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domingo, 2 de junio de 2013

Frank Báez / La poesía sólo es poesía


Frank Báez
ENTREVISTA






Frank Báez
“La poesía sólo es poesía”
Por Luis Martin Gómez



Frank Báez tiene un aire de Pablo Neruda post moderno: Elefante manso de movimientos suaves y ojos bondadosos. Pero la semejanza es sólo física; en poesía difieren, pues Frank parece más cercano al estadounidense Walt Whitman o al dominicano Domingo Moreno Jimenes.
Poesía diferente la suya, que puede gustarnos o no pero jamás dejarnos indiferentes. Sus versos molestan, encantan, irritan, seducen, sustentados en una propuesta estética provocadora, y nutridos con signos cotidianos que conmueven por su transparencia y simplicidad.

El autor está consciente que sus poemas son como fogaraté que producen ronchas (al lector y la crítica) y lo admite en Autorretrato, trabajo que abre su poemario Postales, ganador del Premio Nacional de Poesía 2009.

LMG En ese texto todo el mundo te golpea, Frank, menos un policía, quien hace una reverencia cuando escucha tus poemas; ¿cómo lograste conciliar verso y macana?

FB Ese poema con el que me presento a los lectores, al estilo de las obras del siglo XIX, revela que el poeta recibe muchos atropellos, vejaciones que te llevan a cuestionar, bueno, si eso le sucede al poeta, qué no le pasará al libro; pero la intención del texto es transmitir que a pesar de los golpes, de los contratiempos, puedes seguir escribiendo poesía. Lo del policía es un recurso para dar a entender que la mía no es una poesía maldita sino una que cualquiera puede entender y disfrutar. 

Frank Báez no tiene, como otros, pose de poeta, y no cree que el poeta sea un ser divino con características sobrenaturales; lo deja establecido en Damen, citando a John Keats al decir que “no hay nada menos poético que un poeta”.

FB Pienso que el poeta es sencillamente un medio, que el poeta no es la poesía, sino simplemente alguien que prepara la fiesta para que la disfruten otros. Es mi visión de la poesía, mi propuesta estética, pero también en ese trabajo planteo la función de la poesía en los tiempos modernos, hablo del papel del poeta en la actualidad, de lo que hay que hacer para que la poesía se lea. Estoy convencido de que al final la poesía sólo trata de la poesía.


Trasvestis, diyeis, surfistas

En la poesía de Frank Báez viven y mueren personajes no tradicionales que forman parte de lo que él llama mitología urbana: Trasvestis que transmutan en Marilyn Monroe, diyeis exaltados que rozan la divinidad, surfistas que escriben con olas poesía que luego el mar recita. En ocasiones, el poeta, demiurgo travieso, crea personajes y hasta un género musical, como la bachata metal.

FB Ese poema (Bachata metal) surge de un sueño y tiene una deuda evidente con el científico y político estadounidense Benjamín Franklin, inventor del pararrayos, pero también se explica porque yo tengo una banda musical que se llama El hombrecito en la que mezclamos poesía y música, por ejemplo, bachata con heavy metal, dos ritmos sin relación aparente.

“…y el bachatero se movía en la tarima con su guitarra que le había bendecido/ un brujo de Bonao y el público gozaba y aplaudía/ y tarareaba las canciones hasta que del cielo rodó un rayo/ que le dio de lleno al bachatero y su guitarra y los prendió/ como un arbolito de Navidad/ Y así, hijos míos, fue que se inventó/ la Bachata Metal”.

LMG Llama la atención que el trasvesti que se desdobla en la malograda actriz Marilyn Monroe, en el poema Marilyn Monroe en Santo Domingo, aconseja al lector hacerse la prueba del VIH, con lo que das una función social al poema, adicional a su natural propósito estético del que hablabas. 

FB El mensaje es como un (spot) comercial que tiene el poema, a mi me gusta mucho eso; sobre lo del sida, hay varias referencias en el poemario a esa plaga de esta época que se ha llevado a muchos artistas importantes, como el poeta costarricense Felipe Granados, quien presentó en Costa Rica la primera edición de mi poemario Postales.

