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martes, 7 de julio de 2020

Manuel Rivas / A Coruña, el paseo de los abrazos

Campo de margaritas al pie de la Torre de Hércules, en A Coruña, el 24 de abril.
Campo de margaritas al pie de la Torre de Hércules, en A Coruña, el 24 de abril.FOTO DE CABALAR

PASEOS LITERARIOS 

Pasear sin rumbo fijo es un ejercicio que durante siete semanas ha estado prohibido. Autores como H. D. Thoreau, Walter Benjamin, Guy Debord o Rebecca Solnit sostienen que es una forma de pensar.

A Coruña, el paseo de los abrazos 


Manuel Rivas
1 de mayo de 2020



El verdadero bautismo coruñés era y es escapar a una ola vagabunda en la Coraza de Riazor, o en la orillamar de Monte Alto, donde los farallones tienen el nombre de las Ánimas, o en el lugar del punkismo mágico, allí donde galopa el mar la roca llamada Cabalo das Pradeiras y donde los menhires tienen ventanas. La mejor forma de acabar la escapada es siempre un abrazo.

domingo, 14 de julio de 2019

Manuel Rivas / La risa de Lorca

Federico García Lorca

Manuel Rivas

La risa de Lorca

8 de junio de 2019

EL VIAJE iba a ser breve: “Vengo de torero herido para dar cuatro conferencias”. No se vistió de torero conferenciante, como sí hizo Ramón Gómez de la Serna, y además subido a un columpio en el escenario, pero la actividad de Federico García Lorca en Buenos Aires fue incesante y su visita, comentaba él con ironía, tuvo más impacto que la del príncipe de Gales. Requerido sin parar, retratado por 200 fotógrafos, trataba de zafar entre una fama ya inevitable y “la vergüenza de ver tu nombre por las esquinas”. Arribó en octubre de 1933 y no se iría hasta marzo de 1934.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Tirar de los lenguas / La diversidad lingüística es un regalo


Yolanda Castaño, Jaume Pérez Muntaner y Andolin Eguzkitza, en Morella (Castellón), en 1999. 


Tirar de las lenguas

La diversidad lingüística es un regalo, pero da la impresión de que no sabemos qué hacer con él


Javier Rodríguez Marcos
26 de septiembre de 2018


El Instituto Cervantes de Bruselas celebra hoy el día europeo de las lenguas con un recital de Bernardo Atxaga, Manuel Rivas, Yolanda Castaño, Joan Margarit, Estel Solé, Eloy Sánchez Rosillo y Elena Medel, es decir, poetas en vasco, gallego, catalán y castellano. Lo normal. O casi. Kirmen Uribe suele contar que la suya es la primera generación que eligió el euskera como lengua literaria sin que esa elección tuviera matices políticos. Los que como Uribe hicieron el bachillerato en los años ochenta recordarán que su manual de Literatura se cerraba con un capítulo dedicado a Gabriel Aresti, Salvador Espriu y Celso Emilio Ferreiro. Casi nunca se llegaba a ese capítulo, que, titulado ‘Otras literaturas hispánicas’, se completaba con una lista de autores latinoamericanos.
En el fondo, la relación que mantienen los lectores españoles en castellano con las literaturas del resto de España se parece bastante a la que mantienen con la argentina o la mexicana: es una hazaña que un nombre nuevo salga de su propio circuito, sobre todo, y paradójicamente, si es novelista. Cuando Kirmen Uribe ganó el premio nacional por la novela Bilbao-New York-Bilbao ya era conocido como poeta. Coloquios como los de Verines, la Fundación Alberti o el Mapa Poético de Córdoba sumaron a la conversación multilingüe a autores como la propia Yolanda Castaño, Olga Novo, Sebastià Alzamora, Miren Agur Meabe o Harkaitz Cano.
En 1984 se falló el primer Premio Nacional de las Letras Españolas, destinado a celebrar la pluralidad de este país de todos los demonios. Lo ganó J. V. Foix. Desde entonces, lo han obtenido otros siete escritores en catalán y ninguno en euskera o en gallego. El castellano es mayoría. Lo mismo que ahora escandaliza que en 34 años solo lo hayan obtenido cinco mujeres, un día escandalizará tal desfase lingüístico, tan solo comparable al que hace que el premio Cervantes se otorgue bienalmente por sistema a un escritor del mismo país: España.
La diversidad —cuando no es el disfraz de la desigualdad— es más fácil de defender en la teoría que en la práctica. Entre lenguas distintas y dentro de cada una de ellas. Cualquiera que consulte la lista de libros más vendidos en catalán se encontrará con El cel no és per a tothom (Anagrama). Su autora es la enigmática Marta Rojals (no deja que le hagan fotos, no concede entrevistas presenciales). En un pasaje de su primera novela —Primavera, estiu, etcètera (La Magrana)—, la protagonista se queja del menosprecio que sufre su catalán de las tierras del Ebro entre los catalanoparlantes de la capital. La respuesta de su interlocutor es rotunda: “Barcelona és un monstre devorador de patrimonis lingüístics”. El centralismo tiene muchos centros.