| Ilustración de Jeff Standford |
martes, 3 de junio de 2025
Silvina Ocampo / Los objetos
Silvina Ocampo / Malva
Malva
Era preciosa, pero de improviso se volvía fea. Sus enormes ojos, sin perder el brillo afiebrado, podían achicarse; su boca sin labios también. La recuerdo en un casamiento rodeada de flores el día que la conocí. ¡Pobre Malva López! Como en las cabinas de transmisiones, en las paredes de su dormitorio había corcho; como en las ciudades muy frías, géneros rellenos de guata; como en los cuartos de juguetes para niños, colores celestes por todas partes. De igual modo los picaflores instintivamente hacen sus nidos con el algodón del palo borracho, que aísla los ruidos, con flores de tilo que son sedantes, con pétalos de jazmines del cielo que son celestes. Yo sé que tomaba en lugar de té agua de azahar y en lugar de aspirina, Sedobrol, que ya pasó de moda. No parecía sin embargo nerviosa.
Silvina Ocampo / Los sagrados mastines del templo de Adrano
Silvina Ocampo / Los libros voladores
Silvina Ocampo
LOS LIBROS VOLADORES
Había muchos libros en aquella casa, tantos que nadie pudo contarlos, porque todos los días aparecían nuevos ejemplares que se alojaban en los anaqueles sin que supieran quién los traía ni dónde estarían. Pero de noche los libros seguramente se levantaban, cambiaban de sitio o se juntaban para parecer más numerosos. Entonces yo, con una curiosidad ridícula, resolví mirarlos en la tenue oscuridad, para ver en el silencio si se movían, en cuanto empecé a sospechar. ¿Qué pasaba con esos libros de noche, cuando el sol se acostaba, los sonidos de la calle morían meticulosamente y las hojas, que no eran hojas sino páginas, se movían con rumores de alas y de nidos en los estantes? A mi hermano le gusta jugar con ellos, pero papá dice que es un pecado y me mira a mí.
Silvina Ocampo / La soga
Silvina Ocampo
La soga
A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca, colgada de un árbol, después un arnés para caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un pasamanos, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia adelante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a poco, obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida, que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: «Toñito, no juegues con la soga».
domingo, 1 de junio de 2025
Silvina Ocampo y las amantes de Bioy Casares
| Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares |
MARIANA ENRÍQUEZ
Silvina Ocampo y las amantes de Bioy Casares
Las frecuentes fugas amorosas de Bioy Casares fueron minando las fuerzas y enriqueciendo la literatura de su esposa. Este fragmento del libro La hermana menor. Retrato de Silvina Ocampo, próximo a ser publicado por la Universidad Diego Portales, revive esas décadas de versos heridos y mutua resignación.
Fantástica y misteriosa Silvina Ocampo
Fantástica y misteriosa Silvina Ocampo
28 de julio de 2021
Silvina Inocencia María Ocampo nació el
Silvina es secreta / Un retrato de la menor de las Ocampo
| Silvina Ocampo |
Silvina es secreta: un retrato de la menor de las Ocampo
Existen dos clases de biografías: las que consiguen atravesar los velos que envuelven al personaje revelándonos sus más intrincados secretos, arrojando luz sobre sus zonas de penumbra y desenredando sus contradicciones a veces hasta el extremo de presentarnos –en ocasiones un solo dato basta para que nuestra visión cambie por completo–, a un hasta entonces completo desconocido; y las que, por otro lado, no pretenden o no logran ir más allá de la representación de un fresco móvil en el que el personaje se nos escapa a cada instante, no consigue ser nunca completamente enfocado para derramar sus múltiples identidades, esa «pluralidad en la unidad», a lo largo de las páginas del libro.
Silvina Ocampo / “Llegué a los 40, a los 50, y seguí enamorándome y deseando a la gente hermosa”
Esta entrevista (una versión reducida de la original) se publicó en LA NACION el 28 de junio de 1987.