Whitman, Mir, Del Cabral

Frank Báez no puede ocultar sus influencias ni busca hacerlo. Whitman brota aquí o allá como verdolaga, incluso metido en la cartera de la Marilyn Monroe dominicana.

LMG ¿Homenaje o deuda?

FB Ambas cosas. A Whitman, poeta de la democracia, la poesía latinoamericana le debe muchísimo; de Whitman sale Borges, por un lado, que es la versión intelectual, y por otro, Neruda, que es el lado sensual. Pero también es un homenaje a los poetas dominicanos que considero “whitmanianos”, como Manuel Rueda, Pedro Mir y Manuel del Cabral.

Con esa patente de corso expedida por sus maestros tutelares anda este poeta que vive una realidad distinta a la de las luchas ideológicas y no siente nostalgia del aquel mundo que no conoció pero al que tal vez reinterpreta, sin saberlo, porque las carencias vuelven como las estaciones y el abuso fijó residencia en estas tierras que ya han olvidado soñar.

Escribe como entiende le toca hacerlo y eso es valentía, cualidad escasa en los tiempos que corren. Y se ha sobrepuesto con honor a las insinuaciones maliciosas sobre la validez de su premio. Tiene a su favor la paciencia de quien todavía espera que toque suelo la pelota que lanzó una vez mientras jugaba en el parque de su barrio.



sábado, 1 de junio de 2013

Frank Báez / Cinco poemas

Frank Báez


Frank Báez
CINCO POEMAS

AUTORRETRATO

Rodé al año y medio por las escaleras
hasta el segundo piso.
A los seis casi me ahogo en una piscina.
A los siete me arrastró la corriente de un río.
Me golpearon con un palo, con la culata de un fusil,
con una tabla. Me propinaron un codazo en la cara
y otro en el estómago, rodillazos,
machetazos, fuetazos.
El perro del vecino me mordió un brazo.
Me cortaron una oreja haciéndome el cerquillo.
Noqueado. Abofeteado. Calumniado.
Abucheado. Apedreado.
Perseguido por sargentos en motor. Por dos cobradores.
Por tres mormones en bicicleta.
Por muchachas de Herrera y del Trece.
Me han atracado treinta veces.
En carros públicos. Taxis. Voladoras. A pie.
Alguien me dio una bola y me dijo I am gay.
Me robaron un televisor, un colchón,
seis pares de tenis, cuatro carteras,
un reloj, media biblioteca.
Se llevaron varios manuscritos y cometieron plagio.
(Con lo que me han robado pudieran abrir
una compraventa en Los Prados).
Me fracturé el brazo derecho, el anular,
la cadera, el fémur y perdí cuatro dientes.
El hermano Abelardo me dio un cocotazo que todavía me duele.
En la fiesta de graduación me cayeron a trompadas y botellazos.
Luego publiqué un libro de poesía y una vecina lo leyó
y escéptica dijo que era capaz de escribir
mejores poemas en media hora, y lo hizo.
Accidente con un burro en la carretera.
Intento de suicidio en Cabarete.
Taquicardia. Hepatitis. Hígado jodido.
Satanizado en Europa del Este. Pateado por mexicanos en Chicago.
En Montecristi una mesera me amenazó de muerte
(ahora mismo, clava alfileres en un muñeco idéntico a mí).
Los vecinos sueñan conmigo baleado.
Los poetas con dedicarme elegías.
Otros con rociarme gasolina en la cabeza
y arrojar un fósforo y ver mis rizos en llamas.
Otras con llevarme a la cama.
Y hace semanas un policía me detiene y me pregunta
si yo no era el poeta que había leído poesía
aquella noche y le digo que sí y el policía
dice que son buenos poemas
y hace una reverencia o algo así.

