Porco Rosso
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lunes, 28 de noviembre de 2016
EL LEGADO DE BOURNE de Tony Gilroy - 2012 - ("The Bourne Legacy")
Aaron Cross es un agente especial del gobierno de los USA que se está sometiendo a la Operación Outcome, que experimenta con pastillas especiales que doblan la fuerza y las habilidades de quien las toma. Aaron se encuentra en Alaska en ejercicios de entrenamiento cuando algo terrible ocurre... Alguien quiere acabar con su vida y no sabe por qué. Pronto, aparece un nombre clave... El del agente fugado Jason Bourne.
Matt Damon, durante un tiempo (imagino que buscando más pasta) no quiso volver a la saga de Jason Bourne y, ni cortos ni perezosos, tras "El Ultimátum de Bourne" los productores se sacaron de la manga "El Legado de Bourne", un "Spin-off" de un personaje del universo de la historia protagonizado por Jeremy Renner, que está ahora mismo en la cresta de la ola, y dirigido por Tony Gilroy, que fue guionista de las anteriores entregas. Bueno, a priori no tenía por qué pintar mal la cosa, pero la película es bastante despropósito, no se si porque no se la han tomado en serio o porque les ha salido mal y ya está. El caso es que la trama, conectada con la de las tres aventuras anteriores de Jason Bourne, está cogida con pinzas. Ahora nos meten unas pastillas que convierten a los agentes en algo menos que Rambos y se cargan bastante la gracia de la trilogía: que Bourne podía ser vencido y recibía palizas y sangraba. Aaron Cross, el personaje de Renner, pierde bastante este punto. Sin embargo, esto no es lo peor: lo peor es una trama deslabazada, con conexiones con la del mencionado Bourne algo gratuitas, con lagunas de guión por todas partes, con personajes que aparecen y desaparecen como les da (lo del de Edward Norton es terrible) y con un desarrollo atropellado en el que uno se lía bastante porque la información encima no está bien desplegada. Para colmo, la película es larga: pasa de las dos horas de duración, y se hace pesada, bastante pesada. Sí que se salvan las actuaciones del mencionado Jeremy Renner y de Rachel Weisz. Porque son dos grandes actores y, además, el primero está ya ducho en escenas de acción y sabe desenvolverse bien en ellas. Estas escenas tampoco están mal: hay alguna persecución bastante digna y divertida.
Sin embargo, el conjunto de este "El Legado de Bourne" es casi del todo insuficiente y lo peor es que sus artífices mismos no saben a dónde va. Termina por si todo esto no es suficiente con un final abierto de mala manera con miles de flecos y que nos deja con cara de tontos (imagino que abierto a una posible secuela de las aventuras de Aaron Cross que por ahora parece que nunca llegará). Para "Jason Bourne", la quinta entrega de la saga, Matt Damon volvió a interpretar a su agente y el personaje de Jeremy Renner, que fue odiado por los fans de la saga casi instantáneamente, desapareció por arte de magia de mala manera con todo su rollo patatero de las pastillas de invencibilidad. En fin, es lo que pasa cuando se trata de explotar a lo bestia la gallina de los huevos de oro. Como trilogía todo estaba bien... ¿Por qué cargársela así? Porque "Jason Bourne" para mi por lo menos es también floja y decepcionante. De ella hablaré mañana.
miércoles, 2 de marzo de 2016
DUPLICITY de Tony Gilroy - 2009 - ("Duplicity")
Claire Stenwick, ex agente de la CIA, y Ray Koval, ex agente del MI6, han abandonado sus respectivas carreras en el espionaje para dedicarse a algo mucho más lucrativo: perseguir secretos industriales. Ahora, trabajan para compañías rivales y ambos han de hacerse con un producto extremadamente valioso y que hará de oro a sus respectivos jefes. Entre los dos surge, sin embargo, un problema... Se empiezan a sentir atraídos el uno por el otro.
