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jueves, 16 de agosto de 2018
Good God's Urge
Lejos de la magia y la creatividad de Jane's Addiction, Porno For Pyros fue el proyecto escogido por Perry Farrell y Stephen Perkins para seguir adelante tras la ruptura de una de las bandas más tremendas nacidas en los años ochenta. Ninguno de sus dos discos aguantaba el cotejo con Nothing's Shocking o Ritual de lo Habitual, ni incluso con el único álbum que publicaría la otra mitad del grupo bajo el nombre de Deconstruction, pero una escucha calmada del segundo plástico de Porno For Pyros (Good God's Urge, 1996) permite disfrutar de una música ecléctica que, en su conjunto, supera la de su homónimo debut.
A pesar de no contar con un single tan especial como Pets —canción que destacaba sobremanera en Porno For Pyros—, hay en Good God's Urge un intento de abarcar terrenos diferentes y de no ser una prolongación innecesaria y algo fofa de lo que con tanta originalidad y potencia había desarrollado Jane's Addiction. Con la presencia de Daniel Ash, David J. y Kevin Haskins (Bauhaus y Love And Rockets), Porpoise Head inaugura el álbum cual soul industrial de fin de siglo. 100 Ways cruza rock, música electrónica y folclore fronterizo mexicano, conviviendo el violín y la trompeta con los samples, los teclados, la guitarra, el bajo y la percusión. En Tahitian Moon la psicodelia eléctrica y desbocada se alterna con la acústica y pausada, mixtura extraña pero atractiva que antecede a la desnudez de Kimberly Austin, en la línea de la gloriosa Jane Says y con solo de armónica de Farrell. Sigue atado a la guitarra acústica Peter DiStefano en Thick Of It All, prolongado mantra que es a su vez la pieza más extensa del trabajo. Good God's://Urge! es un tema dividido en dos: Good God's, de emocionantes acordes y suaves sonidos entre los que sobresale el bajo de Mike Watt jugando a ser Eric Avery, y Urge!, balazo rocker que busca el contraste ex profeso. También lo hace Wishing Well, cuya calma inicial no impide que la furia se apodere en determinados momentos de la canción, aquellos en los que Leo Chelyapov colabora con su clarinete. Comandado por la imponente batería de Perkins, Dogs Rule The Night es el corte más salvaje de los diez que nos encontramos, allí donde DiStefano desata una tormenta guitarrera digna de Dave Navarro. Es precisamente el antiguo compañero de Farrell y Perkins —visita obligada— quien se encarga de las seis cuerdas en la introducción de Freeway, aunque los verdaderos protagonistas sean Flea y las filigranas de su bajo. El miembro de Red Hot Chili Peppers, que se había hecho con el instrumento de Martyn Le Noble, se lo devuelve para que lo toque en Bali Eyes, final relajado y hermoso de un trabajo digamos que notable que cerraba una carrera corta y digna. Aunque siempre a la sombra de la de la banda madre, quizá hagamos mejor en olvidarnos de tan injusta comparación y disfrutar en la intimidad de las virtudes de Porno For Pyros y su Good God's Urge.
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