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NINE, NINE, NINE

RAÚL SAINZ DE ROZAS, 999 (Errabal Jazz, 2024)

Raúl Sainz de Rozas es uno de esos guitarristas inagotables cuya carrera viene expandiéndose de lejos. Pionero del jazz en el País Vasco desde los años 80 con grupos como Pork Pie Hat o Infussion y fundador de Funk Collective, lo escuchamos por última vez con Organizing, un cuarteto de guitarra y Hammond con saxo. Formado en guitarra clásica en el Conservatorio “Juan Crisóstomo de Arriaga” de Bilbao, estudió posteriormente con profesores de la talla de Joe Pass, Carlos Gonçalvez y Kurt Rosenwinkle. Con esta feliz dualidad, ha sido docente de guitarra clásica y de jazz en la Escuela de Música “Andrés Isasi” de Getxo y en el Conservatorio Superior “Musikene” de San Sebastián. Fruto de toda esta experiencia es su nuevo disco, titulado 999 (Nine, Nine, Nine), primero a su nombre, un ejercicio de heterogeneidad donde une estas dos sensibilidades estéticas, resultando un disco de un eclecticismo lleno de elegancia. 


Andrej Olejniczak (saxo), Juan Luis Castaño (batería), Javier Mayor (contrabajo), César Giner (bajo eléctrico) y Nika Bitchiashvili (violín) le acompañan en estas grabaciones, donde podemos escuchar estéticas muy diversas. El disco comienza, por ejemplo, con un tema a guitarra sola ("Diciembre"), a caballo entre guitarra clásica, notas de blues y buscando una estética contemplativa a lo Pat Metheny... También hay temas funk ("Mic Mic", con un fantástico solo lleno de distorsiones), dos composiciones originales que rinden homenaje a quien fue su profesor, Joe Pass ("Lord Castle", lleno de citas, y "Olga decir") o a otro maestro más moderno como es Steve Swallow (interpretando su "Falling Grace" sin acompañamiento), referencias clásicas ("Variaciones sobre Alice in Wonderland", "Vals de las nubes calladas"), ritmos brasileños ("Samba do Lidia") donde tanto sus acordes de acompañamiento como su solo sincopado justifican la escucha, malabarismos manouche ("Al Faro"), incluso free jazz: el tema que da título al álbum ("999") es un contrafact de aquel inquietante collage de The Beatles que se llamó "Revolution 9", acercando aquel tema experimental al free jazz (porque aquí sí suenan instrumentos).

Un repertorio escurridizo pero matizado con el estilo personal de Sainz de Rozas, contemporáneo sin renunciar a la tradición, sofisticado por la complejidad, buscando siempre la armonía que sorprende, el acorde inesperado, el equilibrio en la dificultad... No es un disco fácil de escuchar, en especial porque es muy heterogéneo, pero contiene tantas influencias y tanto virtuosismo que engancha.



* Más info: raulsainzderozas.es

MEDITACIONES

FRED HERSCH, Breath by Breath (Palmetto Records, 2022)

El primer disco que tuve de Fred Hersch fue The Fred Hersch Trio Plays (Chesky Records, 1994), en el que todo eran versiones de Coltrane, Monk, Miles, Ornette... pero donde su personalidad y su creatividad brillaban sobre la excusa de los standards. Derrochaba recursos, técnica y sensibilidad. Desde ese disco ha llovido mucho y Hersch sigue creando año tras año, sin faltar, siempre con nuevo, siempre sorprendiendo, en cada tema, en cada acorde. Solo hay que escuchar el largo y delicado solo de "Begin Again", el tema que da comienzo a su nuevo álbum, para percibir esto. 

También se percibe la esperanza del título, el ansia de empezar de nuevo en esta época de incertidumbre, con la energía y la sensibilidad necesarias. Y Hersch lo hace reinventándose de nuevo, Ahora acompañándose de un cuarteto de cuerda.

