El cine callado
de Kim Ki-duk
ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS
San Sebastián, 18 de septiembre de 2005
Hijo de campesinos, Kim Ki-Duk (Bonghwa, Corea del Sur, 1960) fue pintor, albañil y escultor antes que cineasta. Considerado como uno de los directores más personales e imaginativos del momento, Ki-Duk descubrió relativamente tarde su vocación como cineasta: "Decidí hacer cine después de un viaje de dos años que hice por Europa. Algo cambió sobre mi percepción de la vida, empecé a cuestionarme muchos prejuicios con los que me habían criado. Al volver a Corea empecé a rodar". "Para hacer películas", añade Ki-Duk, "lo importante es vivir la vida. Para mí ha sido la mejor escuela".