Porco Rosso

Porco Rosso
Mostrando entradas con la etiqueta Paul Verhoeven. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Paul Verhoeven. Mostrar todas las entradas

martes, 11 de marzo de 2014

ROBOCOP de Paul Verhoeven - 1987 - ("Robocop")


El policía Alex J. Murphy de Detroit, una ciudad violenta y podrida, es brutalmente asesinado en acto de servicio. Su vida, sin embargo, no acaba aquí... Alex despierta siendo Robocop, un policía cibernético perfecto creado para implantar de una vez la Ley y la justicia. Alex, por desgracia, ha perdido parte de su identidad humana al salvar su vida y, también, está a punto de ser presa de hombres sin escrúpulos que planean utilizarlo para sacar de él beneficios económicos.


Paul Verhoeven es, gracias a su paso a Hollywood, uno de los directores holandeses más conocidos y respetados de las últimas décadas. Con una filmografía insólita y que en sus inicios políticamente incorrectos no hacía concesiones de ningún tipo, ha tratado, sobre todo, dos géneros básicos (muy distintos entre ellos): el thriller dramático, a menudo cargado de erotismo y de violencia sádica y salvaje, y el fantástico y de ciencia ficción, empapado de humor negro y cercano a la serie B y al kitsch. En el primero ha desarrollado historias de hombres y mujeres atormentados, atrapados en espirales de sexo o de degradación sentimental de las que no pueden escapar, muchas veces marginados por el mundo moderno más inhumano. En el segundo, con un espíritu transgresor y una estética de aires intencionadamente cutres y acartonados, ha creado fábulas visionarias de acción sobre el futuro de la humanidad, a menudo cargadas de irónica sátira social y política. Sin embargo, también ha incursionado Verhoeven en el cine histórico, en el bélico, en el erótico o en el retrato de época. Su estilo, feista, es muy activo y lleno de ritmo, cortante y preciso, efectista por momentos pero bien medido siempre, muy preocupado por la dosificación del dramatismo para obtener, a pesar de mostrar conflictos internos muy fuertes o frenéticas escenas de espectáculo visual, una frialdad aterradora y un distanciamiento incómodo de la acción.


Debutó en su país natal con la serie de aventuras medievales “Floris”, protagonizada por su actor fetiche Rutger Hauer, que también le acompañaría a Hollywood, donde desarrollaría una gran carrera (hoy tristemente bastante devaluada). Tras ella, realizó su primer largometraje, la comedia erótica “Delicias holandesas”. Después su carrera se lanzó vertiginosamente: el genial drama erótico “Delicias turcas”, el retrato de época “Katy Tippel”, el bélico histórico “Eric, Oficial de La Reina” y el thriller erótico “El cuarto hombre”, su última cinta en Holanda. Tras ella, pasó al mercado hollywoodiense, en donde rodó un buen puñado de películas míticas: la aventura medieval “Los señores del acero”, las películas de ciencia ficción de acción “Robocop” y “Desafío Total” y el thriller erótico “Instinto Básico”. Fueron ya más incomprendidas el interesante aunque fallido thriller erótico musical “Showgirls”, la infravalorada bélica de ciencia ficción “Starship Troopers” y la mediocre “El hombre sin sombra”, remake del mito del Hombre Invisible. Su último filme hasta la fecha, "El libro negro", es una película histórica genial que volvió a rodar en Holanda.


"Robocop", uno de los grandes iconos del cine de los años ochenta y de toda la historia de la ciencia ficción, fue la película que catapultó a la fama internacional a Paul Verhoeven. Bajo la trama de un policía futurista (para muchos emparentado con el Juez Dredd, y con cierta razón) que lucha contra el crimen en un Detroit de toques distópicos, se esconde una de las críticas más brutales de su tiempo contra el capitalismo y las diversas tragedias que crea a su paso que, desgraciadamente y con la crisis económica que llevamos seis años viviendo, está de plena actualidad. Peter Weller dio vida a este policía futurista de manera espléndida y Verhoeven diseñó una obra maestra de la acción con pulso y ritmo, con garra desde su primer minuto, violenta, casi sádica, sin concesiones y salpicada de un humor negrísimo completamente desprejuiciado. La ironía que destila el conjunto se lee en los diálogos inteligentísimos, en los personajes perfectamente reconocibles, en los gags crueles y en las miles de lecturas que ofrece la trama, que hace referencia a asuntos tan variados como la deshumanización del mundo moderno, el capitalismo agresivo (se intenta privatizar la policía... ¿Les suena?), la especulación inmobiliaria, la manipulación de los medios de comunicación y su amarillismo, las doctrinas del alarmismo y de la creación de terror, la corrupción de políticos y grandes empresas, la identidad usurpada y su búsqueda, la alienación y, por supuesto y siendo de la década que es, la Guerra Fría. "Robocop" es una obra maestra imprescindible de principio a fin.