Foto: Rebecca_Ashley 
Durante el confinamiento de 2020, Hersch se recluyó solo, aparte de su pareja, y se refugió en el piano. Cada día, a la 1 de la tarde, subía a Facebook una melodía improvisada, lo que aquel día le inspirase. Fue su forma de sobrevivir a la alienación a que nos sometió el confinamiento. Todo aquello desembocó en un álbum a piano solo donde reinterpretaba sus recuerdos de temas populares (Songs From Home) y ahora, por fin en estudio, se reinventa con un cuarteto de cuerda (Crosby Street String Quartet) para desarrollar una suite a medio camino entre el jazz y la clásica (lo que algunos llamaron Third Stream o Tercera Vía). El cuarteto de cuerda ofrece un contrapunto melódico singular a su trío de piano, donde está como siempre Drew Gress al contrabajo y, en esta ocasión, Jochen Rueckert en la percusión. 

La suite en cuestión, llamada The Sati Suite, es un ejercicio estilístico en ocho movimientos donde sobresale el piano como una voz única. Casi todos los temas son contemplativos e íntimos, salvo el potente "Worldly Winds". A la suite se suma una coda ("Pastorale") inspirada en otro pianista, Schumann. 

Los arreglos de cuerda permiten apreciar una faceta nueva como compositor de Fred Hersch, y aportan a los temas el carácter meditativo de su personalidad, mientras su piano sigue sonando jazzístico y vibrante, como si pudiéramos ver al mismo tiempo dos personalidades del mismo músico, el meditativo y el expresivo, el jazzmen y el que siempre quiso profundizar en la música de cuerda. El resultado es un disco único en la discografía de Fred Hersch que enamorará tanto a los que guste la música de cuerda como a los amantes del jazz más creativo.


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* Más info: fredhersch.com

DIÁLOGOS (A)TONALES

DON BYRON & ARUÁN ORTIZ, Random Dances and (A)tonalities (Intakt, 2018)

Este no es un disco fácil de clasificar. El clarinetista Don Byron y el pianista Aruán Ortiz han recogido en estudio 10 piezas muy libres e imaginativas en las que improvisan sobre standards (Ellington, Golson), partituras clásicas (Mompou, Bach) y composiciones originales; todo ello con aires cambiantes y un resultado más fácil de escuchar que de clasificar, a medio camino entre el free jazz y la tercera corriente.


Byron, músico imprevisible y que se mueve en muy variados estilos (repasando su discografía oímos klezmer, musicales, bandas sonoras...) forma un inesperado dúo con el cubano Aruán Ortiz. Ambos se educaron en la música clásica y sus carreras caminan en ese territorio sin nombre que les permite alternar el jazz con otras músicas.


Tras ser invitado por Byron a acompañar a su cuarteto durante la gira "Music & Architecture" de 2014, Ortiz tocó con el clarinetista durante una serie de conciertos en los que tuvieron la oportunidad de conocerse y poner sobre la mesa sus puntos de vista, encontrando suficientes lugares comunes para decidir montar este improbable dúo en el que Cuba y el Bronx se unen en una relación cuyo aspecto más interesante es la desigualdad: es un dúo que no fluye a la par, donde no hay paralelismo, sino libertad y expresividad individual, lo cual lo hace mucho más apasionante. Mientras que Ortiz añade influencias multiétnicas a cada pasaje, Byron aporta esa elegante rebeldía suya basada, paradójicamente, en lo académico. 

