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TRADICIÓN PERSONAL

ALBERTO VILAS, Once cancións e unha danza (AMG, 2023)

Cada nuevo disco del pianista Alberto Vilas es un regalo para los oídos más exigentes. En este nuevo proyecto, titulado Once cancións e unha danza, busca en la tradición de su tierra, Galicia, para sublimar recuerdos y raíces en una serie de melodías de una belleza enorme, temas donde se funden folkore y jazz con una naturalidad abrumadora. Vilas es gallego y es jazzista, y ambas facetas conviven con una elegancia suprema. Como dice en la nota de prensa, parte de canciones que ya existen para buscar una nueva forma de creación. 
Nos cuenta Alberto Vilas: "No es una obra de recopilación de música popular, como había hecho Bartók y otros en su momento, sino un trabajo de buscar dentro de mí. [...] Llevo muchos años escuchándolas y cantándolas. Lo que hice ahora fue soltarlas, pero salieron mezcladas con todas mis experiencias e influencias acumuladas a lo largo de mi vida, con nuevas formas y nuevos colores."
Alberto Vilas es un hombre de jazz, por lo que elementos de la gramática del jazz salen a la superficie aquí y allá aportando esa novedad que convierte a estas composiciones basadas en viejas (y bellamente nostálgicas) melodías en algo nuevo e inspirador, tanto que a veces es difícil descifrar la canción de la que partió... 




Destacaría el precioso final de "Catro vellos mariñeiros"; la sensibilidad con que interpreta "La Portela", con sus cambios de ritmo; la "Danza das espadas" con sus notas altas y ese delicioso contraste de la mano izquierda; la delicadeza de ese tempo lento en "Ven bailar Carmiña" o la forma en que el piano canta en "Collín toxos e flores"... porque, en el fondo, todas son canciones (y una danza).

La naturalidad con que suenan los temas es soberbia. Se percibe que Vilas siente los temas. Los desarrolla con una belleza fresca, como recién salida de la inspiración, lo cual no es sino trabajo de compositor: se inspira en temas populares pero no los versiona sino que los recrea de una manera sofisticada y imaginativa. Y ahí se nota la pericia del compositor e improvisador que demostró Vilas en sus anteriores discos

No es jazz pero hay jazz en Once cancións e unha danza. No es un disco de jazz pero es un disco de Alberto Vilas, y eso es mucho. Si pensábamos que no podía superar su premiado Naialma, aquí está la constatación de que ha podido. Quizás este sea su álbum más personal.



* Más info: albertovilasquintet.wixsite.com

DE LOS DEDOS AL ALMA

ALBERTO VILAS, Naialma (2020) 

Como buen músico, el pianista Alberto Vilas sigue ese camino de la investigación y la invención constante. Le conocimos con su quinteto de Esperianza Crónica cromática, que redujo a cuarteto en Ubuntu (2016) y ahora se minimiza en un álbum en solitario, siguiendo la tradición de grandes pensadores del jazz como McCoy Tyner, Alan Broadbent o Bill Evans, con el que comparte esa lírica que toma elementos tanto de la música clásica como del jazz para buscar la expresión.

El título, Naialma, es un juego de palabras: nai (madre) y alma (alma) o, na ialma (en el alma). Las dos posibilidades del bonito calambur expresan lo que contiene el disco: autobiografía musicada a partir de los sentimientos. Este relato vital viene en el libro-disco acompañado por las fotografías de Pancho Salmerón y los textos de Santiago Barciela, que hace un repaso muy poético de la vida del pianista. Pero la verdadera autobiografía está en la composición.


Alberto Vilas es un pianista inquieto, que ha aprendido de la música clásica, del jazz, del rock e incluso de tango. Esta sensibilidad tan abierta se transmite a través de la serenidad con que sus dedos progresan por el teclado. Entre esos "pájaros" que nacen de su piano, como dice el texto de Barciela, surgen acordes clásicos con aires de improvisación para expresar por qué cosas "Daría un mundo"; el entusiasmo en el tempo contenido y, a la vez, inquieto de "Ángel" (dedicado al pintor Ángel Barros); la cálida "Nana para Aylan", con su larga intro y su expresionismo, buscando siempre el silencio; esa canción lacónica pero que desprende un brillo de ilusión en su 3/4 que es "Valsa da esperança"; esa belleza, tan evansiana, de "No reverso do universo"... o ese rotundo final, con la pasión que pone la mano izquierda para subrayar el trabajo de esa melodía rota que esboza apenas su contraria, redondeando (incluso en el título) el recorrido de un disco sublime y único. 

