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A PROPÓSITO DE LA REALEZA

y otros títulos nobiliarios en el jazz

Joe "King" Oliver
No nos cabe duda de que es la ausencia de una Historia profunda (cuentan apenas 200 años de independencia), lo que hace que a los norteamericanos les atraiga tanto la tradición europea de otorgar títulos nobiliarios, un elemento exótico que ellos incluyen a placer en sus nombres artísticos, ya sea en el rock (Elvis, Rey del Rock), en el rap (Fresh Prince of Bel Air) o, a ello vamos, en el jazz. Son muchos los nobles que han sido nombrados a lo largo del siglo de jazz que llevamos coleccionado en nuestras discotecas. Hagamos una pequeña lista, desde barones hasta reyes, porque, a fin de cuentas, todo esto es sólo anecdótico.

Puede que todo comenzara como una artimaña publicitaria: no es lo mismo presentar al "mejor trompetista del momento" que al "Rey de las Trompetas", por poner un ejemplo que suene simple y valorable, pero lo cierto es que los ejemplos son variados y hay jerarquías, como en la nobleza.

Reyes. El primer noble del jazz del que tenemos constancia fue Buddy Bolden, apodado ya por 1900 "King" (rey) Bolden, una época en la que abundaban los reyes: en Chicago Joe "King" Oliver y, antes que éste, "King" Watzke, de quien se dice que proclamó rey por la envidia que tenía de Bolden e incluso que pagaba a los niños para que, al verle pasar, gritaran: "Ahí va el Rey Watzke".

Imagen de la película protagonizada por Paul Whitman Band
Otros reyes han sido Nat "King" Cole, cuya maestría con el piano se vio eclipsada por su popularidad como cantante (no nos cansamos de remarcarlo); Louis Armstrong, "Rey de la Trompeta" (nunca quiso utilizar el de "Rey del Jazz" por respeto a su maestro Oliver); Louis Jordan ("Rey de la Jukebox"); y Paul Whiteman, también auto-proclamado "Rey del Jazz" en Nueva York a pesar de que su música solo estaba parcialmente influenciada por el jazz. Jelly Roll Morton respondió a la proclamación de Whiteman llamando a su grupo "The Kings of Jazz" pero en 1930, al rodar Whiteman la película, el título quedó inmortalizado a su favor.

Más humor tenía Blue Barron, quien se anunciaba como "King of the Mickey Mouse Bands". Reyes hubo y seguirá habiendo: Benny Goodman fue llamado "Rey del Swing"; Artie Shaw, "Rey del Clarinete"; Albert Ammons, "Rey del Boogie Woogie" y también "Rey del Ritmo"; Dean Martin, "Rey del Cool", Django Reinhardt, "Rey de la Guitarra de Jazz"; en el blues, están "Blues Boy", más tarde resumido en B.B. King, y Albert Nelson se cambió el nombre artístico por el de Albert King.

Mamie Smith
Reinas también ha habido en el mundo del jazz, y pocas (en mi opinión) para tantas grandes voces. En los primeros tiempos, Mamie Smith fue llamada la "Reina del Blues", título que retomó mucho más tarde Dinah Washington. En respuesta a Mamie, Bessie Smith se autoproclamó "Emperatriz del Blues" para colorcarse un poco más alto...

El príncipe. Quizás por el mismo título (o porque es nuestro jazzman favorito) destaquemos en primer lugar a Miles Davis, apodado con el fantástico y espeluznante título de "Príncipe de las Tinieblas" ("Prince of Darkness"), apodo que luego llevaron rockeros como Nick Cave y Ozzy Osbourne.

Duques, condes y barones. Como la lista sería enorme, resumiremos esquemáticamente el resto de los títulos nobiliarios.

Duque fue Ellington y condes Basie y 'Fatha' Hines (earl también significa conde). Charles Mingus fue llamado barón. Aquí acabaría lo que se podría llamar una aristocracia europea pero hemos recordado que también hay caballeros en el jazz: Sir Charles Thompson y "nuestro" Carlos "Sir Charles" González, y ¿cómo no? damas: Lady Ella (Fitzgerald) y Billie Holiday, a quien Lester Young llamaba cariñosamente Lady Day. Ornette Coleman fue llamado "Bufón de la Corte" (Court Jester) con su consentimiento, suponemos.