Foto: Jimmy Katz
Desde el comienzo del disco, un homenaje de Aruán Ortiz a Tete Montoliu ("Tete's Blues"), uno de sus referentes, el álbum derrocha originalidad en cada compás. Su revisión de Bach (aunque no sea la primera ni la undécima vez que se reinterpreta a Bach bajo el prisma del jazz) es algo más que erudita, es cautivadora, no menos que la etérea visión de un tema de Mompou ("Musica callada, Vol. 1 No. 5, Quarter Note = 54"). El tema que cierra el álbum ("Impressions on a Golden Theme") es una reinterpretación de "Along Came Betty" de Benny Golson, donde ambos músicos componen e improvisan admitiendo que, tras tocarlo de gira, el tema "evolucionó y evolucionó, yendo en una dirección dsitinta cada vez. De modo que decidimos sentarnos y tuvimos una conversación musical sin preocuparnos de cuál pudiera ser el resultado". Y con esta filosofía parece haber surgido este disco tan original. Incluso su recreación de "Black and Tan Fantasy" resulta excitante, convirtiendo el clásico de Ellington en una pieza aún más negra, más enigmática y llena de matices que el original. Puede parecer un comentario herético hacia el Duque pero Ortiz y Byron se mueven en otra dirección, igualmente especulativa, con la diferencia cultural y la perspectiva que proporcionan 90 años de diferencia. 

Publicado por el sello suizo Intakt, Random Dances and (A)tonalities es un disco para paladares exquisitos que sepan degustar los temas momento a momento, una colección de sonidos que pasan de la libertad más absoluta al sonido más limpio y académico, con una ambición estilística que roza lo pantagruélico pero que, por momentos, se torna íntimista y lírica. Como dije al principio, más fácil de escuchar que de clasificar.

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POESÍA ESPACIAL

KENNY WERNER, The Space (Pirouet, 2018)

El disco comienza con una suite de 15 minutos titulada como el álbum. Impresionismo, espacio entre notas para expresar y quizás emocionar. Todo parece flotar en una dimensión desconocida (¿el espacio?) donde las armonías se expanden y contraen con apariencia aleatoria, provocando sensaciones. Hay improvisación (de eso no hay duda) pero también influencias clásicas, aires de rapsodia, el experimento íntimo y personal que Kenny Werner.

En las notas del álbum, Werner se cita a sí mismo y a su libro Effotless Mastery para explicar el título del disco: 

Hacemos cosas que vienen de nuestra mente consciente o hacemos las que vienen del espacio. La mente consciente es pequeña y pusilánime. En el espacio, vivimos en el momento, felices con lo que es. Desde el espacio tomamos decisiones sin dudar, celebramos los errores.

En ese espacio propio ha grabado Kenny Werner este álbum. Y lo celebro. Me gustan los discos de piano solo. Desde los primeros álbumes que compraba, de "hombres-orquesta" como Jelly Roll Morton, capaces de llenar un salón de baile con dos manos, hasta los milagros modernos, herederos de Evans, capaces de sublimar las más complejas armonías y melodías en intimistas ejercicios de poesía musical.
Foto: Alessandra Freguja
The Space es un buen ejemplo de ello. Hay una poesía estremecedora en la manera en que el veterano Kenny Werner nos introduce en los temas. Sensibilidad es la palabra. Porque Werner da a cada nota su propia personalidad, las elige y las transmite, con la elipsis como instrumento. Hay pocas blue notes pero el blues está presente en su patetismo, casi romántico, y la improvisación es su arma, jazzísticamente hablando. "Fall From Grace" podría ser un buen ejemplo de esto. Rearmonizar standards como "You Must Believe In Spring" y hacer que Michel Legrand suene como una sonata es algo más que acercarse a la Tercera Corriente. Reimaginar a Keith Jarret ("Encore From Tokyo"), aunque parezca más cercano a esta filosofía, también requiere maestría improvisadora, recursos y cerebro, y el resultado es aquí tan interesante como conmovedor.

"Fith Movement" es uno de los tres temas compuestos por Werner para este álbum:



Kenny Werner junto a la estatua de Toots Thielemans
(foto de Facebook)


Originario de Nueva York, la carrera de este pianista está ligada a músicos como Joe Lovano o Toots Thielemans, pero Werner no es sólo un intérprete. Sus métodos de Maestría sin esfuerzo están por toda la red y han influido a muchos músicos en ciernes. Este emocionante disco en solitario fue grabado en los estudios Kyberg en Oberhaching para el sello alemán Pirouet, con Jason Seizer como productor y, a la vez, compositor de dos de los temas del álbum. 



