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UNA VOZ PERSONAL

TONI SAIGI, Plisisiplis (Fresh Sound New Talent, 2021)

Desde que escuchamos a Toni Saigi con su cuarteto Tronik (Jaume Ferrer al saxo tenor, Marc Cuevas al contrabajo y Carlos Falanga en la batería) en La Prinsire de la Sal (Underpool, 2018), supimos que estábamos ante uno de esos músicos con una voz propia. Toni Saigi es un pianista y compositor badalonés que juega con habilidad con el ritmo y las armonías para encontrar nuevos caminos. Nos pareció originalidad en su álbum anterior y en este Plisisiplis creemos que reafirma su personalidad.

Comienza el álbum con el tema que le da título. El piano. Un compás y el tenor le sigue. Parece un chorus de hardbop pero el ritmo tiene silencios, parece colapsar y seguir, colapsar y seguir... Es un lenguaje muy monkiano, ¿por qué no decirlo? Y luego la sección rítmica rompe y el tema fluye a través de armonías extrañas. Como compositor/arreglista, Saigi tiene la desfachatez de Mingus cuando "desarmoniza" los temas para explorar con las tímbricas de los instrumentos y la forma en que dialogan entre sí. A toda esa mezcla de influencias cruzadas, melodías afortunadas y descaro en las teclas nos referíamos cuando hablábamos de voz personal.


Un ejemplo muy claro de la arriesgada propuesta de Saigi (arriesgada porque llama al aficionado al hardbop y le ofrece una vuelta de tuerca que requiere un esfuerzo intelectual) es "Café de l'Squanch", un tema donde juega con economía el fraseo del piano, compartiendo la melodía en trazos breves y fulminantes. El resultado es brutal. 

Otro elemento que nos seduce del álbum es la manera en que juega al desconcierto manipulando los tiempos, haciendo que hasta una balada ("Holland Inn Hotel", "Colapsefels") suene original y sorprendente con solo manipular el tempo y dosificar la información que recibimos sobre la melodía. Incluso un tema tan aparentemente bop como "Guifré i la lluna" contiene elementos tan rompedores y, a la vez, tan dentro de la tradición que no puede dejar indiferente a nadie.

Un músico recomendable que merece un estudio más profundo de su obra. Recomiendo escuchar sus dos discos hasta la fecha del tirón. 



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* Más info: www.freshsoundrecords.com

EXPLORANDO CULTURAS Y SONIDOS

VÍCTOR CORREA, In Lak ' Ech, Hala Ken (Underpool, 2019)

  
La inquietante portada del álbum, un fotograma de la película Sittin' Pretty (Leo Carey, 1924) nos anuncia ya un proyecto original. El título lo confirma: In Lak ' Ech, Hala Ken ("Yo soy otro tú, tú eres otro yo" en lengua maya). El trombonista Víctor Correa basa su inspiración en su experiencia mexicana y lo define como su proyecto más personal. En muchos aspectos, se sale de convencional, y esto, en el jazz, es decir mucho.


In Lak ' Ech, Hala Ken comienza y termina a ritmo de bebop, a toda máquina pero, para llegar al final, hemos de pasar por un laberinto musical no exento de originalidad y audacia en el que la atonalidad, el ruido y la expresión sin cortapisas están permitidas. Tras varios años tocando y conectando con escenarios (a priori) muy diferentes en México, Correa volvió y grabó este disco en Barcelona, y lo hizo rodeado de jóvenes y conocidos músicos (Toni Saigi al piano, Jaume Llombart a la guitarra, Marc Cuevas al bajo y Ramón Prats en la batería) que, como en el título, se reflejan unos en otros en buena compenetración.