Llegó el fin del mundo a mi barrio


Llegó el fin del mundo a mi barrio
sin que a nadie le importara.
Mis padres tenían puesto CNN
esperando el boletín especial.
Los liquor stores y los cyber cafés
siguieron abiertos hasta tarde.
Nadie comprendía las señales.
Hasta la mujer que vio la silueta
de la virgen de la Altagracia
en el cristal delantero de su jeepeta
fue al car wash a lavarla.
Moteles y bingos estaban abarrotados.
Las evangélicas que con sus panfletos
habían anunciado tanto el fin
se fueron a la cama temprano.
No cortaron las líneas de teléfono.
Ni se llevaron el agua y la luz.
Nadie vio las estrellas que caían del cielo.
Para cuando el arcángel Miguel sonó la trompeta
el partido de los Yankees
iba por el octavo inning.

Treinta y tres años y aun no soy calvo

Que otros se jacten de las páginas que han escrito,
yo me vanaglorio de que no soy calvo.
Pobres papás de mis compañeritos del colegio
que con treinta y tantos ya eran calvos.
De noche rezaba y le pedía a Dios
que no dejara que se me cayera el pelo
y Dios no me defraudó
porque no soy calvo.
No soy calvo.
Nunca seré calvo.
No puedo querer ser calvo.
Tengo una buena relación
con los barberos y compro
los productos más caros.
Mi barbero me llama
cada vez que el último corte de pelo ha expirado.
Mi barbero que tiene dos años
que no prueba drogas y que se ha enliado
con una peluquera casada.
Mi barbero es mi hermano.
Pero estaba hablando de mi pelo.
Me gusta tu pelo, dice en chino
la cajera del supermercado.
¡Asia entera sueña con un día tener mis rizos!
En Taipei trataron de llevarme secuestrado.
Treinta y tres años y no soy calvo.
¡Virgen de la Altagracia! Llamaré a mis panas
para emborracharnos en el colmado.
No, mejor sigo garabateando
poemas en mi cuarto.
Quizás no pueda seguir escribiendo poesía
cuando me vuelva calvo.
Así que aprovecho ahora,
me echo todo el pelo para atrás
y aporreo el teclado.

Variaciones acerca de un poema de amor

1
he tratado de escribir un poema de amor
pero los poemas nunca dicen lo que uno quiere decir
o puede que digan exactamente lo que uno quiere decir
y lo que no sabemos es qué es lo que tratamos de decir
2
si digo tú me refiero a ti
pero cuando escribo tú
ya no me sigo refiriendo a ti
sino más bien a un tú platónico
que tiene que ver más conmigo
que contigo
3
cuando Quevedo no lograba escribir
un poema de amor se exasperaba
y se subía en los campanarios de las iglesias
y le arrojaba piedras a los que iban a misa
4
he escrito poemas de amor durante toda mi vida
y he fracasado
sobre todo he escrito cientos de poemas de amor
cuando no tenía a quién escribirle poemas de amor
5
las recepcionistas y las masajistas
se saben de memoria mis poemas
las viejas con quienes juego bingo
lloran con los lentes puestos
recordando mis poemas
6
los poetas seducían muchachas
y las inmortalizaban en sus versos
sin embargo cuantas Claudias hemos olvidado
cuantas Julietas cuantas Margaritas
cuantas Crisilandias
7
las muchachas ya no creen en los poemas
y si se acuestan con poetas es porque se han quedado jamonas
o porque los psicoanalistas están caros
y se acuestan con todos los poetas excepto conmigo
esta noche todos los poetas han ligado
y tienen entre sus brazos muchachas desnudas
mientras yo escribo solo en medio
de este cuarto
8
todos los poemas de amor son irreales
los poemas de amor que el poeta escribe intencionalmente irreales
son los más reales de todos
9
Lucian Blaga escribió que las palabras
son las lágrimas de los que quisieron llorar
y no pudieron
y esto es todo lo que tengo que decir

Mejor que el sexo

Lo mejor es cuando
le pones seguro a la puerta
y sólo están tú y el poema
y no tienes más remedio que preguntarte
si eres tan bueno como te dijeron el otro día
o tan malo como dicen siempre.
O cuando uno escribe un poema
tan intenso que acabas viniéndote
con los pantalones puestos.
O cuando sientes que estás escribiendo uno
que van a leer tus tataranietos
y piensas que ellos van a sentir
lo que una vez sentiste
y creo que es Joyce quien dice
que se siente como si el otro al leer
estuviera inventando las palabras
del poema nuevamente.
Así como el guitarrista del metro
de Chicago que tocó una hermosa melodía
y luego golpeó su guitarra
contra el piso hasta hacerla añicos,
he roto papeles y poemas
para mi propio deleite.
Y escribir es como caminar.
Cada palabra que escribo
es un paso que voy dando.
¿Hasta donde he llegado?
¿He encontrado mi hogar?

