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LA FLAUTA QUE CUENTA HISTORIAS

NEUS PLANA TURU, 12.12 (Microscopi, 2024)

Cuando uno tiene hijas pequeñas aprende a desconfiar de los discos que llevan la portada rosa; pero el prejuicio se desbarata cuando se desprecinta el disco de Neus Plana Turu y comienza a sonar un jazz complejo, maduro, lleno de referencias reconocibles sobre las que sobrevuela una voz personal, ágil, versátil, que no solo domina el lenguaje de la flauta travesera sino  que se expresa, como buena políglota jazzística, en un idioma mestizo que aúna jazz, flamenco, armonías clásicas y ritmos árabes. Licenciada también en Psicología, Neus toca con un sentimiento holístico: "interpretación, pedagogía y terapia forman un todo". 

Neus Plana Turu se expresa con virtuosismo y sentimiento, con fraseos cálidos que no buscan el lucimiento ni el efectismo fácil sino el sentimiento. Nacida en Tarragona en 1988, comenzó con la flauta travesera con 8 años para concluir su formación en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC). Después se formó en improvisación en el Conservatorio Superior de Música del Liceo, interesándose por las músicas karnáticas, por el jazz (lo que le llevó a estudiar en el Taller de Músicos de Barcelona) y por el flamenco, cursando un máster de flauta flamenca también en la ESMUC. Ha sido miembro del quinteto de viento Mon Art, de la banda de percusión corporal SSM Big Hand, del espectáculo La Gran Fuga y del dúo de flauta travesera, percusión corporal y guitarra Naisa Dúo. Actualmente, toca con el cuarteto de flamenco y jazz Con-fusión Project.  Es también intérprete y formadora en percusión corporal. 

Las composiciones de Neus Plana Turu hablan de experiencias vitales, de personas, de amor, empoderamiento, autoestima y muerte. Puede sonar a temas demasiado usados por los medios, pero su música es sincera y se percibe en la interpretación, no solo a la flauta sino como líder de un combo que habría que destacar por su interplay y su solidez, tres músicos que consiguen que este jazz de raíces flamencas suene árabe y americano al mismo tiempo. Mi favorito es el contrabajista (eléctrico) Pablo Donaire, que aporta un sentido del ritmo que es más evidente en la percusión (Antonio Parraguez Rodríguez, sutil en "Sola" y espectacular en "Vida") pero que, en el bajo, adquiere una dimensión profunda e hipnótica. Carles Font Turón consigue esa dimensión folk y sofisticada al mismo tiempo que tiene la voz del piano en el flamenco (¡ese "Maig d'amor"!). En "La raó de ser" Neus dialoga nada más y nada menos que con Jorge Pardo, una conversación a dos voces serena y brillante. La visita de Jorge Pardo no es solo una colaboración sino una ratificación de que Neus Plana es una voz a tener en cuenta. 

El disco se presenta en concierto en las siguientes fechas: 

· 20 de octubre en la Libreria Byron de Barcelona.
· 23 de noviembre en el Auditorio de Banyoles (Girona).



* Web oficial: neusplana.com

VIRTUOSISMO Y COLOR

FERNANDO BROX, From Within (Fresh Sound, 2024)

Fernando Brox
pertenece a esa rara especie de flautistas de jazz capaces de armar un discurso sólido y fluido, adictivo. En su cuarto disco como líder, presenta 8 composiciones propias grabadas en el Jazz Campus Reggie 1 Studio de Basilea (Suiza) en noviembre 2023. Con mucha improvisación, interacción continua con la sección rítmica y diálogos con el piano y la guitarra, un álbum tan heterogéneo como sorprendente.


El disco se inicia con "Kuku", un tema intenso, lleno de energía, donde Brox deja claro su estilo heterogéneo cargado de influencias, desde el swing a giros flamencos, perspectiva moderna y largos fraseos de quien tiene mucho que decir. Toda una declaración de intenciones. 

Pero en el disco también encontramos temas meditativos donde se expone a otro tipo de melodías, como "Si no fueras solo un sueño" o "Kalahari", donde la flauta se presta a interesantes juegos con la guitarra. Los aires latinos ("Blue Clouds"), las palmas flamencas ("Satanic Affair") o la rumba que cierra el disco ("Rumba Pa Ti") contribuyen a conformar un caleidoscopio donde parece que Brox quiere darlo todo, no dejar ningún recurso sin usar. Visto en conjunto, el álbum está lleno de improvisaciones, sorpresas, armonías complejas y mucho, mucho color. 




De resto del repertorio nos quedamos con "The Bagpiper", uno de esos temas totales, donde todo el quinteto brilla en solos o en conjunto. Sobresale el protagonismo inicial de la guitarra (Wilfred Wilde), con un discurso sincopado y expresivo, al que sigue un intenso solo de piano (Iannis Obiols) cargado de energía. Mientras la sección rítmica (Nadav Erlich al contrabajo y Iago Fernández en la batería) avanza a todo tren, sin dar descanso, Brox asume su solo, muy colorido, que lleva el tema a un pasaje especulativo y tenso para terminar en una coda perfecta. 




