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martes, 21 de marzo de 2023

Sara Mesa / "Los lectores se ganan escribiendo, no en las redes"

Sara Mesa


Sara Mesa: "Los lectores se ganan escribiendo, no en las redes"

La escritora publica 'La familia' (Anagrama), desolado retrato de las relaciones de unos padres y sus tres hijos, y de las consecuencias de años de silencios, secretos y mentiras


Nuria Azancot

14 de septiembre de 2022


Tras el éxito de su anterior novela, Un amor (2020), elegida por los críticos de El Cultural como el Libro del Año, Sara Mesa (Madrid, 1976) sigue a vueltas con la realidad y la imaginación en su nueva obra, La familia. Tímida y reservada, la escritora sevillana conversa hoy con El Cultural sobre las claves de una ficción en la que regresa a temas como la incomunicación, el amor, el maltrato y la soledad.

Sara Mesa / "La esencia de la literatura es el conflicto, no la perfección ni la belleza"

 

Sara Mesa
Foto de Sonia Fraga

Sara Mesa: "La esencia de la literatura es el conflicto, no la perfección ni la belleza"


Nuria Azancot

21 de noviembre de 2018


Una niña que ronda la adolescencia, Casi, y el Viejo, un anciano desahuciado, amante de los pájaros y de Nina Simone, son los protagonistas de Cara de pan, la última novela de Sara Mesa (Madrid, 1976). Una historia de descubrimientos, soledades y amistad que lanza Anagrama a finales de este mes.

lunes, 20 de marzo de 2023

Sara Mesa / “La niña que fui, lo que soy, determina mi novela”

Sara Mesa


Sara Mesa: “La niña que fui, lo que soy, determina mi novela”

  • Dos años después de que su anterior libro, 'Un amor', fuese elegido como mejor novela del año, la escritora sevillana vuelve a obtener el reconocimiento de nuestros críticos con 'La familia'
  • Las diez mejores novelas en español de 2022
Nuria Azancot
19 de diciembre de 2022

¿Qué podría contarnos sobre la prehistoria de La familia y cuáles fueron los principales problemas que le planteó?

Hacía muchos años que la historia me rondaba por la cabeza, pero tardé en encontrar el tono adecuado. Lo que al final vi claro es que necesitaba abrir el foco y que entraran en escena más personajes, distintas perspectivas temporales y espaciales. También que la dureza de algunos de los hechos podía ser contrastada con el humor y la compasión.

miércoles, 27 de mayo de 2020

García Lorca en Nueva York / 80 años de un viaje que cambió la poesía

Lorca está en Nueva York
Federico García Lorca en Nueva York

García Lorca en Nueva York, 80 años de un viaje que cambió la poesía

Publicado póstumamente en 1940, el vanguardismo y la perspicacia crítica del poemario nacido de la visita del granadino a esa ciudad “babilónica y cruel” sigue influyendo y fascinando ocho décadas después, a pesar de su polémica acogida. Los hispanistas Gabriele Morelli y Christopher Maurer y el poeta Luis García Montero exploran todas las caras del libro.
Federico García Lorca con María Antonieta Rivas y dos amigos sin identificar
Universidad de Columbia, otoño de 1929


Reivindicaciones plenamente actuales que causaron notable revuelo hace ocho décadas, como rememora el profesor y lorquista Christopher Maurer, que apunta que “en 1940 Poeta en Nueva York creó una imagen tan diferente de García Lorca, que provocó cierto desasosiego en su primer editor, Rolfe Humphries, a quien le inquietaba este poeta urbano al que asociaba con la afectación surrealista y con la homosexualidad”. Otros, como John Crow, compañero de Lorca en la Universidad de Columbia, habló con desprecio de una “fiebre de imágenes inconexas” y de “poemas grotescos y vacíos”. «Con excepciones, los primeros lectores norteamericanos lo despacharon como un pretencioso ejercicio surréaliste, escrito bajo la influencia de Dalí. La homofobia y el supuesto surrealismo les cegaron a este Lorca nuevo y a su crítica de la sociedad capitalista, tan acertada, tan punzante hoy como hace 80 años”, insiste el hispanista.Ahora, la editorial Demipage lanza, a modo de homenaje, una nueva versión que pretende ser definitiva. Un acontecimiento, pues, en palabras del hispanista Gabriele Morelli, «Poeta en Nueva York es sin duda el libro más importante y moderno de Lorca». Más aún, insiste Morelli, «su poesía marcó una profunda ruptura en la vida del poeta y constituyó una crítica feroz contra el modelo del sistema capitalista que margina a los pobres, los negros, a las criaturas de la naturaleza, en cuya herida se representaba el poeta, al tiempo que reclamaba justicia, libertad y el derecho al amor sin etiquetas”, explica.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Carlos Ruiz Zafón / "Si me prestase usted una máquina del tiempo quizás intentaría que Charles Dickens me firmase uno de sus libros"


