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sábado, 14 de septiembre de 2024

‘Nexus’, de Yuval Noah Harari / Un mundo ahogado en información





‘Nexus’, de Yuval Noah Harari: un mundo ahogado en información

El historiador israelí vuelve diez años después de ‘Sapiens’ con una exploración concienzuda y ambiciosa sobre las redes de comunicación y su función esencial en la organización humana


Javier Sampedro

12 de septiembre de 2024


Diez años después de Sapiens, el libro que le convirtió en uno de los intelectuales más influyentes del mundo, y tras haber vendido 45 millones de ejemplares de esa obra y dos secuelas, Yuval Noah Harari vuelve con Nexus, una exploración concienzuda y ambiciosa sobre las redes de información y su función esencial en la organización de las sociedades humanas a lo largo de la historia. Aunque se remonta a los tiempos anteriores a la invención de la escritura, el libro también se zambulle a fondo en las cuestiones más candentes de la actualidad, con particular énfasis en las redes sociales, la desinformación y los riesgos de la inteligencia artificial, que él considera una amenaza vital para la supervivencia no ya de la democracia, sino de la civilización en su conjunto.

Diez años de ‘Sapiens’: ¿divulgación científica o populismo?

 


ALBERTO MIRANDA

Diez años de ‘Sapiens’: ¿divulgación científica o populismo?

En el décimo aniversario de este fenómeno sin precedentes, que convirtió a su autor en intelectual global, existe una duda razonable sobre el rigor del ensayo firmado por Yuval Noah Harari


Javier Sampedro

2 de noviembre de 2023

Hace 10 años que un oscuro profesor de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Yuval Noah Harari, se convirtió en uno de los intelectuales más influyentes del mundo. La razón fue Sapiens. De animales a dioses: breve historia de la humanidad, un libro que había publicado en hebreo en 2011 y estalló en el mercado internacional unos años después. La historia de la humanidad narrada allí no era tan breve como decía el subtítulo —566 páginas en la edición española—, pero sedujo a los lectores en 65 idiomas, se mantuvo 96 semanas seguidas en la lista de superventas de The New York Times, se convirtió en uno de los 10 libros favoritos de Bill Gates y, entre este y sus posteriores tres libros, vendió 45 millones de ejemplares. Harari es un fenómeno editorial extraordinario, de eso no cabe duda.

martes, 25 de octubre de 2022

Richard Dawkins / Vida de un buen escritor

 


Vida de un buen escritor

En la autobiografía de Dawkins importan menos las especies o ecuaciones que la narrativa


JAVIER SAMPEDRO
21 de septiembre de 2014

¿A quién le importa la vida de un científico? Bueno, depende del científico, desde luego. Si se trata de Einstein, uno puede querer saber de dónde demonios salieron aquellas ideas que reinventaron la física y el mundo, rompedoras y certeras como una cascada de luz. En la autobiografía de Darwin se puede buscar además una novela de aventuras victorianas, y en la de Feynman, el ritmo mestizo de la samba en una playa brasileña. Ninguno de estos, sin embargo, es el caso de Richard Dawkins, zoólogo anacrónico en la era de la biología molecular, látigo de herejes en materia evolutiva, divulgador afamado y ateo militante que no ha hecho aportaciones primarias a la ciencia, sino solo a su popularización. ¿Qué ha llevado entonces a Dawkins a contar su vida? Seguramente la mejor de las razones: que es un gran escritor, y lo sabe. Esto es justo lo que le ha convertido en uno de los divulgadores científicos más leídos del mundo, y también lo que convierte ahora su vida en una obra literaria.

Richard Dawkins / El obispo también viene del mono

 

Richard Dawkins y Rowan Williams, a su llegada a la Universidad de Oxford.
Richard Dawkins y Rowan Williams, a su llegada a la Universidad de Oxford.ANDREW WINNING

El obispo también viene del mono

El evolucionista Richard Dawkins y el jefe de la iglesia anglicana reeditan en la Universidad de Oxford la más famosa refriega del darwinismo