Es una de las mujeres más seductoras del país y también una de sus escritoras más importantes. Es también la menor de las célebres hermanas Ocampo. La mayor, la legendaria Victoria, directora de Sur, fue la primera en ingresar en el mundo de las letras. Pero mientras Victoria se dedicó a rendir testimonio de la realidad, Silvina dio rienda suelta a una imaginación tan poderosa como original. Escribió libros de cuentos como La furia, Las invitadas e Informe del Cielo y del Infierno; obras de poesía como El viaje olvidado, Lo amargo por lo dulce y Poemas del amor desesperado. Convencerla para que conceda una entrevista es una tarea que debería encarar un corresponsal de guerra. Pero uno no tiene que eludir balas ni granadas, sino sus excusas, su deseo de estar sola, sus temores, su timidez. No quiere que nadie grabe lo que dice y le desagrada que se tomen notas. Quiere que todo sea lo más parecido posible a una conversación entre amigos. Uno no debe jugar al reportaje, sino a las visitas, cuidar los silencios para no quebrar el clima íntimo que ella sabe crear con sus anécdotas, sus reflexiones y también sus graciosas impertinencias.
lunes, 20 de enero de 2025
Escritores en busca de alma gemela
Escritores en busca de alma gemela
En 1991, un desconocido Michel Houellebecq publicaba una brevísima pero intensa biografía de H. P. Lovecraft y se sumaba a una corriente que ha existido siempre: la de los autores que dedican biografías a sus maestros
Los escritores tienden a enamorarse de otros escritores. John Fante, explicaba su hijo Dan, cogía al azar los libros de su biblioteca y ensayaba en ellos la firma de Knut Hamsun, su escritor favorito. Jugaba Fante a meterse en su cabeza. Su obra cumbre, Pregúntale al polvo, es de hecho un intento de reformular la marginalmente canónica Hambre. Fante no escribió sobre Hamsun, pero podría haberlo hecho. Es probable que hablase sobre él con quien quisiera escucharle y que entendiese exactamente por qué había hecho lo que había hecho y cómo lo había hecho. Después de todo, como dice Lorrie Moore, “nadie como un escritor para entender a otro escritor”. Y esto podría aplicarse a cualquier artista, pero el escritor, dice Moore, es el único que puede expresarlo, además, en el arte que practica. Lamentablemente, añade, “no se puede bailar una reseña de una obra de arte”.
martes, 6 de agosto de 2024
Silvina Ocampo / Cielo de claraboyas
FICCIÓN BREVE
Silvina Ocampo
CIELO DE CLARABOYAS
jueves, 22 de noviembre de 2018
Borges / Bioy Casares / Silvina Ocampo / ¿De qué se reirán esos idiotas?
| Borges (de pie a la izquierda), testigo del casamiento de Silvina Ocampo con Adolfo Bioy Casares |
¿De qué se reirán esos idiotas?