Víctor Correa sale de la zona de confort (ese bebop moderno pero bebop al fin y al cabo) del primer tema ("Carballiño Blues") enseguida, construyendo una balada ecléctica que aúna elementos ajenos al jazz. Mayte Alguacil pone la voz buscando un impresionismo que rompe lo que conocemos como balada. El sonido del trombón aumenta la teatralidad del tema. Desde un punto de vista más purista, vale la pena escuchar el solo de contrabajo a cargo de Marc Cuevas. "Alalma (Felicidad)" suena a continuación, un experimento que juega a retener el ritmo y donde Correa experimenta con las sonoridades menos musicales del trombón, unísonos juguetones y un ambiente enrarecido y expresionista. Un inesperado solo de guitarra (Jaume Llombart) aporta un lirismo exótico al tema, explorando también sonoridades inusuales. "Paranoia" podría servir para definir el espíritu especulativo del álbum. Ritmos sincopados, libertad atonal y melódica, ruido, efectos... "Solo" es un ejercicio de expresión personal y sin límites, donde el trombonista explora todas las posibilidades sonoras (musicales o no) del instrumento. El resultado es un tour de force donde instrumento e instrumentista se ponen a prueba. Nos recuerda experimentos igualmente originales y personales como los del saxofonista Marcel·lí Bayer. El final del álbum es una vuelta al principio. "Used Twice", puro bop. Vuelta a la raíz.

Les dejo con dos ejemplos del disco que van del bop al free; para algunos, el yin y el yan.



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EXPLORANDO ATMÓSFERAS (MUSICALES)

PEP MULA QUINTETO, Mula II (Underpool, 2019)

Cuatro años después de su primer disco, el baterista barcelonés Pep Mula regresa con el mismo proyecto, un quinteto heterogéneo y ocho composiciones originales con las que construye pieza a pieza un jazz que acaricia el oído del oyente y parece detenerse en su mente creando imágenes sugestivas que dejan de ser abstractas por ese efecto secundario del arte que hace que la música sea también narrativa.


El quinteto es el mismo que en su primer trabajo y está formado por músicos emergentes y consolidados de la escena barcelonesa: Txema Riera al piano, Jordi Matas a la guitarra, Miguel "Pintxo" Villar al saxo tenor y Marc Cuevas al bajo. Viejos jóvenes conocidos, algunos de ellos con discos grabados a sus nombres.

Explorando el disco nos encontramos con temas muy distintos y que merece la pena escuchar con detenimiento. Paradójicamente, para ser el disco de un percusionista, muchos de los tiempos son lentos. Esto no quiere decir que Mula no nos muestre el abanico de sus posibilidades, como compositor y como baterista, sino que lo hace sin competiciones de velocidad ni de ruido. El resultado es, desde la primera escucha, una propuesta interesante y personal que pide más escuchas. Últimamente (y no tan últimamente) esto suele ser habitual entre los bateristas (escuchen los últimos discos de Carlos López o Xavi Reija sin ir más lejos) y, cuando se trata de jazz contemporáneo, nos gusta.

Villar, Mula,
Matas, Riera y Cuevas
La creación de ambientes sonoros que permitan a los otros músicos explayarse en su virtuosismo o encontrar nuevos caminos parece ser la clave. Escuchamos también temas muy rítmicos pero siempre con el objetivo de la sorpresa y la exploración ("Chop Suey"), donde, en contraste con el ritmo obsesivo de los charles, está permitida la atonalidad y el uso del ruido y los efectos para crear el ambiente deseado. Otros temas (hablamos de "Cardona 47") juegan con ritmos desestructurados, por ejemplo en el fraseo del piano, que mantiene un atípico diálogo con el bajo (con la batería de fondo) y luego con el saxo, una atmósfera oscura y extraña que da paso, a partir de otro diálogo (esta vez entre saxo y guitarra), a un final (casi) festivo. 

Jugando con el ritmo, casi siempre a medio gas, contenido como las emociones, Mula va mostrando en el disco temas y momentos apasionados ("Antàrtida"), intensos como himnos ("Terenci") o felices como "Lodz", donde el ritmo constante, en un obstinato del piano y con el ritmo casi pop de la batería, encuentran el contrapunto en el bajo, mientras que el saxo busca en las notas altas una historia que casi se puede escuchar... Merece la pena mencionar el solo de Jordi Matas, inspirado, buscando complicidad con el ritmo en algunos momentos. 

Resumiendo, un disco inclasificable, fácil de escuchar a pesar de su originalidad, y donde re-descubrimos a un compositor creador atmósferas que se pueden sentir y de mundos que se pueden escuchar.