Mystery Fanfare: Carlos Ruiz Zafón: R.I.P.
Carlos Ruiz Zafón


Carlos Ruiz Zafón

"Si me prestase usted una máquina del tiempo quizás intentaría que Charles Dickens me firmase uno de sus libros"




Nuria Azancot
30 de mayo de 2012

El escritor conversa hoy con Sergio Vila-Sanjuán en la Biblioteca Nacional sobre el papel que juegan en su narrativa las librerías de viejo y los autores malditos | Además, este sábado firma ejemplares en la Feria
Con sus ojillos orientales, perilla a lo Fu Manchú, y una actitud de distancia casi mística acentuada por el éxito, Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964) puede presumir de ser el escritor español vivo con más lectores en el mundo. Sus cifras mueven al asombro y (por qué no confesarlo) a la envidia. Desde la publicación de La sombra del viento, de todos sus libros (El juego del ángel, El prisionero del cielo) se han vendido 25 millones de ejemplares en 50 países, y ahora sus seguidores esperan que acabe de una vez su tetralogía y remate la aventura en El Cementerio de los libros olvidados.


De eso hablará esta tarde en la Biblioteca Nacional, porque hoy, a las siete, se suma a la fiesta que celebra el tercer centenario de la BNE con Una visita al cementerio de los libros olvidados, en conversación con Sergio Vila-Sanjuán, en la que hablará sobre el papel que en su narrativa “juegan las librerías de viejo, la bibliofilia, los autores malditos, el amor a la narrativa popular del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX”. Además, el próximo sábado, por la mañana, firmará ejemplares de sus libros en la Feria de Madrid.
Pero no se engañen: si esperan encontrar en elcultural.es a un Zafón amable y coqueto, abandonen toda esperanza: aunque amansado, sus palabras destilan tanta ironía y escepticismo como siempre.
-Se ha sumado a la fiesta que celebra el III centenario de la BNE: ¿por amistad, por vocación, por devoción?



-Por amable invitación, que agradezco.

– La segunda pregunta es obligada: ¿puede adelantarnos algo de El cementerio de los libros olvidados, último libro de la tetralogía que inició con La sombra del viento?



Confío en que la cuarta sea la mejor y la más impactante de todas las entregas, pero eso lo tendrá que decir el lector. Mi idea es que el cuarto libro del ciclo sea el gran final donde todos los hilos convergen y donde el laberinto de historias se recomponga del todo. Puedo adelantar que será una novela grande y compleja, emotiva y que combinará los diferentes estilos y atmósferas de las tres primeras. Y bastante más.

-¿Cuánto tendrán que esperar los lectores para leerlo?



-Yo calculo que aproximadamente un año y medio o dos . Dependerá del trabajo y de las dificultades que vaya planteando. Si todo va bien creo que habrá libro en algún momento de finales del 2013 o quizás del 2014 como muy tarde.

-¿Cómo sobrelleva la presión de medios, editores y fans?



-No siento que se trate de presión sino interés y curiosidad por el trabajo y por lo que uno hace, lo cual es ya mucho para cualquier escritor. La presión normalmente yo diría que viene de uno mismo y de intentar solucionar los retos que se plantea. Los editores en todo el mundo esperan pacientemente y luego miman los libros del mejor modo que saben. Los lectores me muestran una generosidad y un interés que seguramente no merezco y los medios siempre están ahí para interesarse y comentar el trabajo. No de puede pedir más, la verdad. No tengo queja.

-¿Son distintos unos y otros en España y en Estados Unidos? ¿Qué los diferencia y qué les une?



