Sin duda, una carta de presentación para un primer disco como líder. La Prinsire de la Sal fue grabado en los estudios UnderPool el 17 de diciembre del 17 y publicado en 2018. En el disco, Saigi junto a su cuarteto Tronik, formado por músicos jóvenes y sólidos de la escena barcelonesa: Jaume Ferrer al saxo, Marc Cuevas al contrabajo y Carlos Falanga como batería, habituales del sello Underpool y que aquí funcionan muy bien en conjunto.

A pesar del titular, Saigi está lejos de versionar a Monk pero sus fraseos sobre las teclas ahondan en ese estilo de ritmo roto y recompuesto que hizo inmortal al pianista de Carolina del Norte. El jazz debe sonar espontáneo, como música nacida del sentimiento que es, pero sin duda hay algo cerebral en esta manera de dominar el ritmo y sus cambios, y de expresar con los silencios, haciendo buena esa frase de Mozart que dice que la música se encuentra en los silencios entre las notas, teoría que impulsó Monk con su swing único.


Como buen jazzista, Saigi busca en la tradición y ofrece su propia visión del bop tardío y menos furioso de principios de los 60, algo que aplaudo. Ofrece también guiños (Bud, Tete) que no sabemos si están en la composición o es algo que contagia a sus músicos (hay guiños a Golson y a Rollins en algún solo de Jaume Ferrer, por poner algún ejemplo, incluso a altos como Bird). El tema final ("Holland Inn Hotel"), una balada tremenda en su brevedad y su presentación (piano solo) es, más que un guiño, casi un dejá vu en el que parece que va a entrar Billie Holiday para hacer su clásico "Lover Man".


En las baladas ("Magalí", "La Prinsire de la Sal"). comparte protagonismo con el saxo, que lleva casi todo el tiempo la melodía y a quien ofrece unas respuestas aparentemente parcas pero tremendamente expresivas. Una delicia. En los temas más atrevidos, como "Dieletif", experimenta con el ritmo y con la banda como si todos (incluido el saxo) fueran exclusivamente instrumentos de ritmo. Algo parecido pero menos atonal es "L'Anell que no tinc", duro, con un sonido muy crudo que recuerda otras épocas donde los discos de jazz no sonaban a asépticos compact discs. Aquí, mientras la sección rítmica fluye en su propia salsa, el piano crea una tensión sólo rota por el solo de saxo, templado pero muy bien llevado, con unas réplicas del piano muy personales que también acompañan al solo de contrabajo (qué sólido y mainstream suena Marc Cuevas cuando, sin embargo, como líder, busca experimentaciones más alejadas del jazz convencional) para terminar el tema con un chorus muy articulado y cantable, al unísono, casi hardbop 

En resumen, un disco ambientado en la tradición pero con toques muy originales y con un pianista al frente lleno de erudición y, al mismo tiempo, de ganas de abrir nuevos caminos. Toni Saigi tiene lo que tiene que tener un músico de jazz: su propia voz. Supongo que es pronto para afirmarlo juzgando por un solo álbum, pero confío en poderlo escuchar en un futuro próximo con nuevas grabaciones. Y que se parezcan a ésta.

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* Web: www.underpool.org/laprinsiredelasal

UN TRIO IDEAL

FRED HERSCH Trio, Live in Europe (Palmetto Records, 2018)

Escuchando los primeros compases del nuevo disco de Fred Hersch, me viene a la mente la duda de a cuántos pianistas habrá influido Monk... El tema es "We See" y lo sorprendente no es la influencia sino la manera en que Hersch es capaz de tocar a Monk sin imitar a Monk. El álbum se llama Live in Europe y es un documento más de la manera en que el pianista sigue investigando y creciendo con cada obra.



Lo cierto es que escuchar a Fred Hersch es un ejercicio estimulante. Hay tantas influencias, tanta erudición, tanta experiencia en cada fraseo de su teclado que siempre se necesita una escucha más. En su último disco a piano solo, Open Book (Palmetto Records, 2017), ya encontramos a un Hersch en la edad de la experiencia, con una capacidad para sublimar el jazz hasta convertirlo en algo etéreo, impreciso y, sin embargo, elocuente; en algo que hay que respirar y sentir, no entender.