Según el pianista, en el disco no hay ningún corte ni edición. Fue grabado en directo, cada tema de una sola toma y sin post-producción. Cinco años de trabajo que son el resumen de toda una vida (musical y también, intuyo, real). 

Es, categóricamente, un trabajo brutal, visceral, enfocado desde la sensibilidad y la delicadeza, lo cual no es tarea fácil, unas composiciones que hablan con poesía y que revuelven sentimientos de una manera tremenda sin hacer ruido. Sencillamente, magnífico.


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* Web oficial: albertovilas.com

UBUNTU

ALBERTO VILAS QUARTET, Ubuntu (2016)

"Ubuntu" es una palabra sudafricana que simboliza la interrelación entre los seres humanos, un concepto que explica que sólo somos a través de los otros y de lo que formamos todos juntos. Esta cosmovisión de la naturaleza humana impregna el espíritu del nuevo disco de Alberto Vilas: su música es lo que es a través de la conjunción de todos los músicos que han trabajado en él, un cuarteto al que ya escuchamos en su anterior Crónica cromática (2014).

"Una persona es persona a través de otras personas. [...] Sólo puedo ser si soy completo. [...] Yo soy porque nosotros somos. [...] Quien tiene ubuntu es abierto y está disponible para los demás, apoya a los demás, no se siente amenazado por los demás y hace cosas buenas, está seguro de sí mismo, sabiendo que una gran parte de todo ..." Desmond Tutu.
Quizás la definición del término sea algo más compleja, como demuestra el álbum, demasiado complejo de explicar para el escaso espacio del que disponemos. El CD contiene nueve temas, un puñado de composiciones cordiales y optimistas, una puesta en valor de la serenidad como expresión y arreglos de gran belleza creados a partir del virtuosismo y de otros apreciables subterfugios como el empleo de las octavas altas del piano, efectistas percusiones ("Etérea"), un inspirado saxo soprano (Rosolino Marinello)... todo ello amparado en su mismo cuarteto y una filosofía vital, festiva y armónica que se corresponde con el título: Ubuntu.
 
Pero tras este mensaje de universalidad y búsqueda de la belleza, a poco que nos detengamos a analizar los temas, descubrimos que se trata de un disco de jazz experimental (experimentación no basada en la atonalidad ni en los ruidos, es evidente) que retoma el espíritu inquieto y especulativo de su anterior Crónica cromática: exploraciones musicales relacionadas con armonías, estructuras, tempi, momentos de trío, dúo o piano solo, uso de la voz como instrumento...

Esta es quizás la novedad más llamativa de este álbum, la presencia de una cantante. La cubana Diana Tarín aparece en el tema "Espuma de Mar" como vocalista y letrista. Colaboradora habitual del cuarteto de Alberto Vilas, entona una letra que (se aprecia claramente) ha sido escrita sobre la música, a favor de la música, como si fuera música, resultando un instrumento más del conjunto. Ubuntu.

Fotografías de Juan Luis Amado
En cuanto a los cambios de formación que tanto nos han gustado, es imposible destacar sólo uno. El final del álbum es un tema a piano solo (una composición titulada "A arte de seguir en pé", que resulta una coda aparentemente sencilla pero que sintetiza todas las intenciones del disco). En la mitad del disco, escuchamos el tema "Equilibristas", donde Vilas y Juansy Santomé al bajo se alternan en los papeles de melodía y acompañamiento, con un ostinato hipnótico que es una maravilla, y el único apoyo de la percusión (Javier Barral) en determinados momentos, un trío que se repite en "Leatherhead". El tema "Ocre", en cambio, es un experimento de dúo piano/saxo que juega con el tempo y la expresividad.