A Fernando Brox (Málaga, 1988) le habíamos escuchado acompañando a músicos muy interesantes (Ernesto Aurignac Enrique Oliver, Julián Sánchez, Juan Galiardo, Javier Galiana. oracio Fumero, Perico Sambeat, Jorge Rossy...). Formado en el Conservatorio de Málaga y en el ESEM Taller de Musics, ha grabado tres discos como líder y ha obtenido premios como el de Mejor Solista (con Daniel Torres Quintet en el Concurso del Portón del Jazz 2017) y Mejor Solista en el concurso internacional Johnny Raducanu (Braila, Rumanía). From Whitin es un paso adelante que afianza su carrera como músico, improvisador y compositor. 




NOSTALGIAS DE LO COTIDIANO

LIDIA FACERÍAS | EDU PONS, Mapas de días y pájaros
(Underpool, 2022)

Con el enigmático pero sugestivo título de Mapas de días y pájaros, nos encontramos una colección de composiciones de jazz contemporáneo, de estructura muy libre, que muestran, sin embargo, una belleza abrumadora. Con mucha libertad y el arriesgado formato del dúo piano/saxo, Lidia Facerías y Edu Pons despliegan un mapa de nostalgias que conectan con influencias jazzísticas (y de otros ámbitos) que no dejan indiferente al que escucha.

Hay una sinergia evidente entre estos dos músicos, que ya grabaron juntos en 2021 un EP titulado Cambió la hora. Fruto de esta experiencia, han desarrollado este repertorio compuesto por ambos (aunque por separado) y en el que comprobamos no solo el interplay sino también que el experimento funciona y que la tímbrica de piano y viento (ya use Pons flauta, saxo tenor o soprano) encaja en ese relato nostálgico que nos plantean en títulos como "Árbol eterno", "Aristea", "Lonely beret's man"... con algún inciso más rítmico y divertido ("Piracucú", donde la flauta de Pons nos trae reminiscencias de jazz latino).


Composiciones muy inspiradas que instalan al oyente en paisajes sonoros como mapas de lo cotidiano (cuentan), con un efecto narrativo, muy cinematográfico, casi gráfico, que funciona como una banda sonora. Un proyecto lleno de sensibilidad que también exige sensibilidad al oyente y que, al tiempo que rompe estereotipos del jazz, encaja con muchos de ellos para placer de quien escucha. Muy recomendable.



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TRÍO DE FLAUTA Y HAMMOND

ISABELLE BODENSEH, Flowing Mind (GLM Records, 2023)

El trío de Hammond (órgano, guitarra y batería) tiene habitualmente como invitado al saxo tenor, pero este álbum enfrenta a dos instrumentos de tímbrica peculiar, el Hammond y la flauta. Y vale la pena escucharlo no solo por lo inusual sino por el resultado. La flautista Isabelle Bodenseh nos ofrece en Flowing Mind ese contraste moviéndose en todos los rangos del instrumento (también en la flauta baja) con soltura, expresividad y un swing fabuloso. El disco llega tras el obligado parón de la pandemia y después de más de 30 colaboraciones, dos discos de su grupo Jazz à la Flute y uno a dúo con el guitarrista Lorenzo Petrocca.

Isabelle Bodenseh, mitad francesa mitad alemana, se formó en la música clásica pero entendió pronto que ahí no encontraría la expresión que buscaba. Estudió jazz con James Newton en Los Angeles, buscando en la improvisación su propia voz. Luego fue a Cuba, de donde se ha traído ideas que aparecen en este álbum y que su flauta combina de manera muy inteligente con el trío de órgano formado por Lorenzo Petrocca a la guitarra, Thomas Bauser al órgano Hammond y Lars Binder a la batería . 

Foto: Renée van der Voorden
La guitarra, cuyo lenguaje contrasta tan bien con la cadencia del Hammond, toma la iniciativa en algunas ocasiones con mucha frescura y crea una simbiosis muy interesante con la tímbrica de la flauta, un diálogo que nos trae al recuerdo inevitablemente a aquella colaboración de George Benson con el músico de Return to Forever Joe Farrell (Benson & Farrell, CTI, 1976). Bodenseh, sin embargo, busca una vitalidad distinta en los temas, dejándoles fluir con fuerza. Los aires latinos de algunos temas ("Dog Rose", "ASAP") recuerdan mucho la virtuosa síncopa de Jorge Pardo cuando su flamenco se acerca a aires latinos. Bodenseh tiene, como el español, ese gusto especial por los discursos largos y bien armados. También es capaz de hacer esto mismo con delicadeza en temas más nostálgicos como "Mediterranean Bossa". Hay mommentos fabulosos e intensos como, por destacar alguno, el solo de Bodenseh en "Molecular Cooking" o todo el tema "Chilly Chally", donde sopla con una garra fabulosa, no exenta de funk, un elemento que está presente en casi todo el álbum.