-Por supuesto, son diferentes porque se trata de sociedades diferentes a su vez. Quizás los lectores sean los que más se parecen en todos los países, porque les une el interés por la literatura, el lenguaje y la narrativa. Los editores yo diría que se alinean por bloques. La edición en Europa, en general, tiene un perfil determinado y en los Estados Unidos la industria tiene otra manera de trabajar. Algo parecido ocurre con los medios. En mi experiencia los medios de comunicación, sobre todo la prensa escrita, es radicalmente diferente en España de la mayoría de países que yo conozco. No tanto la radio o la televisión. No sabría explicarle el porqué. Imagino que los factores e intereses en juego determinan un poco el producto final, como es natural.

-¿Cuál es su secreto para no perder la cordura (como escritor y como persona)?

– Supongo que el mismo secreto que tenemos todos, sea cual sea nuestra profesión: intentar mantener uno o dos pies en el suelo la mayor parte del tiempo y tratar de enfrentarse a cada día con la mente lo más despejada posible y teniendo claro lo que uno quiere, lo que son las cosas y lo que no son.

-El sábado por la mañana estará firmando en la Feria del Libro, ¿qué le hace unirse a esta fiesta libresca?

Siempre es agradable el encontrarse con los lectores y poder saludarles, porque son ellos quienes dan sentido a todo esto que hacemos. La invitación a a unirse a una fiesta donde se celebran los libros, la literatura y la lectura es privilegio, y más en los tiempos que corren.

-¿Tiene ya pensada una dedicatoria fija o piensa improvisar según el lector y el libro que le presente?

-Imagino que improvisaré. La verdad es que no voy preparado a estas cosas, porque lo bonito es el encuentro sincero, por breve que sea, con el lector.

-¿Qué le escribiría, por ejemplo, a un lector del Cultural (o de los culturales)?

-Que disfrutase del placer y la belleza de la literatura, a su manera y a su tiempo.

-¿Y al ministro de cultura?

-Imagino que el señor ministro tiene en estos momentos numerosos quebraderos de cabeza y no quisiera contribuir a empeorarlos. Le desearía suerte, fuerza y empeño, porque la papeleta que tiene es complicada y está en el interés de todos que triunfe en su labor.

-¿Y a su editor?

Tengo la fortuna de tener al editor más inteligente, discreto y sutil de toda la industria, Emili Rosales, y él sabe que no necesita dedicatoria alguna para que le agradezca su apoyo y amistad de muchos años.


Charles Dickens by JuanOsborne on DeviantArt
Charles Dickens

-¿Qué autor (actual o no) le gustaría que le dedicase un libro?

-No soy particularmente fetichista para estas cosas, pero si me prestase usted una máquina del tiempo quizás intentaría que Charles Dickens me firmase uno de sus libros.

-¿Qué título (el género da igual) y por qué?

Bleak House, tal vez, o Grandes Esperanzas. Porque son dos de las más grandes novelas jamás escritas y porque a lo mejor, si le estrechaba la mano, se me pegaba algo.

-¿A quién no le dedicaría jamás ninguno de sus libros?

-No sé. No veo por qué no iba a dedicar un libro a cualquiera que lo pidiese con amabilidad y buenas maneras.

-¿Cómo se ve desde la distancia la crisis española y la prima de riesgo, el paro?

-Con enorme inquietud y preocupación.

-¿Cree que nuestros intelectuales están a la altura?

Dudo que esté en mano de los llamados «nuestros intelectuales» el sacar al país del túnel en el que se encuentra. Y quizás eso no sea una mala cosa si uno lo piensa bien. Creo que los que tenemos que estar a la altura somos todos los ciudadanos, del primero al último. Y unos más que otros, porque las responsabilidades no son equiparables.

-¿Cómo convencería a un desengañado de que, a pesar de las apariencias España va bien, aunque sólo sea en lo cultural?