Live in Europe es, según las notas del álbum, es un disco encontrado por casualidad ("found object", lo llama el propio Hersch), ya que, afirma, se grabó en un directo sin que él lo supiera. Ocurrió en Bruselas el 24 de noviembre de 2017, en Flagey Studio 4, un lugar construido en los años 30 que, antes, fue sede del Instituto de la Radio Nacional. El trío, compuesto por el baterista Eric McPherson y el contrabajista John Hébert, "estaba en una forma excelente, la acústica era perfecta, el piano era espectacular y la grabación fue de primera clase".

Contiene temas descriptivos, como "Scuttlers", un tema de ritmo roto y aparentemente aleatorio que intenta recrear el movimiento lateral de los cangrejos. El resultado es un jazz más polirrítmico que arrítmico, experimental e intrigante, pero en el que se aprecia la versatilidad de sus dedos, su velocidad y su capacidad para transmitir. En otro de los temas, titulado "Snape Maltings", hay un diálogo bellísimo entre piano y contrabajo, con la batería funcionando como un alter ego del piano. Aquí Hersch esboza unas armonías de aire mediterráneo que, en realidad, están inspiradas en el nombre de un pueblecito inglés. En "Newklypso", utiliza el apodo de Sonny Rollins (Newk) para hacer un juego de palabras y homenajear a quien llama su héroe favorito del jazz con un calipso muy al estilo de Rollins, jugando con los acordes y con la melodía, con citas y ese juego de síncopas que enlaza la música caribeña y el jazz tradicional. "The Big Easy", uno de los nombres de Nueva Orleáns, es un blues dedicado al novelista, ensayista y guionista de HBO (en la imprescindible Tremé), con un Hersch que dosifica acordes de la misma manera que arranca lamentos de las teclas. Cambios de tono aquí y allá pero siempre el bop rezumando y ese lirismo que aflora en todos sus discos. 

Por destacar, destacaría la apasionada balada "Bristol Fog (for John Taylor)", donde cada nota suena sentida y donde Hébert tiene un solo de esos en los que el contrabajo parece cantar. También, el solo de McPherson en "Black Nile" (Wayne Shorter) porque tiene sentido y siempre he odiado los solos de batería que no lo tienen, algo que no se permitiría ningún otro instrumentista. Aquí sirve de potente introducción a un tema con mucho swing y lo hace de una manera natural. Y, por supuesto, destacaría la coda. El disco comienza con Monk y termina con Monk porque el bis del concierto es una versión a piano solo del inmortal "Blue Monk" tocada con una personalidad y una teatralidad abrumadoras. 

JEFF HAMILTON TRIO

Live From San Pedro (Capri Records, 2018)

No puedo expresar lo bien que lo he pasado escuchando este disco. Está lleno de swing, de improvisación, de un ritmo contagioso, de sabor a club, de puro jazz. La primera vez que recuerdo haber visto/escuchado a Jeff Hamilton fue como baterista de Diana Krall. Recuerdo que pasé buena parte del tiempo esperando a que alguien dijera su nombre, esperando a que lo presentaran. Y me quedé con su cara.

Lo que más me gusta de Hamilton es que maneja todos los registros en todos los elementos de la batería con absoluta solvencia. Es tan entretenido oírle que es casi enciclopédico. Y en trío, más.

Jeff Hamilton empezó en 1975 con el pianista Monty Alexander, pasó por la orquesta de Woody Herman, grabó con Diana Krall, entre otros muchos, y es co-líder en el Clayton-Hamilton Jazz Orchestra, junto a los hermanos Jeff y John Clayton. Pero desde 1997 mantiene un interesante trío con el pianista israelí-americano Tamir Hendelman y el bajista Christoph Luty. Con ellos ha grabado ocho álbumes, algunos de los cuales han recibido una buena cantidad de premios. La experiencia acumulada por el trío a lo largo de los años se nota en la conjunción, en esa comunicación que se da de manera natural entre los instrumentos y que aquí, en un disco en directo, brilla de manera especial.