La anécdota cuenta que Isabelle Bodenseh perdió la capacidad de soplar (y respirar) a causa del virus, pero que las ganas de volver a tocar le dieron las fuerzas necesarias para volver y la inspiración para el tema que da título al álbum, ""Flowind Mind".
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INCONFORMISMO

JUAN SAIZ, Pindio II (Leo Records, 2022)

Ya hemos hablado aquí en otras ocasiones de Juan Sáiz a propósito de otras formaciones en las que ha participado, siempre muy bien acompañado (Dr. Bobô, Baldo Martínez/Juan Saiz/Lucía Martínez, Juan Saiz Trío) y siempre a propósito del riesgo de aventurarse, con un instrumento tan frágil como la flauta, en terrenos peligrosos que van del free a las fusiones cercanas al rock o a las melodías tradicionales. En esta ocasión, con motivo del lanzamiento de la segunda parte de Pindio (Leo Records, 2016), repasamos el ideario de Juan Saiz, que vuelve acompañado por Marco Mezquida al piano, Manel Fortià al contrabajo y Genís Bagés a la batería. 

Para quien no haya tenido la suerte de escucharlo aún, diremos que Juan Saiz, que toca aquí flauta y saxofón, es un músico formado en el conservatorio de Santander y que se especializó en jazz en la ESMUC y en el Klask Koninklig Conservatorium de Gante (Bélgica). Hasta hoy, ha grabado siete discos como líder o co-líder, amén de una amplia lista de grabaciones como acompañante en discos de jazz, flamenco, folk, música clásica e improvisación libre. 


En Pindio II y siguiendo con su estilo personal, Saiz pone sobre la mesa una serie de composiciones originales que abren ante nuestros oídos muy diferentes paisajes sonoros, desde momentos de frenesí ("Index Librorum Prohibitorum") hasta desconcertantes atmósferas oníricas ("Dogma I", "Dogma II").. En todos hay espacio para la improvisación colectiva y la expresión de cada uno de los solistas, capaces de pasar de una lírica cercana a la música clásica ("Aurora") a temas agresivos que rozan lo atonal, como "El grito", un tema con solos rabiosos de Saiz y una rítmica agónica, urgente, cercana al rock, que adquiere un aire onírico con los fraseos de piano de Mezquida. 

Audacia, violencia, desorden e inconformismo son las líneas que sigue Juan Saiz para sorprender a los curiosos y golpear a los aficionados bien pensantes. Es un camino cuesta arriba (como expresa el título en un vocablo muy cántabro) en el que, sin embargo, estos cuatro músicos parecen sentirse cómodos.

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* Web: www.juansaiz.es

* Disco: www.leorecords.com/?m=select&id=CD_LR_926

TRANCES

JORGE PARDO, Trance Sketches (Karonte, 2022)

Decir que este es el disco más original de Jorge Pardo sería, a estas alturas, una insensatez, porque el flautista y saxofonista lleva sorprendiéndonos varias décadas con ideas, recursos e inventivas. Lo original del disco es, si cabe, la amalgama cultural y estética de los músicos que lo han grabado y de los que hablaremos después. Destaca uno en particular porque, si Miles Davis tenía a Gil Evans, Jorge Pardo también tiene su Gil. Juntos publicaron en 2020 el íntimo Brooklyn Sessions y ahora lanzan un disco grabado en 2018 y nacido alrededor de unas circunstancias muy especiales. El nombre es el de Gil Goldstein, un pianista de Baltimore residente en Brooklyn; las circunstancias, la grabación de un documental.

«La propuesta era rodar una secuencia en New York con algunos de mis colegas más próximos allí. La mayoría son grandes músicos y muy solicitados, y se ponían difíciles las condiciones para poder juntarlos para hacer una buena jam. Así que decidí dejar que las cosas pasaran en la confianza de que, si había apuntado bien con la flecha, sucederían cosas interesantes. Lo que llamamos infortunio, o golpe de suerte, que pueden ser contradictorios, se asolapan, de manera que a veces lo que sientes como un infortunio es la base para un buen golpe de suerte.»

Viene un equipo desde París para rodar, Gil no aparece, no hay partituras definidas y Jorge Pardo se saca de la manga el duende, estos trances que son improvisaciones musicales de tan alto nivel. Eso, en definitiva es el disco, Jorge Pardo en toda su madurez, en todo su brillo, improvisando, creando con una serie de músicos de lo más dispar (y esto es lo que lo convierte en un disco especialmente original en la discografía de Jorge): Gil Goldstein (teclados, alma de esta reunión y un gran solo en el primer tema), Rycardo Moreno, Juanito Pascual, Paco Soto y Melón Jiménez (guitarras), Edmar Castañeda (arpa), Bego Salazar Ganavya Iyer Doraiswamy (voces), Matt Garrison (bajo), Mark Giuliana (batería), Guillermo Barrón (cajón) y Jesús Pardo (sintetizadores). 