-Veo difícil convencer a nadie en este momento de que España vaya bien, pero sí creo que no hay que caer en el derrotismo y el fatalismo, porque España, pese a sus muchos y gravísimos problemas, es un país con un potencial enorme si las cosas se hiciesen bien, con sentido común, honestidad y honradez.


viernes, 4 de febrero de 2011

Juan Marsé / «Madame Bovary o Fortunata son más reales que Esperanza Aguirre»

Xulio Formoso: Juan Marsé | Caricaturas de famosos, Caricaturas y ...
Juan Marsé
Xulio Formoso

Juan Marsé: «Madame Bovary o Fortunata son más reales que Esperanza Aguirre»

Nuria Azancot
4 de febrero de 2011


Juan Marsé nació un 8 de enero de 1933 en Barcelona, como Ringo, el protagonista de su última novela, Caligrafía de los sueños (Lumen). Como él, fue un niño adoptado gracias al azar, que quiso ser pianista y tuvo que renunciar a su vocación por falta de medios. Su madre también se llamaba Berta, y él acabó trabajando en un taller de joyería mientras devoraba desordenadamente a Dostoievski, Verne o Balzac, disfrutaba de las sesiones dobles de los cines de Guinardó, y se soñaba escritor. El Cultural conversa con el narrador.
Caligrafía de los sueños parece su novela más autobiográfica. ¿Le ha prestado tanto como parece de sí mismo a Ringo, el protagonista del libro?


-Me temo que sí, que es mi novela más autobiográfica. Algunos episodios son vivencias que han necesitado apenas un retoque, únicamente para hacerlas más reales. Esto, la parte digamos documental, no hace a la novela ni mejor ni peor, ni más interesante ni más veraz. Algunas cosas que me han pasado en la vida, no me las acabo de creer. Me pasa también con los sucesos reales que trae la prensa diaria, cosas que hacen o dicen los políticos, por ejemplo. No me lo puedo creer. Hace años, en la Hemeroteca, descubrí lo mucho que me gustaba leer periódicos antiguos que traían cosas ocurridas 30 ó 40 años atrás. Eso me lo creía todo. No me pregunte por qué. Es como si necesitara que el tiempo se posara sobre las cosas, para creérmelas.

Forofo de la ficción

-Desde el principio de la novela afirma que lo inventado puede tener más solvencia que lo real, más vida propia y más sentido, ¿sigue siendo la imaginación el mejor recurso ante las mezquindades de la vida cotidiana?


-Si hablamos de literatura de ficción, pues sí: aquello que ha sido inventado, lo que se elabora como producto genuino de la imaginación, cuando esta es poderosa, tiene para mí más peso y solvencia que lo real, más vida propia, autosuficiente y más perdurable que algunos recuerdos, y más significante. Madame Bovary o Fortunata son más reales que Esperanza Aguirre, a que sí. ¿Por qué? No lo sé, pero yo siento que es así. Es que yo soy un forofo de la ficción. En todo caso, en materia de ficción, y pese al prestigio que ha adquirido hoy en día lo testimonial o “real” en la novela (hay que distinguirlo entre comillas, si no podríamos liarla) a mí me sigue atrayendo más la invención, la fabulación, la capacidad de embaucar e hipnotizar al lector mediante el relato de lo que pudo haber sido y no fue, etc… Pero lejos de mi intención teorizar sobre ello. No me gusta hablar de la faena. Es una cuestión de gustos. En cualquier caso todos sabemos en qué consiste el asunto: en una obra de ficción todo es veraz o no es nada en absoluto, por muchos personajes, fechas y datos reales que le eches.


«La Barcelona de mis novelas es un paisaje mental. Ya no existe. He procurado que sea muy real. Yo la tengo por un jardín de verdad con ranas de cartón»
-Para el protagonista lo peor es la desazón de no haber hecho lo debido o lo mejor, aun sabiendo que quizá no hubiera servido una mierda. ¿De qué se lamenta hoy, de qué silencio, de que error?


-Lamento no haber hecho bastantes cosas en el momento que debía. No haber indagado en mi familia biológica cuando era joven, por ejemplo. No haber preguntado, callando por no incomodar a mis padres adoptivos. No haber podido estudiar piano y solfeo a los 13 años por falta de dinero. Y quizá lo que más lamento: haber confundido, en alguna ocasión, el éxito con la felicidad.


