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ROMPER EL PROPIO MOLDE

MARCOS PIN TRÍO, A Week Ahead (2024)

Marcos Pin no es solo uno de nuestros guitarristas favoritos sino también un compositor inquieto y nada complaciente que mira siempre más allá, disco a disco. Su versatilidad le permite publicar álbumes de puro hardbop (Broken Artist, de 2016), llenos de fusiones (The Door o You Waited For It, ambos de 2022) o líricos e intimistas como Óstraka (2019), inspirado en un poemario de Luis Valle... pasando por experimentos en discos a dúo, cuartetos con cuatro guitarras o formatos grandes (como los diez músicos de Factor E-Reset), donde sus partituras muestran un mensaje diferente. Esta exuberancia creativa le obliga a veces a firmar con seudónimo (suele ser Marcos Stilton en algunos discos). Pues bien, toda esta versatilidad se amalgama en su nuevo álbum a trío, A Week Ahead, en el que encontramos desde momentos líricos hasta experimentaciones de todo tipo (atonalidad, free, juegos de ritmos inusuales...).

Estas composiciones acompañan la historia de alguien que emprende la difícil tarea de sacar un trabajo creativo semanalmente, dice en las notas del álbum.

Estructurado conceptualmente siguiendo los días de la semana, el álbum comienza con una intro lacónica y e intimista de Marcos, que se apoya en una percusión sutil (Sergio González). Todo sugiere  un discurso único pero el saxo (Pablo Castaño) irrumpe con su propio mensaje y el tema, minimalista, nos traslada a una atmósfera donde el diálogo entre los miembros del trío avanza con tensión contenida. La intervención final de la guitarra, improvisando en las notas más bajas es muy original, y nos devuelve al principio, dando sentido (circular) al tema. 




Con un comienzo tan rompedor (incluso para el siempre inesperado Marcos Pin), el oyente se queda con hambre de saber de qué va el álbum, y se va encontrando con temas líricos, gozosas improvisaciones de sonoridades acústicas ("This New World"), juegos rítmicos donde guitarra y saxo se divierten al unísono (""We Wed Weed" o "Sat 02 32", donde Castaño aprovecha para salirse de los cánones derivando hacia el free más crudo, baladas de gran belleza como "Sunday's Here" con un Castaño delicado en las líneas melódicas o "A Whole Life", que es todo un solo de guitarra técnicamente perfecto, también baladas no exentas de aventura sonora ("She Left On Tuesday"), virtuosismo en solitario ("Jump On It", cargado de blues), libertad, filosofía cambiante, atmósferas desconcertantes con melodías sugeridas pero nunca concluidas... El final minimalista redondea al álbum volviendo al comienzo ("Redial").

Con un diálogo constante entre los tres instrumentos y solos complejos (especialmente en el saxo, que roba protagonismo a la guitarra en este disco), Marcos Pin rompe una vez más su propio molde y desarrolla en A Week Ahed una narrativa experimental que no le habíamos escuchado antes y donde consigue, pese a lo sorprendente, abarcar un espectro de sonoridades que transmiten emociones, en algunos momentos las emociones de un bebop cercano al free jazz pero emociones, que es de lo que el jazz, al fin y al cabo, se trata. 



* Foto. Rafa Pasadas (www.rafapasadas.com)

UN JAZZ CÓSMICO

COSMIC EXPRESS QUINTET, V​å​ren är V​å​r (Loumi, 2023)

Imaginen un jazz a caballo entre el cool y el postbop. Añadan un toque avant-garde aquí y allá, mucha improvisación a partir de bases modernas... El cóctel resultante podría definir el jazz del quinteto Cosmic Express, formado en Estocolmo por Ima Baeza Bilgin (pianista y compositora de todos los temas), Isak Ingvarsson (saxo tenor), Benjamin Löfgren (trompeta), Olle Lannér Risenfors (contrabajo) y Johan Förnell (batería). 

Con un comienzo evocador y casi cinematográfico, el álbum entona un tema lleno de resonancias de Weather Report y otros grupos electrónicos de los 70s, pero no hay electrónica detrás del quiniteto, solo una filosofía ecléctica que nos regala sonoridades llenas de intenciones. "Exploration" es un tema casi ambiental, donde la melodía no progresa pero la intensidad sí. La base rítmica es casi drum'n'bass durante el solo de saxo, para después explotar en una calma que (casi) nos recuerda al Miles Davis de los 80...