«En esta sesión que se publica bajo el nombre de Trance sketches resurgen una vez más todos mis amores musicales, soy transparente y no puedo ocultar que gozo igual con Mark o Gil que con Melón o Paco, con Edmar o con Ganavya, o con Bego y Jesús, por poner algunos artistas con mundos propios que representan tendencias musicales.»

La mezcla de jazz y flamenco, de lo electrónico y lo acústico, de la tradición oriental, la flamenca y la americana... es, en definitiva, el vendaval mestizo de este álbum, y es lo que se puede ver y escuchar también en el documental de Emilio Belmonte Trance.


AIRE FRESCO

EME EME PROJECT, Pacemaker (2022)

Desde el diseño ochentero de la portada, uno sabe que no se encuentra ante cualquier disco que se publica en España. Eme Eme Project mira hacia la música negra sin complejos, con una sólida propuesta musical que fusiona, con un estilo atemporal, funk, jazz y hiphop en los labios de su líder, la flautista Marta Mansilla, compositora, improvisadora y con un lenguaje muy personal, lleno de soul y virtuosismo.

Foto: At. One
Marta Mansilla es una instrumentista nacida y formada en Madrid. Graduada en el Conservatorio Profesional de Amaniel, se formó en la Escuela de Música Creativa, La Escuela de jazz de Galapagar y La U Flamenco, con profesores como Jorge Pardo, Javier Colina, Guillermo McGill, Patxi Pascual y Bob Sands, entre otros. Ha colaborado con artistas de pop, reggae y hiphop, una de las influencias más patentes en este disco, donde podemos apreciar por encima del resto de instrumentistas su estilo elegante, limpio y elocuente en el fraseo, dulce, sincopado o vertiginoso como en "Intro", donde tenemos que escuchar necesariamente las respiraciones, con ese ritmo que es como un flash y que la obliga a mantener el tipo casi sin respirar el minuto y medio que dura el tema. 


Su uso de las síncopas, repeticiones, su intensidad y, sobre todo, el alma que pone tocando (qué maravilla "Pacemaker") eleva cada tema a un nivel superior. Es de esos instrumentistas que uno desea escuchar en directo. Sin ánimo de comparar, su manera de mezclar canciones e improvisación y su intensidad al tocar recuerdan (salvando las distancias y las diferencias) a los directos de Patax, y su forma de frasear sin límite nos lleva en muchos momentos al mejor Jorge Pardo. 

Foto: Antonio Rubio Roncero.

El repertorio está lleno de canciones y también de buenos momentos instrumentales protagonizados no solo por Marta sino por los músicos, especialmente, David Sancho al Rhodes, una combinación que nos transporta a otras épocas donde hacer buena música era la tónica general. En el proyecto aparecen también Jesús Caparrós al bajo eléctrico, Alberto Brenes a la batería, Virginia Alves y At. One como vocalistas, y colaboraciones como Mauricio Gómez al saxo y Miguel Gil a la guitarra.

En resumen, una instrumentista por descubrir, que aporta aire fresco al panorama, y un álbum lleno de momentos fabulosos, especialmente instrumentales, que nos recuerdan que el jazz mejora con las fusiones. Puede que a algunos aficionados al jazz despisten los temas cantados, muy americanos pero más cercanos al soul o al funk clásico que al jazz puro, pero las intervenciones de Marta y, sobre todo sus improvisaciones les sacarán de dudas.



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* Web: www.martamansillaflauta.com

LA ÍNTIMA EXUBERANCIA DE DUKE ELLINGTON

BLOOM/FUNKHOUSER DUO, Exuberant Ellingtonia: Flute & Piano Sessions (Americas Musicworks, 2022)

Nos ha llegado uno de esos discos que sabemos que son joyas únicas antes de escucharlos. Exuberant Ellingtonia: Flute & Piano Sessions es un trabajo que explora la música de Duke Ellington de una manera íntima, con el sonido desnudo y, a la vez, tan elocuente de flauta y piano. Los responsables son dos músicos veteranos: el pianista John Funkhouser (Joe Lovano, Luciana Souza, Mark Walker) y el flautista Peter H. Bloom (FiLmprov Ensemble, The Modernistics). Ambos llevan una buena cantidad de años tocando juntos, entre otros proyectos, en la Aardvark Jazz Orchestra de Mark Harvey


El álbum no solo repasa clásicos de Ellington archiconocidos ("Prelude to a Kiss", "Sophisticated Lady", "Isfahan" o "In A Sentimental Mood") y sus inevitables temas bandera ("Caravan" de Juan Tizol, "Take The 'A' Train" o "Chelsea Bridge" de Billy Strayhorn) sino también rarezas menos habituales en las recopilaciones y homenajes a Ellington, como "I Let a Song Go Out of My Heart", una de las melodías más deliciosas del Duque, que apareció en 1938 como cara B de "The Gal from Joe's"; o el temazo "This Ain't What The Used To Be", una melodía que no fue compuesta por Duke Ellington pero que formó parte de su repertorio en 1941, cuando estaba en huelga contra la American Society of Composers, Authors and Publishers y no podía tocar sus propios temas en la radio. Por suerte, tenía donde elegir, y utilizaba temas escritos por Billy Strayhorn o por su hjjo, Mercer Ellington, que escribió este  "This Ain't What The Used To Be", entre otros temas.

