Holly es una estudiante y cajera de supermercado que no ha terminado de superar su última relación amorosa. Un día, liga con Rob, uno de sus compañeros de trabajo, que está tratando a su vez de superar la muerte de su novia en un accidente de coche. Se acuestan juntos. Y algo inesperado y demencial sucede...
"Nina forever", el debut en el largometraje de los hermanos ingleses Ben y Chris Blaine, es una película que sorprende, y mucho, aunque también es una película de altibajos que pierde muchísima fuerza. El punto de partida es el peso que el pasado tiene en las relaciones amorosas y cómo los traumas de este pasado nos afectan en el presente. La cosa es que aquí se le da a todo una turbia e inesperada vuelta de tuerca de la que no quiero hablar para no fastidiar la película a quien no la ha visto. Es bastante inesperada, lo puedo afirmar. Y sorprende y gusta, porque es original, verdaderamente novedosa. La película se asienta como una comedia de terror muy particular, inclasificable e inimitable hasta ahora. Es cruda, es bruta, es sangrienta y da su grima, y es lo que pretende y lo consigue. Sin embargo, también tiene lugar para tratar de realizar una reflexión seria sobre el amor y el desamor, sobre el mencionado peso del pasado, sobre la superación de la muerte y sobre cómo las antiguas relaciones de las personas pueden fastidiar las relaciones presentes (en mayor o menor medida creo que todos hemos tenido ex parejas tóxicas y el asunto es reconocible e identificable). La cosa, por desgracia, transita hacia el drama de golpe, y este drama no está bien ensamblado en el conjunto ni tampoco bien cerrado. La película promete una cosa y luego cae en la indefinición y pierde el ritmo, y el interés se diluye y todo se vuelve bastante aburrido. Todo lo chispeante que tenía en su inicio de comedia de horror se acaba y comienzan divagaciones que se desinflan. Y es una pena, porque "Nina forever" empezaba bastante bien. Aún así, es una película original y loable, a pesar de lo fallido de su fin.