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Web oficial: www.kennywerner.com

FANTASÍA NOSTÁLGICA PARA SAXO ALTO Y CUARTETO DE CUERDA

MIGUEL ZENÓN, Yo Soy La Tradición (Miel Music, 2018)

Lo cierto es que hemos escuchado recientemente tantos proyectos cercanos a la Tercera Vía (o partiendo de la música "culta" o con formaciones de "clásica") que ya casi no consiguen excitar nuestra curiosidad, pero también es cierto que Miguel Zenón es un músico que siempre sorprende. Único, inquieto, aventurero, ha traspasado tantas fronteras que no hay etiquetas para describirlo. En su nuevo trabajo, se acompaña de un cuarteto de cuerda.

Foto: Jimmy Katz
Inspirado en temas tradicionales portorriqueños, en este disco, grabado en Chicago en 2017 y que aparecerá en septiembre 2018, Zenón se toma unas vacaciones de su propio cuarteto para mostrarnos una faceta más emocional y familiar de su música. Acompañado, como hemos dicho, de un cuarteto de cuerda llamado Spektral Quartet (Clara Lyon y Maeve Feinberg en los violines, Doyle Armbrust a la viola y Russell Rolen en el violonchelo), el saxo alto de Zenón adquiere tonalidades y colores inesperados, a veces dramático, a veces enraizado en el folk y por momentos lírico hasta lo cinematográfico; todo ello para mostrarnos, con su prisma personal, cómo es la música (y el sentimiento) en su Puerto Rico natal.

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Como se puede escuchar, Zenón, ese caso atípico de músico latino, se adentra con valentía en formas musicales ajenas y sublima su propia esencia musical hasta un punto en que el jazz se pierde de vista. Las cuerdas confunden a la primera escucha, pero las melodías, composiciones de Zenón sobre temas populares, religiosos o bailables, absorben a su vez las armonías y la reinterpretación del músico de jazz, entendido aquí como una personalidad a través de la cual fluye toda la cuestión.

Incluso así, resulta, difícil reseñar este disco como jazz, quizás porque ese don que tanto apreciamos de Zenón (traducir los fraseos parkerianos a su propio lenguaje personal) se convierte aquí en un esfuerzo por transportar esta filosofía musical a las cuerdas, con la dificultad añadida de hacerlo sobre temas ya existentes y ajenos a la tradición jazzística. Yo Soy La Tradición es una colección de canciones portorriqueñas cargadas de nostalgia por las propias raíces, un experimento entendido desde el corazón en el que no solo experimenta con armonías y con instrumentos nuevos, sino que demuestra, como lleva demostrando desde Jíbaro (2005), el primer álbum que le escuché, hasta Típico (2017) o en su dilatado proyecto Caravana Cultural, que Nueva York no le ha alejado de las raíces. 


Un disco recomendable, tanto por lo musical como por la intención. Aunque alejado del canon jazzístico, se puede afirmar, con esa laxitud que define Nueva Orleáns y que flexibiliza el sentimiento de todo aficionado, que todo puede ser jazz si se lleva en el alma (y en el instrumento) y que todo se puede traducir al jazz, incluso la nostalgia. Y Zenón lo ha hecho en este disco.


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* Web oficial: www,miguelzenon.com

EL CÍCLOPE Y EL BARCO DE HUMO

Nuevas aventuras de los Hermanos Tornello

Curioso tándem argentino, El Sosias, el combo/dúo de los hermanos Osvaldo Tornello (piano) y Rodolfo Tornello (en este álbum saxo tenor y clarinete), músicos, compositores y educadores, nos trae una nueva grabación, de composiciones propias, como siempre, titulada El Cíclope y el Barco de Humo. Seis únicos temas que vuelven a mostrarnos esa combinación de intimidad emocional y trabajo intelectual que escuchamos en sus anteriores discos. 