Un repertorio singular, en versiones singulares e íntimas que exploran también la tímbrica de ambos instrumentos y su interacción, así como los límites del jazz, límites que la música del Duque sobrepasaba a menudo. 

Les dejo disfrutando de esta versión llena de blues de "I'm Beginning to See the Light", escrito por Ellington, Johnny Hodges y Harry James.



Y de regalo "This Ain't What The Used To Be".



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INTERLINGUA

Shashank SUBRAMANYAM, Mike HERTING, Paul SHIGIHARA
The Language of Music (Eden Records, 2020)

En la película Blade Runner (Ridley Scott, 1982), aparecía un policía que hablaba una mezcla de lenguas que se llamó interlingua en la versión española (cityspeak en el original). Algo parecido es lo que se puede escuchar en este álbum, una extensa y agradable conversación entre tres instrumentos y tres músicos de muy dispar origen y con muy distintos lenguajes que se comunican con fluidez y naturalidad.

El hindú Shashank Subramanyam es un reconocido intérprete de flauta de bambú que aúna el clásico con lo étnico, aportando sonidos ancestrales que van desde la India hasta inflexiones árabes muy reconocibles, y llevando la improvisación a sonoridades que parecían imposibles en este instrumento. Por su parte, el alemán Mike Herting (piano, Rhodes, teclados), aporta su experiencia en la fusión con músicas del mundo y una base de jazz moderno, ecléctico, muy lírico, que marca la pauta del álbum. El músico de origen japonés afincado en Alemania Paul Shigihara se mueve con su guitarra en la frontera de lo clásico, el blues, la fusión... creando solos y acompañamientos de gran intensidad. Los tres desarrollan a lo largo de los siete temas del álbum una conversación fluida, apacible y casi poética, como dice el título del álbum, en el lenguaje de la música.


El pianista, compositor y arreglista Mike Herting es conocido por sus eventos interculturales, en especial con músicos de la India, y por sus originales colaboraciones con la WDR Big Band. Este disco, fruto de las actividades del Atelier des Cultures, nace con un concierto el 5 de abril de 2019 en los estudios Riverside de Colonia (Alemania), el que se reúne con el flautista Shashank Subramanyam y con el guitarrista Paul Shigihara. Su lanzamiento en CD nos permite apreciar este experimento con calma y saborear todas las texturas que las diversas influencias culturales y el virtuosismo de los tres músicos son capaces de convertir en una mezcla única.

Desde el primer tema ("Raga Sri") se aprecia la fusión de jazz moderno con influencias étnicas. Alguna reminiscencia de blues adorna las frases de la guitarra. En "Raga High" encontramos una influencia árabe más nítida. También más inspirada, con un Shashank que lleva la melodía a extremos increíbles con sus improvisaciones. El diálogo es constante entre los dos instrumentos, que se alternan acompañando o llevando la melodía con naturalidad, como si no hubiera dos conceptos más alejados entre sí que un piano de cola, una flauta de bambú y una guitarra de jazz. 

Pero, como pueden escuchar, todo es posible.


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* Mike Herting: www.mikeherting.de

* Shashank Subramanyam: www.shashank.org

* Paul Shigihara: www.facebook.com/shigihara.official

BAMBOO JAZZ

ZAC ZINGER, Fulfillment (2019)

Lo que, a priori, parece una excentricidad, usar una flauta de bambú para hacer jazz, se convierte en una serie de composiciones e interpretaciones llenas de funk y virtuosismo, un proyecto de fusión muy original que deja de ser curioso para sonar interesante. Fulfillment está firmado por el compositor y experimentador Zac Zinger, que toca aquí, además del saxo alto, shakuhachi, dizi y la ayuda electrónica de un EWI.


Puede que, en algunos momentos, el estilo de Zinger suene demasiado limpio, comercial en el sentido en que triunfaban los saxofonistas crossover de los 90, pero su velocidad al interpretar, la cantidad de recursos que usa y su originalidad hacen que valga la pena una escucha. Galardonado con múltiples premios, sobre todo como compositor (Johnny Mandel Prize, cuatro veces Herb Alpert Young Jazz Composer Award y en dos ocasiones Herb Pomeroy Composition/Arranging Award, entre otros premios), este músico de Nueva York estudió en Japón, donde se especializó en sonoridades peculiares como la flauta china dizi o la japonesa shakuhachi, a pesar de lo cual, sus temas no suenan exóticos ni folklóricos, sino que consigue conjugar las posibilidades de estos instrumentos con el jazz.