The 100 best nonfiction books / No 10 / The Selfish Gene by Richard Dawkins


Javier Sampedro
23 de febrero de 2012


Mucho han evolucionado los obispos desde que el de Oxford le preguntó a Thomas Huxley, el bulldog de Darwin, si él creía venir del mono por parte del abuelo paterno o del materno. Un siglo y medio después de aquella salida gloriosa, la Universidad de Oxford ha querido reeditar la reyerta con unos modales más británicos. El debate entre el evolucionista y ateo militante Richard Dawkins y el obispo de Canterbury, Rowan Williams, ha alcanzado hoy alturas estratosféricas y profundidades teológicas sin llegar a las manos. No ha resuelto la naturaleza de Dios, pero al menos ha servido para saber que los obispos ya admiten venir del mono. Por vía paterna y materna.

lunes, 31 de agosto de 2015

Oliver Sacks / Un científico de letras

 Oliver Sacks

BIOGRAFÍA

Un científico de letras

La escritura era para él tan necesaria como su investigación


Oliver Sacks
Oliver Sacks, a la izquierda, habla en una gala con el productor Harvey Lichtenstein, en 2013. / JUDE DOMSKI
Pocas cosas dirán más de una persona, de sus motores internos y sus pasiones, de sus pavores y fruiciones, que su actitud ante la muerte, y en este sentido los lectores de periódicos podemos presumir de conocer a Oliver Sacks con una intimidad que rara vez se nos ofrece ni con nuestros amigos más próximos. Porque este maravilloso neurólogo y escritor ha tenido la gentileza y la audacia de narrarnos sus últimos meses de vida en dos artículos que se nos quedarán grabados hasta el final de nuestros propios días. Y así sabemos, porque sabemos que Sacks era sincero al decirlo, cuál era su gran fuente de desasosiego ante la muerte inminente: no poder llegar a saber lo que se descubriría al día siguiente; perderse el avance de la ciencia y del conocimiento del mundo; dejar de leer cada semana Nature y Science, sus amadas revistas científicas. Esto lo dice casi todo de él, ¿no es cierto?
Casi todo, pero no todo. Porque Sacks pertenecía a esa rarísima y preciosa categoría de los científicos de letras. La escritura era para él tan necesaria como su investigación, le salía a borbotones en cuanto la descripción de un fenómeno mental, o la experiencia de haber tratado a un nuevo grupo de pacientes, le revelaba una nueva historia, un nuevo ángulo desde el que mirar el objeto más complejo del que tenemos noticia en el universo, el cerebro humano. Su investigación nunca estaba completa hasta que la compartía con su legión de lectores. No es el primer científico del que se puede decir esto, pero sí el último de una lista muy corta y selecta.
Sacks conoció de una forma curiosa a uno de los mayores científicos del siglo XX, Francis Crick, codescubridor de la doble hélice del ADN e investigador, a partir de los años setenta, de los engranajes neuronales de la consciencia humana. Fue durante la típica cena de cierre de un congreso de neurociencias, creo recordar que en California, y a Sacks le tocó sentarse lejos de Crick, una figura que le parecía mítica e inaccesible. Llegado el momento del café y la copa, sin embargo, Crick se vino a sentar a su lado y, sin haber dicho ni hola, le pidió: “Cuéntame historias”. Se refería, naturalmente, a las historias de pacientes. Sacks se quedó perplejo de que un biólogo molecular, el epítome del enfoque reduccionista sobre el cerebro, se mostrara interesado en el otro extremo del espectro metodológico, el del neurólogo que se pasaba el día atendiendo a los pacientes psiquiátricos del Bronx neoyorquino. Pero aquella conversación de sobremesa fue larga y fructífera, y les unió en una amistad duradera. Los dos están ya muertos.
Los lectores de Sacks sentimos hoy una pena profunda, la pena del huérfano al perder a su padre intelectual, pero esperamos que Sacks no nos deje solos, que alguien, en alguna parte, se sienta motivado a recoger la antorcha y nos siga contando historias, como pedía Crick. En algunos sentidos, desde luego, Sacks será una figura irrepetible. Miembro durante años del grupo de motoristas freaks Los ángeles del infierno, solía decir que entendía bien a sus pacientes porque estaba igual de loco que ellos. Su extraordinaria inteligencia creativa tenía también mucho que ver, probablemente. Pero su obra nutrida debería inspirar a otros de su misma clase, a otros científicos de letras que sientan la misma necesidad de convertir su investigación en un género literario, de percibir la narrativa bella e intensa que se esconde bajo el descubrimiento científico. Ojalá seas tú, lector.
Hasta siempre, Oliver. Ha sido maravilloso.