El disco comienza con un unísono original y casi cíclico que deriva en un solo de piano de una complejidad rítmica casi (salvando las distancias) monkiana. El tema, con el mismo título que el álbum ("El Cíclope y el Barco de Humo"), cambia de ritmo y añade swing, una especie de walking ejecutado con la mano izquierda que no es stride pero que hace fluir el tiempo con elegancia jazzística mientras el saxo mantiene la melodía y nos arrastra hacia el final. El segundo tema, de melancólica inspiración, nos remite a los mejores temas de sus discos anteriores, ese estilo intimista y (casi) cerebral que nos gusta tanto de las composiciones de El Sosias. "Hasta Pasado Mañana" es un dúo de resonancias clásicas, que nos devuelve matices como un buen vino, matices que van desde resonancias de Beethoven hasta modernidades como Debussy, Satie o Evans, y que, en sus casi siete minutos, parece conseguir que el tiempo se detenga antes de ese pasado mañana que cita el título. 


Algo parecido ocurre con "La Vez Que Me Fui", tema donde el piano crece desde la réplica hasta el solo con cada nota, primero aportando intensidad sin aumentar el ritmo ni el volumen (algo tan difícil) para luego crecer en inspiración. Casi llega uno a imaginar que es un tema a piano solo. Más allá, volviendo al protagonismo del viento (si aquí se puede hablar de algún protagonista) nos encontramos con un melancólico tema: "Sometimes los Lunes", con una romántica melodía de tintes cinematográficos, tintes que también rondan los motivos de "Lejos", una pieza de influencias ellingtonianas, con cambios de ritmo, con tanto swing como adagio, de una complejidad más cercana a la música clásica que a la Tercera Vía.

En el tema final ("El Guerrero Que Camina"), el clarinete nos muestra una melodía difícil, lenta, que se rompe con facilidad, mientras el piano pone su poesía sutil de fondo. Ustedes disculpen, pero hace rato que pasó la medianoche y este jazz moderno que habla de emociones ha imbuido mi alma de rimas... Buenas noches. Y buena suerte.

JAZZ EN EL LÍMITE

PAUL JONES, Clean (Outside in Music, 2017)

Nada más pinchar el disco, uno tiene la impresión de que Paul Jones podría ser la respuesta jazzística a Philip Glass. Su segundo álbum, Clean, utiliza el minimalismo como método de expresión. Sus temas cuentan historias apasionadas, interiores, rabiosas, pero cargadas de vida. Paul Jones tiene un blog donde habla de su experiencia como músico con diabetes tipo 1 en Nueva York. Literalmente, este es el subtítulo de su blog A Type 1 Life. Averigüemos qué tiene esto que ver con el jazz.

Procedente de la música clásica, manifiesta que su álbum tiene un esquema de hip hop, lo cual es más una intención narrativa (la fluidez, la libertad) que una estética, puesto que no hay hip hop ni cantantes en el álbum, sino un jazz moderno, más europeo que neoyorquino, y donde la influencia de lo que algunos llaman Tercera Vía se nota en muchos temas. 

La formación del álbum es un sexteto clásico (además del tenor, están Alex LoRe en el alto, Matt Davis a la guitarra, Glenn Zaleski al piano, Johannes Felscher al bajo y Jimmy Macbride en la batería) pero en algunos temas incorpora fagot y cello haciendo el papel del bajo ("Alphabet Soup") o utiliza clarinete, oboe, flauta, un cuarteto de saxofones (The SNAP saxophone Quartet)... consiguiendo así traspasar el límite de lo esperado y derivar del jazz moderno ("Buckley Vs Vidal", "Im Prety Uch Fkd") al minimalismo orquestal del que hablábamos, más cerca de Philip Glass que del jazz, especialmente cuando utiliza esas repeticiones rítmicas tan típicas de la música de Glass en los breves interludios de apenas un minuto ("Ive Sn Th Gra Md", "It Was Brh Cold", "Romulo's Raga" y "The Minutiae of Existence") que aparecen en el álbum interpretados por piano y octeto de madera, pero manteniendo siempre en activo la polirritmia jazzística, la improvisación y el gusto por lo inesperado.