Cierto que esta flauta de cinco agujeros empasta bien en el cuarteto de jazz fusión, pero la shakuhachi tiene sus propias reglas y peculiaridades. Para empezar, se toca en vertical (como una flauta dulce) pero se sopla de la misma manera que soplaríamos un cuello de botella. Esto, que parece simple, supone cierta dificultad. Por otro lado, su tímbrica es cercana a la flauta travesera pero con un sonido menos puro y, quizás por ello, más cercano a la rudeza que algunos aficionados piden al jazz. Sin embargo, el disco es muy limpio, de sonido muy comercial. Quizás abuse de la electrónica pero, como dije más arriba, es fácil de escuchar, especialmente las improvisaciones y todas las progresiones y recursos que se saca "de la manga" en cada tema. 

Zac Zinger vive en Nueva York, donde mantiene dos grupos, uno de jazz progresivo, Zac Zinger Group y otro llamado KAI en el que fusiona el jazz con la música tradicional japonesa. Fulfillment es su álbum número 28, entre los que se incluyen bandas sonoras para videojuegos, entre los que están Street Fighter V, Final Fantasy XV, Just Cause IV y curiosidades como Monster Hunter: The Jazz (2015). Y, tras toda esta discografía, debuta en el jazz con esta colección de temas que resume su carrera en pequeños combos, re-arreglando sus propias composiciones con minuciosidad para desarrollar todas sus facultades como instrumentista. Su cuarteto está formado por jóvenes músicos del jazz progresivo: Sharik Hasan (piano), Adam Neely (bajo eléctrico) y Luke Markham (batería).

Entre los invitados, los taiwaneses Min-Chin Kuo, que toca el sitar chino (guzheng),  Chia-kun Chen, en el violín chino, y el vocalista Yu-Wei Hsieh. Todos ellos ponen un tono exótico que sirve de homenaje a Taiwan. Por otro lado, la pianista japonesa Kana Dehara aparece como invitada en tres temas, incluyendo el fascinante dúo entre shakuhachi y piano que es “An American in Tokyo”, y toca el Fender Rhodes en "Metamorphosis".


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* Web oficial: zaczinger.com

MINAR LAS ESTRUCTURAS MUSICALES

DR. BOBÔ, Dr. Bobô (Karonte, 2019)

Dr. Bobô es un proyecto del flautista Juan Saiz, un proyecto inconformista que escapa a todas las etiquetas posibles y que muestra, como explica Antonio Casares en las notas del álbum, "una voluntad inalienable, casi mística, de minar -y airear con la frescura de su propuesta- las anquilosadas estructuras musicales que nos fosilizan espiritualmente". Con 8 temas originales (todos de Saiz excepto uno de Terán), han plasmado estas ideas con contundencia, desde una estética rock abierta a la improvisación.

Tras dos discos como líder (Pindio en cuarteto y The Sound of Caves en solitario), el cántabro Juan Saiz (habitual de Iva Bittovà, Baldo Martínez, David Mengual, Marco Mezquida...) reúne esta formación a trío con Pedro Terán (Tu Es Petrus) en las percusiones y el brasileño Antony da Cruz al bajo eléctrico. La suma de estos tres músicos genera una potente fusión, mucha energía improvisando y ambientes inesperados.

Quizás el enfoque rítmico sea el más rompedor, el aspecto más inconformista del álbum (pero no el único), con un gran derroche de energía creativa capaz de pasar de la potencia a la sutileza de manera lógica, mientras que, en el papel solista, Saiz muestra en la flauta una capacidad inagotable para sorprender, con fraseos elocuentes, improvisaciones cambiantes y recursos arriesgados. Como uno de los instrumentos más antiguos que se conocen, de la flauta emergen sonoridades de pasados árabes ("Bebé"), flamencos, balcánicos... que rompen con cualquier expectativa de jazz o fusión, pero que enlazan con tantas influencias que resultan familiares (escuchen ese otro proyecto que es Nu2 con Baldo Martínez).

Foto: Bernardo Mato
Ajenos a las ataduras de las etiquetas, como decía más arriba, fluyen a través de estos sonidos con la libertad de unir música académica, improvisación, jazz o sonidos étnicos con solvencia. Incluso hay un momento free: el tema "No me dejéis solo", donde ruido, improvisación libre y atonalidad son los protagonistas, un falso experimento que nos acerca al Juan Saiz de o Arctor, el álbum de improvisación libre que Saiz grabó con el percusionista Samuel Hall para el sello de free jazz Alina Records.

Un disco de esos donde los músicos lo dan todo, cuya abundancia de referencias y recursos puede apabullar al oyente en una primera escucha, pero que apetece poner una y otra vez (quizás por su corta duración, apenas 34 minutos) y donde siempre se puede descubrir algo nuevo en cada nueva escucha. ¿No es esto lo que más nos asombra del jazz?