Cosmic Express Quintet fabrica un jazz inspirado y moderno donde caben desde el expresionismo de atmósferas relajadas ("Ode To Love", con un delicado solo de Löfgren, o "Too Far Away"), atmósferas crípticas ("Isolation 19"), temas llenos de tensión ("Our Burning House"), pasando por momentos con solos clásicos, reconocibles, hasta pasajes atonales y realmente rebeldes, todo ello con muchos solos y grandes dosis de improvisación. Todo muy emocional y fresco. El tema que da título al álbum ("V​å​ren är V​å​r") es una falsa balada donde los evocadores vientos, la delicadeza del contrabajo y las notas impresionistas del piano  nos llevan a creer que estamos ante un simple tema ambiental, para después desembocar en un solo de piano clásico sobre una deliciosa base de walking bass... hasta que el resto de los solos nos recuerda que estamos ante un disco de jazz moderno. 

Así es el álbum de presentación de Cosmic Express Quintet, una amalgama de clasicismo y rebeldía que mira siempre hacia delante, hacia ese camino donde el jazz moderno hace posible cualquier armonía, eso sí, partiendo de una base con inspiración y buenas ideas. 




Por fin, Manú Katché

No recuerdo bien cómo descubrí a Manú Katché. Puede que ocurriera fuera del jazz, ya que su versatilidad como baterista (o lo difícil que es ser músico de sesión) lo han arrimado a músicos de renombre por toda Europa y aparece en grabaciones de todo tipo (Sting, Loreena McKennit, Luz Casal, Tracy Chapman, Noa, Dire Straits...). Sí recuerdo haberlo visto en directo en Granada, pero tenía poco que ver con el jazz.

Sus anteriores discos como líder son casi todos híbridos a caballo entre el pop y el jazz, algo experimentales, con algún alto insustancial en ese desierto pasional que es el ambient (o el chill-out, como lo quieran ustedes llamar), discos de los que se escuchan por un oído y salen por el otro, por mucho que esto parezca difícil en estéreo... Pero esta semana, por fin, he encontrado un álbum suyo con el que he podido conectar, un álbum de jazz.

Neighbourhood (ECM, 2005) es jazz moderno sin abandonar las raíces. A lo largo de sus diez temas, Manú Katché cumple como baterista sin aventurarse en historias raras, marcando un aire que sirve de perfecto colchón rítmico a los solistas Jan Garbarek (con cuyo trío dio los primeros pasos en el jazz en 1989) y Tomasz Stanko, un trompetista al que es la primera vez que escucho y que confieso alegrarme de haber conocido. Marcin Wasilewski (piano) y Slawomir Kurbiewicz (contrabajo) se ocupan de recordarnos que Manú Katché es un músico de jazz, amén de compositor de todos los temas que aparecen en el disco.

Destaca, sobre todo, Lovely walk, una melodía terriblemente contenida que tan pronto se detiene como explota con un piano impaciente y una trompeta rebelde, capaz de saltar del lirismo inspirado a notas disonantes al estilo de MilesDavis, mientras Manú Katché roza el free sin desmañarse definitivamente, haciéndonos intuir, solamente intuir, el roto de la melodía.

El disco contiene otros momentos fantásticos, como los del piano en Take off and land y en Miles away, donde la trompeta improvisa unas escalas rozando ese límite que hace de ella el instrumento salvaje y rebelde que lo convierte en mi preferido, un momento que suena como un breve homenaje al Miles desmadrado de los 70. El resto son buenos músicos, muchas baladas, tiempos medios, modern jazz, aire cool, resonancias hard bop y mucho, mucho lirismo sincopado. Por primera vez encuentro a un Manú Katché que pasa de abstracciones. Su quinteto configura un álbum con diez composiciones originales que suenan a Miles Davis, a Keith Jarret, con una elegancia que ya le conocíamos y un lirismo inesperado.

Ahora tengo que atreverme con su último disco, Playground.

Fotografía de Heinz Kronberger.