Caligrafía de los sueños narra una historia de amor desesperado y ridículo, con muchas esquinas y mucho dolor, pero Marsé asegura no haber conocido a demasiadas señoras Mir: “No -insiste el escritor-, tanto la señora Mir como Alonso son personajes inventados. No totalmente, claro. Ella carga con la apariencia física y con la capacidad de ensoñación, bueno, la que yo le atribuí (esos retoques a la realidad) de una mujer que veía pasar por la calle, cuando yo tenía quince años, y que nunca supe exactamente dónde vivía. Pasaba por esa calle camino del baile de los domingos en la Cooperativa La Lealtad del barrio de Gracia, hoy Teatre Lluire, acompañada de su hija, una muchacha no muy agraciada. Iban en busca de novio para la chica. Pero mejor leer la novela y no atender a mis explicaciones, que podrían estropear la historia…

Sin nostalgias

-En el libro retrata la Barcelona de la posguerra, la de los perdedores que quemaban a escondidas libros prohibidos y carnets de la CNT, la Barcelona de las ratas azules… ¿qué queda hoy y que echa de menos en esta capital del diseño, de aquel mundo sin esperanzas?


-La Barcelona de casi todas mis novelas, es, no hace falta decirlo, un paisaje mental. Ya no existe. He procurado, desde la primera novela que escribí, que sea muy real. Yo la tengo por un jardín de verdad con ranas de cartón, por usar una fórmula de Virginia Woolf que me gusta. En alguna página digo que la Barcelona de entonces es “más inverosímil, pero más real” no sólo porque en verdad a mi me lo parece, sino también para predisponer al lector frente a una ficción que quiere ante todo hacerse creer. No sabría explicarlo mejor. En cuanto a la nostalgia por aquella ciudad gris y hambrienta de la postguerra, llena de ratas azules y clérigos ensotanados adictos al Régimen, nada de nada. Ni rastro de nostalgia ni cosa que se le parezca. De aquella Barcelona me quedo quizá con los niños jugando en la calle y poco más. Y no es que la tan admirada y celebrada Barcelona del diseño de hoy me entusiasme, más bien me aburre, pero de ningún modo me hace añorar aquélla. Es sólo una escenografía que respeto, porque existió, y porque la necesita para explicar y explicarme algunas cosas.

Sin halagos ni favores

-Hoy, como entonces, parece que la verdad no vale nada, sobre todo cuando hablamos de política. ¿Cree que va a cambiar algo con el Gobern de Artur Mas para los autores catalanes que escriben en castellano?


-No creo que cambie nada. En política me he convertido ya en un escéptico irremediable. Nos preparan, me temo, veinte años más de pujolismo. ¿Hay motivos para esperar mejoras en la educación y en la cultura? Si los hay, yo no sé verlos. Y no espero que se acaben las payasadas patrioteristas, las de aquí en Cataluña como las de allá en España, que también las hay y no pocas. ¿Por qué esa inquina contra los catalanes? Hay colaboradores en este y otros periódicos que cuando escriben sobre Cataluña mojan la pluma en su propia bilis y en sus propios escupitajos. Admito que aquí en Cataluña se han escenificado algunas patrioteradas que ciertamente me han conmovido. La del señor Millet envuelto en la senyera y cobrándole a su consuegro la mitad del coste de la boda de su hija me llegó al alma, lo confieso. Llegará un día que lo catalanes lo tendremos todo pagado, profetizó alguien. ¡Ojalá! De mí diré que nunca he esperado nada de ningún dirigente político, ni de aquí ni de allá. No quiero halagos ni favores, quiero que se respete, solo eso. Que se respete mi libertad.

«Nunca he esperado nada de ningún dirigente político. No quiero halagos ni favores. Que se respete mi libertad, solo eso»
-¿No le parece que eso de la “inquina contra los catalanes” es tan falso como lo que “el castellano está en peligro”, que en realidad asume un discurso político tan tendencioso como el que denuncia?


– Hay mucha impostura en ese debate, cierto, poquísimo rigor a la hora de analizar el qué y el porqué de lo que está pasando. Ni el castellano está en peligro en Cataluña ni hay que confundir cierta crítica a la Cataluña oficial con una animadversión a los catalanes. Pero la crispación está ahí y es mutua. Políticos ineptos, iluminados y payasos, obsesionados con ese coñazo de lo identitario, y comentaristas y columnistas carroñeros que viven de eso, hurgando en esa polémica estéril, los tenemos aquí y allá, en este lado del Ebro y en el otro. Pero yo sé leer, yo sé en qué periódicos asoma la España que respeto y en qué otros pervive la España rancia que no me gusta.