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* Web: www.drbobo.es

BAJO LA ALARGADA SOMBRA DE ROLAND KIRK

CHIP WICKHAM, Shamal Wind (Lovemonk, 2018)

El Shamal (literalmente, viento del norte) es una corriente que barre las arenas desde Arabia hasta Irak, y en este orden geográfico se mueven las influencias que Chip Wickham aplica a un jazz soul que, por momentos, tiene claras influencias de Roland Kirk (también Wickham se mueve entre flautas y saxofones), de Herbie Mann, Eric Dolphy... y, en otros temas más funky, reminiscencias del recordado Edouard Labor de St. Germain. 


Después de experimentar en las fronteras del jazz flamenco y de otros proyectos más funk (y remezclados), el inglés Chip Wickham regresa con un proyecto donde mantiene su mirada puesta en la confluencia de culturas y su flauta en una excelente forma para improvisar y producir un soul jazz de primer nivel. Su nuevo álbum es Shamal Wind, un disco donde se acompaña de muchos y muy buenos músicos de la escena española, como Phil Wilkinson (en algunos momentos una locura al piano), el magnífico vibrafonista gallego Ton Risco (que pone a los temas toques clásicos con una naturalidad soberbia) y, en la percusión, el baterista Antonio Álvarez Pax y el polirrítmico David el Indio, (que maneja congas, bongos, campanas y otros inventos percusionables) para construir un disco de hardbop tangente con muchas influencias: latinas, orientales, disco..., muy en la línea de (por poner un ejemplo cercano) Patax.

En esta mezcla de estado espiritual sin fronteras y falta de prejuicios, el disco comienza con una evocadora intro de percusiones, notas orientales, una flauta que nos transporta a escenarios exóticos..., que nos lleva a un tema atmosférico ("Shamal Wind"), una balada cósmica que, aunque suena contemplativa, permite a Wickham explorar los límites de la expresividad en la flauta (y en el organismo, con esos esfuerzos donde se le escucha tomar aire obligado por la velocidad). El ritmo comienza con el tema 2, "Snake Eyes", con su arrebatador groove de contrabajo (David Salvador), y sigue con "Soho Strut", con un balsámico solo de Risco que permite entrar a a Wickham con fuerza, desdoblándose, respondiéndose a sí mismo como hubiera querido hacer Roland Kirk cuando soplaba varios instrumentos al mismo tiempo. Otro tipo de viento sopla en la trompeta de Matthew Halsall, muy Blanchard en la balada "The Mirage".

Aunque el disco, en general, puede parecer un tanto bailable y avanzado (léase funky y avant-garde, si el lector es muy de etiquetas) el resultado suena orgánico y casi espiritual, y, según las notas del álbum, fue grabado analógicamente en los estudios Brazil de Madrid.

Mi tema favorito es "Rebel No. 23", un tema fulminante para cerrar el disco, con un Wickham absolutamente funky en la flauta (incluso cuando se escucha la respiración) y un invitado, Gabri Casanova, que está increíble y rotundo en el piano, con una velocidad y una expresividad tremendas, y con ese peculiar sonido electrónico de las 64 teclas del Wurlitzer.

Nada mejor que un directo para juzgar. Que ustedes lo disfruten.


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HERENCIA Y ESENCIA

MARÍA TORO, A contraluz (Jazz Activist, 2017)

Flamenco de raíz, narrado con una alternancia que parece natural entre ritmos de jazz o paseando por los distintos palos, una energía y una capacidad improvisadora que arrastra y un gran sentido del ritmo. Estas son algunas de las características que definen el trabajo de la flautista María Toro, un álbum grabado en Nueva York con una fusión de músicos y música que aúna los conceptos del jazz moderno con la alegría tímbrica del flamenco.

Acompañada de Jean-Michel Pilc al piano, Yelsy Heredia o Ben Street al contrabjo, Justin Brown e Israel Varela en la batería, Andreas Arnold a la guitarra flamenca y bouzouki, y Auxi Fernández a las palmas, el disco presenta siete composiciones originales escritas desde el sentir flamenco y que se desarrollan en la improvisación (la jazzística y la flamenca).


Compuestos a lo largo del tiempo, mientras alternaba giras con estancias en Río de Janeiro o Nueva York, los temas destilan influencias tan variadas que la etiqueta flamenco se vuelve tan mestiza como la misma esencia del jazz. En Río conoció a músicos como Toninho Horta, Guinga o Hermeto Pascoal; en Nueva York, tocó junto a Richard Bona o Jack DeJohnette, entre otros, que no es poco.