Durante 30 años Jorge Luis Borges cenó en casa de Adolfo Bioy Casares. Desde otra estancia, cuando los dejaba a solas, Silvina, la mujer de Bioy, oía las carcajadas
22 JUN 2018 - 16:49 COT
miércoles, 3 de octubre de 2018
Genios con siete vida
| Mary Shelley Ilustración de Fernando Vicente |
Genios con siete vidas
De Leonardo da Vinci a Joan Miró pasando por Shelley, Fernando VII o Simone de Beauvoir, un recorrido por momentos cruciales de biografías recientes donde no solo se ve la evolución del personaje sino el momento que iluminará su destino
sábado, 25 de marzo de 2017
Silvina Ocampo / La hermana menor
La pequeña Ocampo
Una nueva biografía arroja luz sobre la figura de Silvina, brillante cuentista, amiga de Borges y esposa de Bioy Casares
5 SEP 2014 - 06:27 COT
Todo el mundo cultural de habla hispana conoce el nombre de Victoria Ocampo. Sabe de su trayectoria vital y literaria. De su amistad con grandes nombres de todas las latitudes de la cultura del siglo veinte. Conoce el nombre de la revista Sur, célebre por sus colaboradores y por el sello personal que aportaba su mentora y dueña. Pero no ocurre lo mismo con una de las seis hermanas Ocampo. Me refiero a Silvina Ocampo (1903-1993), una de las cuentistas más relevantes de la literatura argentina, además de la mujer de Adolfo Bioy Casares durante más de cincuenta años. (Compartió generación con otras conocidas escritoras argentinas: Silvia Bullrich, Beatriz Guido, Carmen Gándara y Marta Lynch). Las hermanas Ocampo fueron inmensamente ricas. Cuando una de ellas heredaba una vivienda, esa vivienda no era un piso sino una finca entera de seis o siete plantas. Sus viajes a Europa duraban meses. Su servicio ocupaba a varias personas siempre muy fieles. Sus segundas residencias eran casonas inmensas incrustadas en la Pampa o situadas a escasos metros del océano Atlántico. Siendo hijas de la oligarquía agroganadera argentina, no siempre les convino esa condición para que se las tratara sin prejuicios de clase o ideológicos: aun cuando fueron radicalmente antifascistas (además, claro, de feroces antiperonistas). La publicación de la biografía de Silvina Ocampo, La hermana menor, escrita por la periodista y escritora argentina Mariana Enríquez (1973), invita a reconsideraciones sobre la figura y obra de esta gran escritora, no siempre tratada con la justicia poética que se merecía.
domingo, 16 de noviembre de 2014
La herencia de Bioy Casares / Amores secretos y muertes en un juicio de película
La herencia de Bioy:
amores secretos y muertes en un juicio de película
Clarín, 14 de septiembre de 2014
- Raquel Garzón
sábado, 15 de noviembre de 2014
La biblioteca de tres maestros en 400 cajas y en un depósito de alquiler
- Mauro Libertella
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Silvina Ocampo / Soñadora compulsiva
| Nude Girl Van Gogh Sophia Budak |
Silvina Ocampo / Invenciones del recuerdo
| Aurum Dino Vals |
Silvina Ocampo / La raza inextinguible
martes, 23 de septiembre de 2014
Silvina Ocampo / La hermana menor
La hermana menor
Una nueva biografía arroja luz sobre la figura de Silvina, brillante cuentista, amiga de Borges y esposa de Bioy Casares
Todo el mundo cultural de habla hispana conoce el nombre de Victoria Ocampo. Sabe de su trayectoria vital y literaria. De su amistad con grandes nombres de todas las latitudes de la cultura del siglo veinte. Conoce el nombre de la revista Sur, célebre por sus colaboradores y por el sello personal que aportaba su mentora y dueña. Pero no ocurre lo mismo con una de las seis hermanas Ocampo. Me refiero a Silvina Ocampo (1903-1993), una de las cuentistas más relevantes de la literatura argentina, además de la mujer de Adolfo Bioy Casares durante más de cincuenta años. (Compartió generación con otras conocidas escritoras argentinas: Silvia Bullrich, Beatriz Guido, Carmen Gándara y Marta Lynch). Las hermanas Ocampo fueron inmensamente ricas. Cuando una de ellas heredaba una vivienda, esa vivienda no era un piso sino una finca entera de seis o siete plantas. Sus viajes a Europa duraban meses. Su servicio ocupaba a varias personas siempre muy fieles. Sus segundas residencias eran casonas inmensas incrustadas en la Pampa o situadas a escasos metros del océano Atlántico. Siendo hijas de la oligarquía agroganadera argentina, no siempre les convino esa condición para que se las tratara sin prejuicios de clase o ideológicos: aun cuando fueron radicalmente antifascistas (además, claro, de feroces antiperonistas). La publicación de la biografía de Silvina Ocampo, La hermana menor, escrita por la periodista y escritora argentina Mariana Enríquez (1973), invita a reconsideraciones sobre la figura y obra de esta gran escritora, no siempre tratada con la justicia poética que se merecía.