CONTEMPORÁNEO Y SIN ETIQUETAS

SERGI  FELIPE  & WHISPER  SONGS,  Last  Whisper 
(Underpool, 2019)

Acaba de aparecer Last Whisper, un trabajo del saxo tenor Sergi Felipe y su cuarteto Whisper Songs que es el tercer disco de una serie que comenzó con Whisper Songs (2011) y continuaba con Bambú es libre en el espacio (2013), tres discos con un ideario común y que, con las sucesivas grabaciones, avanza sobre distintos ritmos con una estética contemporánea, especulativa y sin etiqueta, con plena libertad, tres discos que muestran a un saxofonista y, sobre todo, a un compositor con una voz personal y abierta. Hay un tono crepuscular en las melodías, pero, ¿estamos ante el final de una trilogía? Ahora están de moda las series con final abierto... Le preguntamos directamente a su protagonista, Sergi Felipe, que es, además de saxo tenor y compositor, productor y también fundador del sello Underpool.

JAZZ, ESE RUIDO: Para empezar, ¿cómo definirías el proyecto Whisper Songs?

SERGI FELIPE: Es un proyecto con una clara voluntad de sonar a grupo con sonido propio. Whisper Songs lo definen los 5 músicos que somos y la música que escribo para ellos.

J,ER: ¿Cree Sergi Felipe en las etiquetas?

SF: Las etiquetas muchas veces las usamos como adjetivos simplemente y para definir muchos conceptos musicales ayudan. Me cuesta más en cuanto a etiquetas musicales estilísticas. Intento no usarlas ni tan solo pensar en ellas cuando escucho música. Poner una etiqueta/estilo a la música de un grupo o artista me parece pobre, ya que lo defines con una sola palabra, pero entiendo que existan y sean necesarias.

J,ER: En los dos primeros álbumes de Whisper Songs encontramos una intención más rítmica y una concepción contemporánea más fácil de escuchar (quizás más heredera de la tradición) que en este nuevo disco, que muestra un jazz más especulativo, con una estética más oscura, más intimista. ¿Qué hay de evolución en Sergi Felipe como músico y como compositor?

SF: Supongo que del segundo a este tercero han pasado 5 años. entre el primero y el segundo apenas pasó año y medio. Creo que este cambio se nota del primero al tercer disco, pero el segundo realmente queda a medio camino de los otros, dos con lo que es una evolución escalonada. Todo tiene su proceso. La mezcla que creo que también ha ayudado en este cambio, al igual que los 8 años que llevamos tocando juntos. La música de este tercero está escrita de forma muy instintiva y quizá sí que se aleje de los otros en cuanto a algunos aspectos formales más ortodoxos.

J,ER: Además de Sergi Felipe al saxo tenor, podemos escuchar en estos discos a Hugo Astudillo en el alto, a Alfred Artigas a la guitarra, a Marc Cuevas en el bajo y a Oscar Domènech a la batería (con la colaboración en algunos temas de Dídac Ruiz en la percusión). Háblanos de estos músicos y de su papel en Whisper Songs.

SF: Pues son pieza fundamental del sonido del grupo que ha ido desarrollándose en este tiempo a la vez que se dessarollaba la carrera de cada uno de estos grandes músicos. Algunas veces nos hemos encontrado con sustituciones, ya que Alfred pasa mucho tiempo en Cuba y Hugo ahora vive en Madrid, siempre con grandes resultados, ya que hemos contado con Jordi Matas a la guitarra o Joan Mas al saxo alto, pero en esencia el sonido Whisper se encuentra en sus 5 miembros.

J,ER: ¿Es Last Whisper el final de una trilogía? 

SF: Como el nombre anuncia sí que és el último disco que publicaremos, aunque nunca se sabe. Digamos que el último de una etapa, seguro. De todas formas, lo bueno viene ahora con los conciertos de presentación, donde vamos a disfrutar, como siempre hacemos.

J,ER: ¿Cómo ves la escena actual del jazz a nivel global y en Barcelona en particular?

SF: Cambiante, y rápida, y por otro lado muy estática, como el mundo en que vivimos. En Barcelona nos pasa lo que en muchas capitales, pocos locales y mucha calidad musical. Aparte de esto, veo la escena local y la global muy viva, rica en propuestas y con mucha variedad en ellas, me parece que el secreto es crear un público y trabajar en una audiencia. Podría ser un tema de largo debate.

J,ER: Una última pregunta. ¿Quién es Bambú? 