Hace tiempo tuve una discusión (por llamarlo de alguna manera interesante) con un músico local sobre los discos de jazz y los discos en directo en particular. Según su postura, no tiene sentido grabar discos de jazz porque el jazz es una música del momento, irrepetible, y cualquier sonido grabado es tan efímero que mañana se tocará de otra manera. ¿Por qué perpetuar una interpretación en concreto?, exponía. Yo, que soy mitómano y adoro las anécdotas, le respondí que debían grabarlas todas, como en esas reediciones históricas en las que aparecen diez tomas del mismo tema... Es cierto que en el jazz no tienen sentido los discos mezclados o grabados con cada músico en un estudio distinto. La interpretación caliente, con todos los músicos tocando al mismo tiempo, es el hecho natural. ¿Por qué entonces un disco en directo? Si en un estudio se puede conseguir esa frescura de los músicos tocando juntos (con las prisas del productor, que cuenta las horas de alquiler), improvisándose, escuchándose y mirándose, y sumemos el calor del público, la presión de las miradas de cientos (o una docena) de exigentes aficionados, y tendremos un jazz más vivo y cálido que el del estudio. ¿Por qué no perpetuar ese momento para los que no estuvimos ahí?

Ese calor y esa tensión orgánica del directo es lo que tiene este Live From San Pedro grabado en Alvas Showroom en San Pedro (California) el 8 de enero de 2018 y a la venta el 16 de febrero. ¿La inmediatez de la tecnología o la ausencia de mezclas y trucajes que pudieran alargar el lanzamiento? Lo cierto es que es un disco/concierto donde el trío rítmico se muestra muy natural, pero también complejo y dinámico, explorando diversos ritmos, con composiciones originales tocadas y reelaboradas durante años ("I Have Dreamed", "Bennissimo"), homenajes a otros bateristas como Joe LaBarbera ("Hoosier Friend") o pianistas, como en "In Walked Bud", donde el trío da una nueva dimensión al tema enlazando las notas de Monk en un todo fluido que es (casi) la antítesis del original.

"Sybille's Day" es el explosivo tema con el que comienza el álbum. El siguiente vídeo está grabado en otro lugar (The Memphis Drum Shop) pero muestra toda la fuerza que desprende el trío. Que lo disfruten.


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* Web oficial: hamiltonjazz.com

A TODOS NOS GUSTARÍA TENER NUESTRO PROPIO CLUB DE JAZZ

La La Land (Damien Chazelle, 2016)

Después de tres películas, queda patente que la motivación de Damien Chazelle es el jazz. Si su primera cinta, Guy y Madeline en un banco del parque (2007) contaba la historia de un trompetista de jazz, historia que tenía su clímax en una declaración de amor sin palabras con un solo de trompeta (tras una hora y cuarto de película deliberada y sorprendentemente vacía de diálogos) y la segunda (Whiplash) giraba en torno al debate de si el jazz se puede enseñar y de qué modo (con un profesor exageradamente militar y un clímax aeróbico que desafiaba las gestas de Buddy Rich), en su tercera película (La La Land, 2016) cuenta la relación entre un músico de jazz y una aspirante a actriz. La elección de un músico de jazz no es anecdótica sino que sirve como eje para hablar sobre jazz