Caligrafía de los sueños era la novela en la que estaba trabajando Marsé cuando le concedieron el premio Cervantes, y sólo ha tardado otros dos años en terminarla, pero asegura que eso no desmiente, “ni mucho menos”, esa fama de gandul que tanto le ha costado conquistar. Es más, destaca, “he llegado a pensar que soy irremediablemente lento porque lo que me gusta en verdad es escribir, porque nunca daría por terminado un libro, porque corrijo hasta que ya no puedo más. Claro que tanto corregir lo único que demuestra es la impericia. Pero, claro, la impericia me obliga a un mayor esfuerzo y dedicación y, en fin… ¿Lo ve? No acabaría nunca”.

Las garras de la tecnología

-La última vez que conversó con El Cultural dijo que no esperaba gran cosa de la entonces nueva ministra de cultura González-Sinde, y que el problema de nuestro cine era la falta de talento: dos años después sigue la polémica¿la realidad ha vuelto a superar a la ficción o el nuevo cine español le ha desmentido?


-Fue un juicio apresurado el que emití acerca de la ministra González-Sinde. Obedecía al convencimiento de que, desafortunadamente, y pese a los buenos deseos de cualquier ministro de cultura de turno, en nuestro país el verdadero ministerio de Cultura es la nefasta programación televisiva, tanto la pública como la privada. Su influencia es tan poderosa y decisiva que estoy convencido que dentro de unos años el Ministerio de Cultura será un organismo a desaparecer, y los directores y de cadenas y jefes de programación serán los verdaderos ministros de la cosa. En cuanto al cine español, sigo pensando que falta talento. Pero también le falta talento al cine norteamericano, y al francés, y al italiano. En realidad, el talento cinematográfico ha ido menguando desde los últimos años cincuenta y ahora está muriendo bajo las garras metálicas de la tecnología y los efectos especiales para mentes infantiles… Pero bueno, basta de lamentaciones. Siempre hay algo digno de ver. Los Simpson, por ejemplo. ¿No?

-¿Sólo Los Simpson? ¿Cuál es la última película que ha visto?


-La última película que he visto -revisitado- es A bout de souffle, de Godard. Es una película de 1959. De este mismo año es una película de Raoul Walsh que se llama Al rojo vivo. Pues bien, la de Walsh es una obra moderna, y la de Godard es una reliquia. Por ahí van los tiros, no sé si me explico.

«Pese a los buenos deseos de cualquier ministro de cultura, en nuestro país el verdadero ministerio  es la nefasta programación televisiva»
-¿Qué opina, como músico frustrado, de las descargas piratas en internet?

-No estoy muy informado, pero creo que a pesar de toda la demagogia que rodea este tema, hay que respetar los derechos de los creadores.

-Carmen Balcells ha anunciado su jubilación; Herralde está vendiendo Anagrama,… ¿vivimos un final de ciclo cultural? ¿qué cree que nos espera?


-No sé lo que nos espera, francamente. Acabo de enterarme de la muerte de Jaime Salinas, cuyo paso por Seix Barral recuerdo con gratitud y afecto. Todo cambia, claro. Pero Carmen Balcells, de momento, a sus ochenta años, sigue al pie del cañón. Y Jorge Herralde también, y creo que le falta bastante para llegar a los ochenta . Pero qué duda cabe que hemos inaugurado un nuevo ciclo tecnológico, y muchas cosas van a cambiar en el mundo editorial. Sólo espero que el talento y la dedicación a los libros pueda equipararse al de esas dos personas, por ejemplo, sea cual sea el soporte físico que les espera a los libros.

El culo del mundo

-Hace poco, Vargas Llosa decía que la civilización del espectáculo, la televisión, fomentan la frivolización y nos envían a una especie de vacío animado. ¿Está de acuerdo?


-Totalmente de acuerdo. De un lado se rinde culto a las nuevas tecnologías y se tiende al infantilismo y a la frivolidad cultural, y del otro a la industrialización del arte y la literatura, servidos según los cánones de la caprichosa modistería. Recuerdo aquellas sabias palabras de Milan Kundera: Hoy en día el mundo del arte y la literatura se asemejan cada vez más al prét-à-porter, y el reto para un artista auténtico no es entrar en ese mundo, sino ser capaz de resistirlo.

-¿Seguimos siendo, como repite el padre de Ringo en la novela, “el culo del mundo”?


-No, lo fuimos en 1945 y en los años 50, cuando nos ignoraban los embajadores de todo el mundo, pero ya no.