Aquí queda un video de muestra. Que lo disfruten.




http://jazzeseruido.blogspot.com.es/p/relatos-de-jazz_28.html

ALBERTO VILAS QUINTETO

Nuevas visiones... cromáticas

Existe cierto antiguo refrán que comparaba a Liszt con Chopin. Lalo Schifrin lo (re)utilizó con los nombres de Bill Evans y Oscar Peterson. Para Schifrin, Peterson y Liszt conquistaron el piano; Evans y Chopin lo sedujeron. Extendiendo la alegoría, podríamos decir que Alberto Vilas lo enamora. La manera en que extrae la belleza de las 88 teclas con sus composiciones y su forma de tocar validan esta afirmación. En todo caso, tanto las referencias a Evans como a los clásicos vienen muy a cuento aquí porque el pianista que escuchamos hoy trae tras de sí una formacion clásica. Alberto Vilas, el músico en cuestión, presenta en su segundo disco, Crónica cromática, un álbum en quinteto, donde aúna heterodoxia y vanguardia con elegancia.

El primer punto a favor del disco cuando lo tenemos en las manos es su presentación. Ni caja de plástico ni digipack. El álbum llega en una espectacular caja de cartón sin plastificar. En su interior, el disco viene en un sobre de papel negro con el logotipo en relieve. El libreto, por su parte, es un A-4 plegado en seis partes que lleva en un lado la reproducción de una interesante pintura de Lolo Nantes y por el otro toda la información que corresponde al libreto. Una delicia para coleccionistas en estos tiempos de iTunes y sucedáneos.


En Crónica cromática está presente esa ductilidad del jazz para enredarse y transformarse con influencias externas y no tan externas. Alberto Vilas es un pianista de conservatorio (Vigo, en concreto), con formación jazzística (alumno de Abe Rábade y Paco Charlín en el Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra) y con cierta experiencia en otras músicas como el rock y el tango (forma parte del proyecto Tangata). Todo esto tiene un peso específico en su manera de componer y se nota en el disco, donde el jazz fluye con la suficiente libertad como para adentrarse en ciertas sonoridades sin salirse de la senda.

En cierto modo, esto es lo más remarcable de Crónica cromática, el hecho de presentar un repertorio heterodoxo y transgresor a la vez, lleno de referencias jazzísticas pero innovador en estructuras, en armonías, en el mismo concepto del quinteto con piano, guitarra y saxofón, una formación no muy habitual pero que constituye un quinteto en el sentido más jazzístico de la palabra, aunque se permita la licencia de variar el número de músicos en algunos temas e incluso de hacer un maravilloso solo de piano en la coda del disco ("Alma en calma"). En lo innovador, la capacidad para integrar elementos ajenos al jazz y ese cromatismo del que Alberto Vilas presume en el título del disco, un cromatismo que queda patente en cada compás y en cada armonía. No hay que ser músico ni leer música para apreciarlo: se entiende en la diversidad de conceptos que se barajan tema a tema, en el sentimiento que hay en ellos y en la enorme paleta de colores (valga la metáfora) que podemos escuchar. A pesar de todo esto, los temas suenan de una manera fresca y natural, fácil de escuchar. Y esto no es poco.

El quinteto lo componen el guitarrista Felipe Villar, del que hablábamos hace poco por el lanzamiento de su álbum Home y que aquí tiene un papel principal, aportando color y, en cierto modo, espejando el lenguaje del piano. Nos ha gustado especialmente la manera en que ambos instrumentos se combinan, hablan y se responden en "Coma peixa na auga", un tema que contiene elementos funk de una manera sutil, un tanto sublimada. En "Onírica" también hay una conexión piano/guitarra ciertamente bella. Rosolino Marinello es nuestro descubrimiento de este disco, un saxofonista versátil (alto, soprano...) y, en cierto modo, clásico, que no defrauda y que se integra en el quinteto con eficacia. En el contrabajo está Juansy Santomé, al que hemos escuchado antes acompañando a Marcos Pin en el proyecto Organic Collective y en Factor E-Reset. Javier Barral nos ha sorprendido también por el uso que hace de las escobillas. Nunca habíamos notado tal abundancia de escobillas en un disco y con tan buen resultado. Cuando un batería es rítmico y espectacular sin recurrir al ruido ("Vai pasar", "Instante distante") tiene que recibir nuestro aplauso.

Como es nuestra costumbre, elegimos un tema del álbum. En Crónica cromática nos ha gustado especialmente este "Instante distante" porque suena canónico y, al mismo tiempo, contiene todos esos elementos de fusión con la clásica y el folk que mencionábamos, todo ello con una elegancia que es la seña distintitva de las composiciones de este disco. Que ustedes lo disfruten y, si es en formato físico, mejor.



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** Fotografía de Juan L. Amado.