ELLINGTON Y BACH SE DAN LA MANO
RON CARTER EN LOS ALPES
TRES MANERAS DE EXPRESAR SERENIDAD
CECILIE STRANGE, Beyond (April Records, 2023)
La compenetración entre los cuatro músicos favorece esta interpretación calmada de lo que es el jazz contemporáneo: lírismo, emoción contenida, inspiración, sutileza, intelectualidad... Todo el álbum parece estar tocado en voz baja, como haría una madre para no despertar a su hijo. Las melodías son como pensamientos íntimos. Los lentos fraseos del saxo reflexionan y el resto de los músicos está a su servicio, incluso cuando calla y encontramos el valor en esos silencios (como en "Midnight Sun Upon Saltværsøya", donde hay un delicado y sutil diálogo entre bajo y piano).
Siempre he pensado que todas las formas de creatividad están conectadas y se nutren unas de otras, y el planteamiento de este Beyond de Cecilie Strange conecta esas dos formas de creatividad tan supremas como son la música y la vida.
| Foto : Mike Højgaard/neue.pink |
No es free jazz. ¿Improvisación? Algunos amantes de la improvisación libre dirán que estamos ante un disco aburrido, pero los recursos que Tranberg y su trío van desplegando a lo largo del disco convierten la escucha en algo muy distinto. Para empezar, no es un trío habitual: trompeta, bajo y batería se convierten en algún momento en trompeta, chelo y batería ("Ukendt/Bitter Funeral Beer").
Un álbum de texturas, exploración e introspección en el que se mira a sí mismo a través de sus encuentros musicales de las últimas tres décadas: todos los temas son versiones, en las que hace suyos a Masabumi Kibuchi, Ornette Coleman, Rodgers & Hart, Paul Motian, C.V. Jergensen... para encontrarse a sí mismo. El resultado es un disco calmado, pacífico en su forma, impredecible.
* Más info: kaspertranberg.com
DIÁLOGOS
JOVEN MADUREZ
BEETHOVEN GOES JAZZ
VEIN, Our Roots (2022)
| Fuente: Facebook |
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* Más info: https://vein.ch
UNA BANDA DE ENSUEÑO
| Foto: Dave Stapleton |
En parte, fue una especie de 'comisariado': quería unir estas combinaciones de músicos y permitirles hacer suya la música: cada músico tomó decisiones creativas durante los tres días de grabación que cambiaron el rumbo de como la melodía había sido originalmente concebida.
RITMO PAN-EUROPEO
| Foto: Antonio Porcar |
Los temas, todos originales, pertenecen la mitad a López y la mitad a Kadziela, salvo el último corte del disco, que está escrito por el contrabajista. Es la composición más breve del álbum, un tema titulado "Opop" donde Johannes Vaht desarrolla un vertiginoso y temprano solo que da paso a un tema alegre, vital, de ritmos que se rompen y reconstruyen, donde el piano y la batería juegan a desacoplarse y donde el saxo hace de elemento cohesionador en un final repentino.
LA BELLEZA DEL SILENCIO
| Fotografía de Asle Karstad |
| Imagen del vídeo promocional |
El concepto melódico y armónico de Wesseltoft, y su uso de la mano izquierda, hacen que el esuchante se olvide al momento de que estamos ante un disco de piano solo. Su digitación engancha por su fluidez dentro de la serenidad del álbum, tan alejado de su anterior y ecléctico New Conception of Jazz (Jazzland Recodings, 2016). El regreso del pianista a la soledad de las 88 teclas, al concepto acústico del jazz moderno, europeo, lindante con la Third Stream como y con la música tradicional y sincera es motivo de celebración.
EL JAZZ ES UN COMPLICADO MANDALA
| Críptica imagen de Carlos López que da la bienvenida a su web |
Los combos:
UN DÍA VOLVERÉ
Hubo otras muchas razones, por supuesto, como la acumulación de antecedentes penales por el tema de las drogas o la radicalización de ciertas posturas racistas norteamericanas, que coincidieron con una mayor concienciación de los colectivos negros por sus derechos civiles. De esto último trata, en cierto sentido, Un día volveré (originalmente titulada Paris Blues y dirigida por Martin Ritt en 1961). Un músico negro (Sidney Poitier) que vive afincado en París, donde toca en un club de jazz en el que goza de cierto pretigio, conoce a una turista americana, también de color (una jovencísima Diahann Carroll) de la que se enamora. Ella lo pone entre la espada y la pared, o entre el jazz de París y el regreso a Estados Unidos, convencida de que su deber es no huir sino luchar in situ por los derechos civiles de los negros.
Desde el punto de vista cinematográfico, la película es una floja historia de amor, y sólo Joanne Woodward es capaz de crear un personaje fuerte y con carácter. Sin embargo, desde el punto jazzístico, Paris Blues acumula méritos para ser una cinta de culto entre los aficionados. Por un lado, está la fabulosa banda sonora de Duke Ellington, que acompaña cada momento de la película y creo que es, junto con Anatomía de un asesinato (Otto Preminger, 1959), su mejor composición para el cine (¡"Mood Indigo"). Por otro lado, está Louis Armstrong interpretando a Wild Man Moore, un trompetista de gira con su orquesta por Europa. De las dos breves apariciones de Satchmo en la película, la segunda, cuando irrumpe con su banda en el club donde tocan los protagonistas, desafiando uno por uno a todos los músicos de la banda, es fabulosa. Él toca, su trompeta señala y desafía a cada uno de los músicos, y éstos responden como en las mejores jams. Un momento jazzístico glorioso que podéis ver en este video:
También hay muchos otros ingredientes: el escenario, un club subterráneo de la orilla izquierda, con un público entregado y heterógeneo, muy auténtico; el músico interpretado por Serge Reggiani, que se debate entre la droga y sobrevivir por la música, nos devuelve la imagen de tantos músicos de jazz de la época; el bajista del combo es Guy Pederson y el pianista es Aaron Bridgers, quien fue pareja de Billy Strayhorn, a quien abandonó para exiliarse a París huyendo de la homofobia que inundaba América en 1947; el repertorio que toca el combo en la película (Mood Indigo, In a Sentimental Mood...) es imprescindible...