Menos europeo es maharaja (Oscar Peterson) y menos nobiliarios son títulos como presidente: Prez (Lester Young); juez: Milt Hinton; mayor (también en el ejército) fue Glenn Miller. Y, por encima de todos, los divinos: el Sumo Sacerdote del Bop (Thelonius Monk), la Suma Sacerdotisa del Soul (Nina Simone) y La Divina (Sarah Vaughn). Ah, y Dios, como llamaban a Art Tatum.

Pero quizás el noble más elegante y longevo de esta lista sea el genial Ellington. Les dejamos con el Duque. Parece una buena manera de terminar esta enorme lista:

GLOOMY SUNDAY

Standards vol. 6

Según la leyenda urbana, "Gloomy Sunday" es la canción del suicidio. Si un amante no correspondido oye la canción, buscará la ventana más cercana para despeñarse en busca de la muerte... Si bien es cierto que su autor, el húngaro Rezső Seress se suicidó en 1968, no fue él quien compuso la letra sino László Jávor y la oscura fama de este tema proviene de mucho antes de su suicidio: de los años 30, cuando llegó a Estados Unidos y una campaña de marketing la instaló en el subconsciente colectivo como "La Canción Húngara del Suicidio".
Ven un último domingo, querida, 
por favor ven,  
incluso habrá sacerdote, ataúd, 
catafalco, mortaja. 
Incluso las flores te esperan,  
flores y ataúd
Las flores y los árboles  
verán mi viaje al pasado.
(fragmento de la letra original en húngaro)

Reseña del suicidio de Rezso Seress
Fue grabada por primera vez en húngaro por Paul White en 1935. Su impacto fue tal en la juventud del país que el índice de suicidios se disparó, sobre todo cuando comenzaron a aparecer en los periódicos las historias de jóvenes que se arrojaban al Danubio con su partitura en las manos. Las autoridades prohibieron la difusión radiofónica de la canción pero esta publicidad consiguió el efecto contrario: la canción se hizo popular en otros países. Fue grabada en francés, en ruso, en japonés y, finalmente, en inglés. Corría 1936.

"Gloomy Sunday" fue traducida al inglés por Sam M. Lewis para que la grabara Hal Kemp. La letra en inglés hablaba más claramente de suicidio y más tarde, cuando Billie Holiday la grabó en 1941 con el tempo lento que la ha convertido en un standard, la compañía discográfica montó una campaña para venderla inventando el mencionado y controvertido título de "La Canción Húngara del Suicidio". 

Desde entonces, se ha convertido en un icono gótico o macabro, según se quiera entender. Ando buscando una película inspirada en el mito de la canción, la película germano-húngara Ein Lied von Liebe und Tod titulada en inglés Gloomy Sunday, A Song of Love and Death (Rolf Schübel, 1999), pero resulta difícil de encontrar. Otra película, ésta dirigida por Daniel Monzón en 2006 (La caja Kovak) plantea el argumento de un microchip que, instalado en personas, las induce al suicidio al escuchar esta canción. "Gloomy Sunday" ha sido versionada por estrellas del pop (Björk, Sinéad O'Connor) y, como standard de jazz sería innumerable el elenco a nombrar. Destacaremos las que tenemos a mano: las de Saori Yano, Sarah Vaughan, Carmen McRae, Paul Whiteman, aunque, sin duda, uno nunca podrá quitarse de la cabeza la voz de Billie Holiday en este tema.



GLOOMY SUNDAY
(Rezso Seress / Laszlo Javor-Samuel M. Lewis)

Sunday is gloomy,
My hours are slumberless
Dearest the shadows
I live with are numberless
Little white flowers
Will never awaken you
Not where the black coach of
Sorrow has taken you
Angels have no thought
Of ever returning you
Would they be angry
If I thought of joining you?

Gloomy Sunday

Gloomy is Sunday,
With shadows I spend it all
My heart and I
Have decided to end it all
Soon there'll be candles
And prayers that are said I know
Let them not weep
Let them know that I'm glad to go
Death is no dream
For in death I'm caressin' you
With the last breath of my soul
I'll be blessin' you

Gloomy Sunday

Dreaming, I was only dreaming
I wake and I find you asleep
In the deep of my heart, dear
Darling I hope
That my dream never haunted you
My heart is tellin' you
How much I wanted you
Gloomy Sunday