Sin olvidar (ni poder obviar) la influencia del "otro" flautista del jazz flamenco, Jorge Pardo (esa esencia áraba-andaluza de "A Contraluz", el tema que da título al álbum), encontramos sonidos de aquí y allá, mezclados con libertad y naturalidad, aires latinos ("Babel", "Te miré"), alguna herencia del rock progresivo, que, a su vez, lo heredó del folk ("Por el reloj") o puro flamenco ("Gitano") 

Hace mucho que se viene hablando una y otra vez de "nuevos aires en el flamenco", una expresión que casi comienza a carecer de sentido. El flamenco, como el jazz, es una música viva, sobran las comparaciones. De hecho, desde que en los años 80, en plena Movida Madrileña, Nuevos Medios comenzó a editar discos que llamó "nuevos flamencos", la música de raíz ha tenido más impacto entre los modernos que entre los puristas, y lo cierto es que no son pocas las casas de jazz que publican flamenco, jazz flamenco o alguna fusión relacionada, como es el caso de Karonte, Youkali, Legacy... o, en el caso de María Toro, Jazz Activist, que ha hecho posible que vea la luz esta grabación realizada en Nueva York en 2013, lo cual es de agradecer porque María Toro es de esas instrumentistas que escuchas y lamentas no haber descubierto antes.

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* Web: www.mariatoro.net

FOUR CORNERS QUARTET

Del American songbook a la estética personal

Four Corners son cuatro puntos cardinales, cuatro esquinas de España (Málaga,  Almendralejo, Tarragona y Cádiz) representados por cuatro músicos que coinciden en un escenario y en un proyecto jazzístico conjunto y que, haciendo honor a su nombre, muestran cuatro maneras de tocar, cuatro enfoques diferentes y, sin embargo, compatibles, demostrando que el jazz es algo orgánico donde la simbiosis no es sólo posible sino obligada. Dentro de ese mismo concepto orgánico del jazz, el repertorio de Four Corners procede de páginas muy distintas del cancionero americano, standards más que conocidos a los que el grupo aporta esa estética simbiótica y personal de la que hablamos. 


Los hemos visto en concierto en el Gran Teatro de Huelva, dentro de ese enorme esfuerzo por difundir el jazz que es el Circuito Andaluz de Asociaciones de Jazz, un concierto que comenzó de una manera trepidante, con el cuarteto a todo gas interpretando "Smog Eyes" de Ted Brown: en la sección rítmica, el sólido José López al contrabajo y su compañero en otros proyectos, Javier del Barco a la batería. A Javier del Barco lo habíamos visto acompañando a Daniel Cano, pero dentro del esquema polirrítmico de Four Corners demuestra de una manera más fehaciente que es una especie de hombre-máquina incansable. En el mismo inicio dinámico del concierto, los dos líderes o solistas (donde hay un líder, suele haber un co-líder) presentan el tema tocando al unísono, lo que resulta tanto o más espectacular porque son un tándem inusual: guitarra (Joan Fort) y flauta (Fernando Brox) y porque ver tocar a Fort es todo un espectáculo. Nunca he visto a ningún guitarrista mover los dedos de la mano izquierda a esa velocidad y con esa facilidad. El primer tema son 9 minutos de virtuosismo y un final de esos mágicos, con el juego de llamada respuesta y una coda que se hace esperar.

Aunque Joan Fort desarrolla unos solos enormes a la guitarra, el peso de los temas lo lleva sin duda la flauta. Los temas y los solos de Brox son muy desarrollados, intensos y deben ser agotadores para el músico. A este flautista, procedente del Taller de Músic y de Clasijazz, lo habíamos visto en este mismo escenario acompañando a Pablo Báez, contrabajista de evidentes influencias flamencas, comparación que sirve para demostrar la versatilidad de Brox. 

El cuarteto, por suerte, funciona. La abundancia de solos permite disfrutar de todos los músicos y, a medida que avanza el concierto, el espectador va asimilando la estética: instinto clásico (Monk, Chet, Golson, Evans), enfoque moderno, agresivo en los tempi pero bien cuidado, homenajes constantes a los grandes (especialmente bop), con mucho guiño en los solos, complicidad y, sobre todo, honradez al presentar los temas, sin efectismos absurdos ni puestas en escena.

El mejor momento, sin duda, "Polka Dots and Moonbeams", esa balada enorme de Jimmy Van Heusen que Chet Baker explotó al máximo y que el trío de Bill Evans convirtió en eterna. "Polka Dots and Moonbeams" comienza con una larga e inspirada introducción de flauta a cappella. Cuando la balada explota, lo hace con una delicadeza conmovedora. Después, repaso a standards de Benny Golson ("Fair Weather"), de nuevo Thelonius Monk, Wes Montgomery ("S.O.S.", donde Fort demuestra que tiene una digitación casi tan rápida e imaginativa como la de Wes)...

Durante la hora y algo del concierto hay mucho más de esto. Luego, el concierto termina con la misma naturalidad con que el cuarteto ha desglosado todas sus capacidades. El público pide un bis y lo hay. ¿Quedan aún conciertos sin bises preparados? Lo cierto es que yo hubiera pagado por media hora más de concierto.

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* Pido disculpas por la calidad de las fotos de mi móvil. Otra vez será.



Concierto organizado por:


http://andajazz.es/services/muzzic/# 



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