Cuatro poemas de Frank Báez
FRANK BÁEZ


Poeta y escritor dominicano (Santo Domingo, 1978). Ha publicado los libros Jarrón y Otros Poemas (Editorial Betania, Madrid, 2004), Págales tú a los psicoanalistas(Editorial Ferilibro, Santo Domingo, 2007), con el que obtuvo el Premio Internacional de Cuento Joven de la Feria Internacional del libro; Postales (Editorial Casa de poesía, San José, 2008; Editorial Textos de Cartón, Córdoba, 2009, Editorial Cara de Cuis, Córdoba, 2010, 2011; Editorial Ediciones De a Poco, Santo Domingo, 2011; Ediciones Liliputienses, Madrid, 2012) , que obtuvo e Premio Nacional de poesía de la República Dominicana; y En Rosario no se baila cumbia (Editorial Folía, Buenos Aires, 2011). 

Sus textos han aparecido en diversas antologías; entre estas se encuentran: Cuerpo Plural. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (editorial Pre – textos, 2010); y Antología de crónica latinoamericana actual, Darío Jaramillo Agudelo, ed (editorial Alfaguara, 2012) Es coeditor de la revista de poesía Ping Pong:
www.revistapingpong.org Junto a Homero Pumarol fundó y conforma el colectivo de spoken word El Hombrecito que en el 2009 editó un disco titulado Llegó el hombrecito. Lleva un blog en la siguiente dirección: www.frankinvita.blogspot.com


www.frankinvita.blogspot.com
http://4gatos.co/item.php?id=32



Más datos sobre el autor en
BIOGRAFÍA DE FRANK BÁEZ




viernes, 31 de mayo de 2013

Frank Báez / El Hombrecito / La Marilyn Monroe de Santo Domingo


EL HOMBRECITO
La Marilyn Monroe de Santo Domingo  
Texto de Frank Báez 


Frank Báez
LA MARILYN MONROE DE SANTODOMINGO


"El Hombrecito" es un colectivo dominicano con tendencias de spoken word, formado en el 2007. Está compuesto por los poetas Frank Báez y Homero Pumarol, y los músicos y artistas Angel Rosario, Fernando Soriano, Wilson López y Vadir Gonzalez. Su primer disco se titula Llegó el Hombrecito y se puede escuchar acá:




Frank Báez
LA MARILYN MONROE 
DE SANTO DOMINGO 

Soy la Marilyn Monroe de Santo Domingo.
Tengo seis pies cuatro pulgadas.
Dos pulgadas más cuando uso tacos.
Tengo un lunar en las nalgas.

Salgo con poetas de los ochenta.
Salgo con chiriperos, guachimanes,
modelos, ingenieros, artistas plásticos,
levantadores de pesas, abogados, rubios,
funcionarios, toleteros, parqueadores de carros.

Soy la asidua al Bingo,
la que se mete en la cartera
su Hojas de Hierba
y se pierde en la nada.
La que bebe café en las paradas,
la buscamacho, la pitonisa, la megapoeta,
la que llora al final de la película
sin que nadie la abrace.
Soy monstruo que menstrua,
la que se sienta en las barras a beber,
se ajuma y le pone cara de asco
a todos los cueros y le quema las falditas
con los cigarrillos cuando pasan.
La que quiso secuestrar a Anthony Ríos.
La que se inyecta hormonas en las piernas.
Soy la Cicciolina.
Soy Tiresias.
La que escribe encuera.
Ese mujerón que los espejos de los moteles
multiplican cuando la ponen en cuatro.
La que se sienta en el último banco de la iglesia
con un ojo morado.
Miss Boca Chica mil novecientos noventa y cuatro.
Esa que fuma en el malecón mirando
los barcos con luces encendidas.
La estudiante de segundo semestre de enfermería.
La rubia que maneja ambulancias,
OMSAS,
voladoras,
patanas.