SF: Ha ha hah. Bambú es un conejo que teníamos de mascota en el Estudio Underpool, donde vivo. Nos llegó de una familia que no podía tenerlo más y lo adoptamos. Estuvo con nosotros mucho tiempo. En el disco le dimos un pequeño homenaje, ya que pasó a mejor vida en los días posteriores a la grabación del segundo álbum, Bambú es libre en el espacio.

J,ER: Gracias,Sergi, por tener la paciencia de contestar a nuestras preguntas. 

Escuchemos un poco de este proyecto.

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* Web: www.underpool.org/lastwhisper

MONK, MINGUS Y EL SILENCIO EN MOZART

TONI SAIGI, La Prinsire de la Sal (Underpool, 2018)

Podríamos decir que Toni Saigi es un brillante pianista bop, pero nos quedaríamos cortos. Las composiciones y la ejecución de Saigi son una especie de conjuro que nos devuelve a los mejores tiempos del jazz, que fueron los 50 y los 60. Esto es una opinión personal pero es menos subjetivo afirmar que hay una clara influencia monkiana en su forma de atacar las notas del piano, y que con su cuarteto, armonizado muy al estilo Mingus, convierten este álbum en una experiencia singular.

Sin duda, una carta de presentación para un primer disco como líder. La Prinsire de la Sal fue grabado en los estudios UnderPool el 17 de diciembre del 17 y publicado en 2018. En el disco, Saigi junto a su cuarteto Tronik, formado por músicos jóvenes y sólidos de la escena barcelonesa: Jaume Ferrer al saxo, Marc Cuevas al contrabajo y Carlos Falanga como batería, habituales del sello Underpool y que aquí funcionan muy bien en conjunto.

A pesar del titular, Saigi está lejos de versionar a Monk pero sus fraseos sobre las teclas ahondan en ese estilo de ritmo roto y recompuesto que hizo inmortal al pianista de Carolina del Norte. El jazz debe sonar espontáneo, como música nacida del sentimiento que es, pero sin duda hay algo cerebral en esta manera de dominar el ritmo y sus cambios, y de expresar con los silencios, haciendo buena esa frase de Mozart que dice que la música se encuentra en los silencios entre las notas, teoría que impulsó Monk con su swing único.


Como buen jazzista, Saigi busca en la tradición y ofrece su propia visión del bop tardío y menos furioso de principios de los 60, algo que aplaudo. Ofrece también guiños (Bud, Tete) que no sabemos si están en la composición o es algo que contagia a sus músicos (hay guiños a Golson y a Rollins en algún solo de Jaume Ferrer, por poner algún ejemplo, incluso a altos como Bird). El tema final ("Holland Inn Hotel"), una balada tremenda en su brevedad y su presentación (piano solo) es, más que un guiño, casi un dejá vu en el que parece que va a entrar Billie Holiday para hacer su clásico "Lover Man".


En las baladas ("Magalí", "La Prinsire de la Sal"). comparte protagonismo con el saxo, que lleva casi todo el tiempo la melodía y a quien ofrece unas respuestas aparentemente parcas pero tremendamente expresivas. Una delicia. En los temas más atrevidos, como "Dieletif", experimenta con el ritmo y con la banda como si todos (incluido el saxo) fueran exclusivamente instrumentos de ritmo. Algo parecido pero menos atonal es "L'Anell que no tinc", duro, con un sonido muy crudo que recuerda otras épocas donde los discos de jazz no sonaban a asépticos compact discs. Aquí, mientras la sección rítmica fluye en su propia salsa, el piano crea una tensión sólo rota por el solo de saxo, templado pero muy bien llevado, con unas réplicas del piano muy personales que también acompañan al solo de contrabajo (qué sólido y mainstream suena Marc Cuevas cuando, sin embargo, como líder, busca experimentaciones más alejadas del jazz convencional) para terminar el tema con un chorus muy articulado y cantable, al unísono, casi hardbop 

En resumen, un disco ambientado en la tradición pero con toques muy originales y con un pianista al frente lleno de erudición y, al mismo tiempo, de ganas de abrir nuevos caminos. Toni Saigi tiene lo que tiene que tener un músico de jazz: su propia voz. Supongo que es pronto para afirmarlo juzgando por un solo álbum, pero confío en poderlo escuchar en un futuro próximo con nuevas grabaciones. Y que se parezcan a ésta.

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* Web: www.underpool.org/laprinsiredelasal