Por ejemplo, ¿quién de ustedes no ha tenido una conversación como ésta con algún profano?
MIA: Odio el jazz.
SEBASTIAN: ¿Cómo que odias el jazz?
MIA: Cuando lo escucho, no me gusta.
SEBASTIAN: Eso es una generalización. ¿Qué tienes que hacer ahora?
Corte a: escena en un club de jazz. Un quinteto está tocando.
SEBASTIAN: Yo creo que a aquellos que dicen eso de que odian el jazz les falta el contexto, no saben de dónde viene. El jazz nació en una pensión de mala muerte de Nueva Orleáns. Las personas que estaban apiñadas allí hablaban cinco idiomas distintos. No podían hablar. Su forma de comunicarse era el jazz.
MIA: ¿Y qué hay de Kenny G?
SEBASTIAN: ¡¿Qué?!
MIA: ¿Qué hay de Kenny G? ¿Y la música de ascensor? Esa es la música de jazz que yo conozco. Me parece relajante.
SEBASTIAN: No es relajante. ¡No lo es! Sidney Bechet pegó a un tío porque tocó mal una nota. Eso no es relajante. [...] No sólo debes escucharla. Tienes que verla, ver qué todo lo que está en juego. Ahí tienes a esos tíos. Aquel, el saxofonista, acaba de adueñarse de la canción. Ahora viaja por su cuenta. Cada uno de ellos está componiendo, haciendo arreglos, escribiendo y tocando la melodía. Ahora mira al trompetista. Se le ha ocurrido una idea. Eso genera conflicto, es compromiso y es... Es nueva cada noche que suena. Es pura emoción. Y se está muriendo. Se muere en vida. Y el mundo dice: “Deja que se muera. Ya ha tenido su época”, pero yo no lo voy a permitir.
MIA: ¿Qué vas a hacer?
SEBASTIAN: Abrir mi propio club. Vamos a tocar lo que queramos, cuando queramos, siempre y cuando sea puro jazz.
Por supuesto, Sebastian (Ryan Gosling) quiere tocar jazz auténtico, no adulterado, y tener su propio club (¿quién no quiere tener su propio club? Es uno de mis proyectos imposibles, por ejemplo). Esta obsesión le lleva a enfrentamientos y también a sacrificios, que hace en pro de su relación con Mia (Emma Stone), al acceder (por dinero) a tocar jazz funk, jazz electrónico, soul... 


Pero Sebastian no es sólo un purista: también es un apasionado. El diálogo que sigue (a propósito de un taburete) ocurre justo antes de ponerse a ensayar en su apartamento acordes de “Japanese Folk Song”, el tema que Thelonius Monk robó en Japón y luego versionó en el álbum Straight No Chaser (Columbia, 1967).
SEBASTIAN: Por favor, no te sientes aquí.
LAURA: ¿Estás de coña?
SEBASTIAN: No te sientes aquí. Hoagy Carmichael se sentó aquí. Los del Baked Potato* lo tiraron sin más.
LAURA: ¿Por qué será? Te he traído una alfombra.
SEBASTIAN: No la necesito.
LAURA: ¿Y si te digo que Miles Davis se meó en ella?
*El Baked Potato es un club de jazz de Studio City (California), donde actúa gente como Scott Henderson, por ejemplo. Pueden ver su programación en www.thebakedpotato.com

En definitiva, Chazelle aprovecha la trama de la relación romántica y los sacrificios que el músico hace por la chica para crear una subtrama donde es la supervivencia del jazz la que está en juego
KEITH (a Sebastian): Dices que quieres salvar el jazz. ¿Cómo vas a salvarlo si nadie lo escucha? El jazz muere por culpa de gente como tú. Tú tocas para gente de 90 años en el Lighthouse. ¿Dónde están los jóvenes? Estás tan obsesionado con Kenny Clarke y Thelonius Monk. Ellos eran revolucionarios. ¿Cómo vas a ser revolucionario tú si eres conservador? Te aferras al pasado pero el jazz habla del futuro. 


















Carteles de la película inspirados en los diseños de Reid Miles para Blue Note

Pero no todo en La La Land son clubes de jazz o diálogos sobre el tema... o el público huiría de las salas de cine. Es un musical y, como todo musical, está lleno de canciones. Pero, sorteando modas y esquemas de la industria, Chazelle y su compositor habitual, Justin Hurwitz, han creado una banda sonora con números como los de los musicales de Cole Porter, con grandes coreografías e incluso claqué (al que ahora en España nos ha dado por llamar tap dance), esos musicales de la Era del Swing de donde salieron canciones que, a la postre, se han convertido en standards de jazz. 

Aunque el resultado final es algo pobre cinematográfica y musicalmente hablando, y se queda en un conmovedor intento (no es lo quiere ser pero es válido como homenaje), recomiendo La La Land a aquellos que nunca hayan visto películas de Fred Astaire, a los que añoren los musicales de Cole Porter (algún día habría que hablar de High Society) y a quienes lamentan no haber nacido en los años 40, cuando en los clubs pequeños se empezaba a cocinar lo que sería el bop mientras en los grandes teatros se podían ver musicales enormes con complicadas coreografías y canciones escritas por Cole Porter, Rodgers y Hart, los Gershwin..., profundamente influidas por el jazz, que aún era popular en aquella época. 