Las diferentes formaciones que aparecen en los 14 temas del álbum sirven para mostrar distintas facetas del saxofonista. Paul Jones es uno de esos tenores de fraseo limpio y expresivo que no suena roto ni cuando sopla agresivo. Se nota la formación de conservatorio, como también las ganas de experimentar tanto con el jazz como con los ensembles de música contemporánea. Pero no todo es minimalismo. Esta heterogeneidad en los músicos también está en las composiciones (todas originales de Jones) y debe suponerse que los músicos han sido seleccionados en función de las partituras. En "I Am An American" nos encontramos frente a una balada a tempo medio, mainstream con una línea de saxo muy clásica y un solo de bajo que da pie a un walking bass también de lo más clásico, aunque el siguiente tema vaya un poco más allá ("Hola, Amigo"). 

Diferentes objetivos y un solo punto de mira. El álbum, gestado en Alberta (Canadá), en la Banff Creative Arts Centre, responde a las inquietudes compositivas de Paul Jones, mezcla de música clásica, pop, literatura, jazz y matemáticas: utiliza un método para componer basado en el texto, asignando notas a cada letra del abecedario y utilizando palabras (los títulos más extraños corresponden a frases de apertura de novelas en las que elimina las letras repetidas) para crear frases melódicas. A esto le añade un factor numérico aleatorio (!) para ampliar el rango de los intervalos. Como concepto, no deja de ser curioso y, como jazz, responde de una manera original a la definición de libertad creativa.


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* Web: www.paulthejones.com

BIG BACH

BILL CUNLIFFE, BACHanalia (Metre Records , 2017)

Para mi pesar, hace poco pude constatar que esa xenofobia que los músicos (en general) muestran hacia los músicos de jazz (en particular) a veces es correspondida. Escuchar a un profesional del jazz ridiculizar la necesidad de escribir la música o el hecho de tocar una partitura tal como la escribió el compositor me puso los pelos de punta. La relación entre jazz y música clásica (o como quieran ustedes llamarla) nunca ha sido fácil, pero hay ocasiones en que una ha bebido de la otra y ambas han convivido en gloriosas rapsodias inspiradas en la música negra o en swingueantes versiones de músicos de otros siglos o en lo que se dio en llamar La Tercera Vía. Extrapolando fenómenos estéticos, casi podríamos decir que el jazz es el barroco de las músicas populares.

En su nuevo disco, titulado BACHanalia, Bill Cunliffe, compositor, pianista y arreglista ganador del Grammy, nos propone un ejercicio de  tolerancia musical, de amplitud de miras, con unos arreglos muy jazzísticos. El jazz es una música multicultural, sobra decirlo. El disco contiene ocho composiciones. dos de Bach, una de Prokofiev y otra de Manuel de Falla ("El sombrero de tres picos"). Hace 60 años que Gunter Schuller, con su álbum Music for Brass, acuñó el término Third Stream (Tercera Vía) para referirse a la fusión de jazz y música clásica. Hace 7, Bill Cunliffe compuso un concierto para trompeta y orquesta que llamó Fourth Stream... La Banda (BCM+D Records, 2010), en el que ya experimentaba con esta hibridación entre los elementos del jazz y de la música orquestal más clásica. 