Soy la MARILYN MONROE DE SANTO DOMINGO.
Soy la MARILYN MONROE DE SANTO DOMINGO.

No, no, eso seguía ahí.
No me lo había mochado.
No tenía dinero con qué.
Así que un día pensé en hacer recitales
pa’ recolectar dinero y hacerme la operación.
Llamé por teléfono a mis amigos poetas.
Me acuerdo que pasaban una canasta
como en las misas y yo me paraba ahí en el escenario
pin pun la Marilyn Monroe de Santo Domingo
leyendo mis versos y agradeciendo los aplausos.
Gracias amigos poetas.
Gracias señor Ministro de Cultura.
Muchas gracias.

Me sigue una turba con piedras.
Me apedrean en la Mella. Me apedrean
en los Car Wash de San Isidro,
de los Mameyes, de la Charles y de Villa Mella.
Detrás del estadio Quisqueya.
Me golpean, me vejan, me vocean.
Me dan una salsa.
Se echan arriba de mí uno a uno.
Yo me he perdido.
No estoy aquí. Repito: yo me he perdido
y no sé cómo encontrarme.
Ando por los cuatro puntos cardinales buscándome
en procesión con todas las que fui
y con las que seré y con las que no he de ser.
Duermo en camas de hospitales,
pensiones, moteles, parques.
Tomo duchas. Muchas duchas.
El tinte me resbala por la cara
y por el maquillaje.
Siento que me voy despedazando
y que los pedazos de mí van cayendo
uno a uno llevándoselos el agua de la ducha
que va cayendo y llevándome hasta el desagüe.

Heme ahí en la cola de un Setenta.
Bailando con tres hombres en un patio.
Caminando con un taco doblado.
Masajeando turistas italianos.
Sentada sobre mi maleta
pidiendo bolas en un cruce.
Se paran dos en un Toyota.
El que maneja me dice Hola rubia mi amol
pa dónde tu va
y yo respondo go LA
all the way down to LA
o sea, Los Alcarrizos.

Me dejan trece kilómetros más allá.
Camino al otro lado de la pista
y ellos se quedan ahí mirándome
hasta que de este lado se para un camión de Leche Rica
y me monto.

Despierto en Puerto Plata.
Tengo visiones en Azua.
Veo al Papa bailando salsa.
Veo iglúes en Haina y los Tres Brazos.
Esquimales en Colmados. Pingüinos en Mao.
San Agustín con las pestañas de Charityn.
Ovnis abduciendo senadores y diputados.

Soy la Marilyn Monroe de Santo Domingo.
Soy la Marilyn Monroe de Santo Domingo.

Viajo a Nueva York con un pasaporte falsificado.
MARILYN MONROE caminando de nuevo por la Quinta Avenida.
MARILYN MONROE CON UNA BARBA DE TRES DÍAS.

Desayuno en Tiffanys.
Bebo Champagne en limosinas.
Corro por mi vida en Corona.
Toco el acordeón en una esquina.
Peleo en SOHO.
Lloro frente al Hudson.
Recito en el Nuyorican Café.
Decimeros, poetas y raperos
me lanzan ramilletes de flores.
Firmo autógrafos.
Reparto besos.
De repente las puertas estallan.
Los de migración me esposan.
Me empujan mientras
el público los abuchea y arroja botellas.
Suenan disparos.
Ellos me deportan.

Soy la Marilyn Monroe de Santo Domingo.
Me depilo entera. Me empolvo. Me maquillo.
Me pongo un abrigo de pieles lista pal próximo recital.

Soy la MARILYN MONROE DE SANTO DOMINGO.
Soy la MARILYN MONROE DE SANTO DOMINGO.
Soy la MARILYN MONROE DE SANTO DOMINGO.
¿Qué se va a hacer?




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