UN LIBRO DE JAZZ

"Noche de jazz", relatos sobre el swingueante latir de la vida

Comenzamos promocionando el libro Noche de jazz en el Festival de Jazz de Mazagón en abril para después pasar por librerías y ferias del libro. Agradecemos el calor recibido y anunciamos que la siguiente presentación será en el Festival JazzOlontia el 11 de septiembre). Quedan pendientes de agenda eventos en Málaga, Sevilla y Madrid, que se anunciarán a tiempo. Gracias por preguntar e insistir.

Mientras, continúan llegando las reseñas y los comentarios de lectores y aficionados a la música de Nueva Orleáns. ¿Qué decir? Gracias. ¿Aún no conocen el libro? Atrévanse a "leer" jazz.


La habitación del jazz (lahabitaciondeljazz.blogspot.com.es)





Apolo y Baco (www.apoloybaco.com)

Impronta de jazz
(http://impronta-de-jazz.blogspot.com)
Escritores.org (www.escritores.org)




Entrevistas en radio destacadas:


Reseñas:



El libro, como no puede ser de otra manera, se puede conseguir desde estos enlaces (libre de gastos de envío (oferta sólo para España: consultar otros destinos).



188 páginas
Rústica con solapas  
15x21cm
ISBN: 978-84-9126-360-9

ESPAÑA: 15€ (gastos de envío gratis)




AMÉRICA: 15€ (+7,95€ DE gastos de envío)






También disponible en:





OUTRO

Baladas y bop

No, cuando titulamos este artículo como Outro no estamos anunciando el final de nada. Outro es el segundo disco como líder del guitarrista gallego Felipe Villar. Grabado en enero de 2015 en Vigo, inlcuye 9 temas que van desde las baladas al bebop, razón por la cual hemos usado un subtítulo que recuerda a uno de nuestros discos favoritos de Miles, un disco que recrea un ambiente intimista (y, a la vez, inquieto) realmente cercano al de esta grabación de Felipe Villar.


Del primer álbum de Felipe Villar, Home, nos gustó su inclinación hacia el bebop y la manera en que recreaba con su guitarra una tradición olvidada, ya que pocos aficionados de hoy miran hacia la guitarra cuando hablamos de bebop. Este segundo trabajo lo afianza en este estilo a pesar de lo heterogéneo de las composiciones. En Outro encontramos versiones de Billy Strayhorn ("Lotus Blossom"), Rodgers & Hart ("With a Song in My Heart") y 6 temas originales, 5 de ellos compuestos por Felipe Villar. Algunos títulos son un guiño a los grandes del bop, como "There Will Never Be Another Lennie Tristano" o este "Rhythm A Min" que no sólo juega con el título del tema de Monk, como pueden escuchar a continuación con sólo pulsar el botón de play.



Del resto de las composiciones originales destacamos la sutileza e introspección de las baladas, que exploran otros ritmos y otros recovecos del bop ("Viernes negro"), y temas más inquietos como "There Will Never Be Another Lennie Tristano", en los que el trío navega por un mar de recursos y colores que parecen interminables, cosas del jazz, mientras que otros más valientes ("Ella") comienzan con exploraciones rítmicas derivadas del funk para romper en estribillos absolutamente boperos. Ayuda la compenetración con la sección rítmica, que se lo trabaja en todo momento. Soberbio está José Manuel Díaz (Pablo Seoane Trío, Telmo Fernández Trío) especialmente en "Ella" y en las baladas, destilando blues en cada oportunidad, mientras que el baterista Max Gómez (Factor E-Reset, Juyma Estévez Trío, Rafa Fernández Quinteto) nos deleita con un abanico interminable de recursos que hay que escuchar para creer. En este sentido, habría que destacar esa comunicación continua del trío que no es conversacional, término que acuñó Nat Hentoff, sino un auténtico diálogo a tres bandas en el que cada uno ocupa su lugar sin pisar al otro y sin turnos innecesarios.





Añadimos un video en directo, por si el anterior ha sabido a poco.






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