Pero Cunliffe, que comenzó su carrera como pianista y arreglista de la big band de Buddy Rich y ha trabajado con gente como Frank Sinatra, Joe Henderson, Freddie Hubbard, Benny Golson James Moody, es un músico de jazz: no mezcla sino que traduce. Utiliza los elementos de estos compositores (especialmente el contrapunto y los ritmos) para trasladarlos a la estética del jazz. 
Bach has always had that pulse. The Russian stuff - Shostakovich, Prokofiev - always feels like bebop to me. (Bill Cunliffe)
El disco tiene momentos muy brillantes en los arreglos, absolutamente entretenidos y lleno de detalles. Es uno de esos discos en los que uno encuentra nuevos momentos en cada escucha. Tiene una big band en la que sobresalen invitados tan interesantes como el baterista Joe La Barbera, el trompetista Terell Strafford, el saxofonista Bob Sheppard y la vocalista Denise Donatelli, cuyos scats convierten la música de Bach ("Sleepers Wake" o, lo que es lo mismo, la "Cantata BWV 140") en una delicia de jazz suave con aires caribeños. El diálogo de la voz sin palabras con los metales es brillante, como su intervención en el "Solfegietto", que convierte este clásico de Bach en un rítmico y divertido ejercicio vocal que parece escrito expresamente para un combo de jazz con vocalista femenina. "El sombrero de tres picos" es un arreglo que explora todas las posibilidades rítmicas del tema de Falla, con una interesante percusión que mezcla ritmos tribales con palmas flamencas y resulta de lo más jazzístico, y cuyos metales recuerdan armónicamente a las suites de inspiración africana de Ellington en algunos momentos.

Hay muchas más sorpresas en el álbum, escritas con mucho sentido de lo que es el jazz clásico, inlcuso algún momento atonal en las "Variaciones Golberg" (aquí "Goldberg Contraption") y, para rematar el disco, un clásico de Cole Porter ("I Got You Under My Skin"). Una bacanal musical que no decepcionará a ningún aficionado al jazz y que, quizás, haga algún fichaje entre las filas de los aficionados a la música de cámara.  

Las "Variaciones Goldberg" según Bill Cunliffe:



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* Web oficial: www.billcunliffe.com

MADE IN NEW YORK

Exploraciones de Luis González Trío 


Made in New York (PSM Records, 2016) es el sexto álbum de este trío liderado por el pianista Luis González. Once temas grabados en el Samurai Hotel Estudio de Nueva York en los que muestran un jazz de factura original, a caballo entre las influencias bop y la llamada Tercera Vía, presenta aquí unos temas imaginativos, de una bellísima fluidez, donde el trío se permite coquetear con influencias latinas y flamencas, sutiles, elegantes.

El estilo del pianista Luis González (Jerez de la Frontera, 1980; formado en el Conservatorio de Gerona) es un compendio de estilos, que lo han llevado de una formación a otra: flamenco jazz (Soniketeké), jazz fusión (Free Zone 4tet), jazz inspirado en la música sefardí (Sepharazz Mishpaha)... además de colaboraciones con orquestas clásicas como Orquestra Simfònica del Vallès, Orquestra de Cambra de l’Empordà..., que podrían explicar sus especulaciones jazzísticas en torno a la música de Bach ("Sarabande BWV 812"), un compositor que está llegando al jazz con demasiada frecuencia últimamente y con muy interesantes resultados; aquí, procesada en un delicioso tempo medio, como corresponde a esta danza tradicional, ejercicio que se repite con Bartok en  un tema que alterna ritmos binarios y ternarios, algo propio de algunas músicas tradicionales de los Balcanes (y también del flamenco) y que Bartok denominó ritmo búlgaro (el tema es "Bulgarian Rhythm" y contiene una obsesiva línea de contrabajo que remarca la expresividad del piano).