Después de una película tan fantástica como "Michael Clayton", "Duplicity", la segunda obra de Tony Gilroy, de 2009, decepciona bastante. El autor se mete en el mundo del espionaje industrial y, como en su debut, lanza una mirada crítica a las grandes corporaciones, que conspiran sin parar y que tratan siempre de manejar a su antojo las vidas de los demás para sacar de ellas beneficios económicos. Esta carga crítica es acertada, aunque tampoco es tan directa y brutal como la de "Michael Clayton" y, por otra parte, el filme cumple, y ya. "Duplicity" es un ejercicio de estilo, un thriller "brillante" lleno de escenas "cool", con personajes "molones" encabezados por un Clive Owen que habría sido un James Bond fantástico (por lo menos estéticamente da el pego, y bien dado) y una Julia Roberts tan glamourosa y aséptica y en un papel tan soso y tan poco interesante como casi siempre. Gilroy utiliza mucho el recurso de la "pantalla partida" como homenaje a los thrillers "retro" y sabe imprimir un ritmo bastante acertado al conjunto, que tiene también una estética algo "retro", valga la redundancia, pero anclada en nuestros tiempos para otorgarle a todo un toque "casual" consciente y prefabricado. No se puede decir que la película no enganche, porque lo hace, pero tampoco se puede decir que apasione, porque se olvida bastante pronto. Hay que elogiar que su director ha tratado en todo momento de, dentro de lo que está rodando, hacer algo medianamente serio, sin acción chorra, sin predominio de la comedia o del romanticismo y con un mínimo de coherencia y realismo (vaya, que no ha terminado la cosa en una comedieta de acción cutre del estilo de "Sr. y Sra. Smith"). También los secundarios a los que dan vida Tom Wilkinson y Paul Giamatti tienen su gracia y su carisma. Sin embargo, "Duplicity" no cala en el espectador. No disgusta, pero no dice mucho después de sus juegos de cartas y espejos esperables y de su trama con punto de partida interesante pero finalmente algo predecible y con un mensaje crítico algo flojo. Digna, pero nada más.
jueves, 12 de mayo de 2011
MICHAEL CLAYTON de Tony Gilroy - 2007 - ("Michael Clayton")
Michael Clayton es una de las piezas clave de su bufete de abogados, uno de los más famosos y prestigiosos de Nueva York: a él se recurre para que limpie lo que no debe salir a la luz tanto de la empresa como de sus clientes más importantes, labor que efectúa con rapidez, en silencio absoluto y con una pasmosa eficacia. Michael Clayton es el mejor en su trabajo. Sin embargo, su mundo se tambalea cuando, de repente, Arthur Edens, uno de sus mejores compañeros y amigos, acusa a la compañía Agtek de haber envenenado a un grupo de granjeros con unos productos agrícolas que en sus palabras no son nada seguros. Arthur, tras muchos años de carrera "impecable" al servicio de los desmanes de la empresa, parece haber enloquecido y está decidido a luchar hasta el final por hacer justicia. Michael va a tener que tomar partido por él o por los que quieren silenciarle y, por ello, se va a enfrentar al mayor dilema de su vida.
Hijo del escritor Frank G. Gilroy, Tony Gilroy es un afamado guionista que tiene entre sus trabajos las tres entregas de la trilogía de las aventuras de Jason Bourne y otras películas como “Pactar con el Diablo”, “Prueba de vida” o “Bait”. “Michael Clayton” fue su primera obra tras la cámara, a la que siguió el thriller "Duplicity".
“Michael Clayton” es un excepcional debut a todos los niveles en el que Tony Gilroy disecciona las conspiraciones que se urden en un gran bufete de abogados que se mueve sin cesar entre la legalidad y la corrupción. Un George Clooney que al parecer no cobró un solo dólar por su papel con el objetivo de promocionar el cine independiente da vida de manera magistral al hombre que pone el título a la cinta, un “abogado” que, encargado de solucionar rápidamente y sin hacer ruido los problemas más sucios de su empresa y de sus clientes, se ve obligado a elegir entre la fidelidad a la mano que le da de comer o a uno de sus mejores amigos (un soberbio Tom Wilkinson), amigo que, tras una carrera "brillante", se hunde en la inestabilidad emocional repentina y comienza a denunciar unos desmanes que han propiciado la intoxicación de un grupo de personas con unos productos agrícolas de muy dudosa seguridad. Michael Clayton tendrá que bucear en lo más profundo de su mundo (competitivo y brutal) y tomar partido por lo que cree correcto para desenmáscarar a los que se aprovechan de los más débiles, lo que pondrá en peligro su vida profesional y personal. Tony Gilroy logra desarrollar con pulso, ritmo y personalidad un fabuloso drama judicial (escrito por él mismo) que disecciona con una pasmosa agudeza el despiadado mundo empresarial de su ciudad, Nueva York, que se extiende al de todos los Estados Unidos. Con una estética y una narrativa sobrias y con una fotografía brillante, “Michael Clayton” se erige como un manifiesto a favor de la integridad a toda costa y como un fascinante retrato de seres perdidos que dan la espalda a lo que les exige un sistema terrible para mantenerse vivos o para redimirse. Clooney está fantástico además, al igual de Wilkinson (el mejor papel sin ninguna duda del filme), pero también enriquecen la trama unos excelentes secundarios como Tilda Swinton y Sydney Pollack. “Michael Clayton” pasó algo desapercibida en las carteleras en su día e incluso en los Oscars (tuvo que enfrentarse al retorno de los hermanos Coen, de Tim Burton y de Paul Thomas Anderson y a filmes tan sobrevalorados como “Juno”), pero es, desde luego, otra de las grandes películas comerciales de Hollywood del 2007.
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