Muchas veces, las razones de un exilio no radican simplemente en de dónde se huye sino a dónde se elige llegar. París es, desde el siglo XIX, un referente del arte, un imán que atrae y revoluciona a los artistas que eligen instalarse allí. En el XIX fue la pintura, en el XX el jazz. ¿Fueron los músicos americanos quienes trajeron el genio a París o fueron ellos quienes recibieron su magia? Funcione en la dirección que funcione, París y jazz conforman un tándem increíble. La llegada de músicos de todo el mundo no ha cesado. París espera siempre. Los clubs, también. Llevo años diciéndolo. Un día volveré.
Festival Noctambula 2009
MAYBE IN OTHER LIFE
MATCH BALL
Parece que estuviéramos escuchando a Bill Evans pero es Borja Cao con su trío: Juan Cañada al contrabajo y Max Gómez a la batería. Odio las comparaciones, pero no he encontrado otra forma de describir esta forma casi “académica” de crear una melodía para trío de piano. Se llama El cielo puede esperar y es, sin duda, el mejor tema de su álbum Match ball (Audia, 2009).
Borja Cao es profesor de solfeo, pedagogía musical y música de cámara, y trabaja como profesor de piano en el Conservatorio Profesional de Música de Santiago de Compostela. Esto explica su dominio de la técnica y su vena clasicista a la hora de componer. ¿Qué explica la pasión con que arranca esas notas del piano? Borja Cao es un jazzman con la capacidad de brillar desde lo íntimo, como Evans (perdonen de nuevo la comparación), destinado a sorprender con la sensibilidad de sus teclas sin sobornarnos con parafernalias, esto es, construyendo música con la desnudez del trío, una de las formas más difíciles de triunfar, pero más gozosas para el espíritu de los que amamos el jazz.
Olvidaba reseñar que Match ball es su primera incursión grabada en el mundo del jazz. Adivino que el título, terminología deportiva, alude más a un desafío intelectual que físico, ya que los temas han sido grabados en vivo en el Teatro Principal de Compostela el 5 de mayo de 2009, un viejo subterfugio para abaratar la producción de un disco que, sin embargo, entraña los riesgos del directo y, a la vez, nos devuelve el sabor del jazz visceral, que la tecnología suele negarnos. Para muestra de esto, el último tema: Siéntelo, una prudente explosión de técnica de trío.
Si alguien se atreve a hacerse con el disco, encontrará baladas magistrales como House party y montañas rusas técnicamente perfectas como Xogo bonito (otra alusión deportiva) y hallará también otro ejemplo más de la avalancha de músicos gallegos que están irrumpiendo en el panorama del jazz made in Spain y que podemos sumar a figuras establecidas como Paco Charlín, Abe Rabadé o Pepe Evangelista, y a otros músicos jóvenes gallegos que estoy descubriendo. Mi próximo objetivo es encontrar tiempo para escribir sobre algunos que me han sorprendido enormemente.
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* Visita la página web de Borja Cao.
JAZZ EN PUNTA
¿Lo peor? Poca, poquísima información en la red sobre el festival, algo que debería mejorarse si lo que se pretende es que alcance algún día el status de popular.
Hasta donde llega nuestro conocimiento, ésta es la programación:
Día 4 de septiembre:
- Big Band de la Escuela Municipal de Música de Punta Umbría
- Cordelia
Día 5 de septiembre:
- The Cherry Boopers
JAZZ vol. 3
De esta especialidad del conservatorio acaba de aparecer un CD titulado Jazz volume III, grabado en La Coruña el 17 de abril de 2009, con un quinteto formado por Ricardo Costa (trompeta, fiscorno), José Manuel Rodríguez (saxo tenor), Jacobo de Miguel (piano), Gustavo Hernán (contrabajo) y Miguel Queixas (batería).
Todos los músicos son alumnos del Conservatorio, estatus que explicaría que, por encima de la brillante calidad de la grabación, en las versiones se prodigue más un clasicismo calcado de los intérpretes originales de los temas grabados que las improvisaciones y aportes personales de los músicos actuales, que los hay, pero menos. Esto, que podría ser un defecto más que una virtud, dice mucho de la altura de la grabación. Dejemos la improvisación para los directos.
Con todo, este disco que debería ser un trampolín para pasar de la escuela al CD, nos muestra un repertorio enorme y maduro, que comienza con Milestones de Miles Davis, con esa alegría contagiosa de la batería en 4/4 con Miguel Queixas como un Philly Joe Jones redivivo y los continuos juegos de tensión/distensión del ritmo de la composición de Miles, que la
Resumiendo, mucho swing y un sonido limpio y excitante. Otro descubrimiento. Confiemos en ver a estos músicos dentro de poco liderando sus propios combos...
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(*) La foto es de César Quian, y la he sacado de La Voz de Galicia.