El trío lo completan Joan Solà-Morales al contrabajo (un bajista que suena a clásico y que se oye serio, incansable, tanto acompañando como cuando le toca protagonismo) y el baterista César Martínez (contundente y versátil como corresponde a un baterista de jazz), pero a lo largo de los seis discos de la carrera de este trío, han grabado (paradójicamente) en cuarteto, quinteto, sexteto... En el presente álbum colaboran músicos de diferentes nacionalidades afincados en Nueva York, como el  guitarrista israelí Gilad Heckselman (Esperanza Spalding, John Scofield...), capaz de aportar el toque oriental del flamenco mientras González deshace el teclado en notas de blues ("Frigi Blues"); el saxo tenor Lucas Martínez (emotivamente porteño en la versión del "Libertango" de Piazzola) y la vocalista Laura Noah, que hace una convincente revisión jazzística del clásico de Jimmy Cliff "Many Rivers to Cross", amén de aportar una composición de su propia autoría ("Dentro de mí").

En resumen, una amalgama de experiencias e influencias que se entrecruzan en la biografía de Luis González tanto como en su música, un punto de encuentro que cataliza en Nueva York, ciudad a la que el pianista dedicó una compleja e interesantísima suite y que es, también, el gran ejemplo de la fusión de culturas, músicas, músicos...

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* Web oficial: luisgonzalezmusic.com

** PSM Records: www.psm-music.com/luisgonzaleztrio/

LA BELLEZA COMO LENGUAJE

Carlos Pizarro, El sueño de las flores (2015)

Sensibilidad, búsqueda de la belleza y eclecticismo confluyen en el nuevo disco del guitarrista asturiano Carlos Pizarro, en su forma de tocar la guitarra, pero sobre todo de componer temas modernos que no caen en los lugares comunes de este tipo de aventuras: es rompedor pero sin estridencias. Por definirlo con pocas palabras, podríamos decir que El sueño de las flores es un disco de jazz moderno grabado en voz baja.


Pizarro es, además, compositor y educador, un guitarrista formado en la música clásica, de donde proviene su estilo ecléctico, que se nutre tanto del swing como del espíritu zen de la New Age o de la intelectualidad de la Tercera Vía, un estilo por momentos arriesgado e innovador pero siempre fácil de escuchar, renunciando a espectáculos atonales que pudieran franquearle gratuitamente la etiqueta de "modernidad". El resultado es un jazz híbrido, multiforme, a la búsqueda constante de la belleza y del placer que ésta provoca en el alma, una sensualidad que se refleja en el preciosista diseño de la portada, cuyo tema son (¡ojo!) órganos sexuales de flores, fotografiados por Paco Nadie.

El sueño de las flores contiene 9 temas, todos compuestos por Carlos Pizarro. Ocho de ellos superan los 7 minutos y llegan incluso a los 11. Esta longitud permite a los músicos desarrollar los temas con paciencia hasta conseguir una grabación más intensa e interesante de lo que resultaría una "comprimida". Hay temas en los que el compositor especula sobre ritmos y armonías y otros en los que se recrea en las sonoridades más amables. El piano comparte protagonismo con la guitarra y, a veces, ambos instrumentos se solapan con una frescura difícil de conseguir en tiempos lentos, que son los que más se escuchan en el álbum. Hay poca variedad de ritmos en las composiciones, aunque a ratos haga alguna sugerencia lejanamente folk o funky ("Y. Para Mauro Urriza") pero sí muchas y muy variadas referencias estilísticas a guitarristas clásicos de distintas épocas, pero (como todo en este disco) es algo tan sutil y tan elegamente colocado que precisa de algo más que cultura musical para percibirlo y valorarlo.

El tema "Pequeñitos" es un ejemplo del jazz introspectivo, innovador, de valentía satieriana, de Carlos Pizarro:


Los músicos del disco son:

Carlos Pizarro, guitarra
Jacobo de Miguel, piano
José María Feito, bajo
Fernando Arias, batería


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* Web oficial: www.carlospizarro.es

** Fotografía de Oscar Mulero, extraída de La Nueva España.