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jueves, 27 de febrero de 2025

Escenas míticas del cine (CDII)


En 1974, Francis Ford Coppola realiza la segunda parte del Padrino, basado igualmente en la novela de Mario Puzo. Aquí se desarrolla la continuación de la historia de los Corleone, por medio de dos historias paralelas, primero la elección de Michael Corleone como jefe de los negocios familiares y por otro los orígenes del patriarca, el ya fallecido Don Vito a quien da vida un inmenso y muy joven Robert de Niro, primero en Sicilia y luego en Estados Unidos, donde empezando desde abajo llegó a ser el capo de la mafia de New York.
Aquí suceden hechos realmente importantes en el devenir de la familia, y la película relata el reinado de Michael con todos sus problemas, y su manera de manejar todo.
En una escena inolvidable que en la cinta recrea la noche del 31 de diciembre de 1958 en La Habana, los protagonistas son Michael Corleone (Al Pacino) y Fredo Corleone (John Cazale). Ambos han transitado un largo camino en la ciudad cubana, que les lleva a descubrir una traición que cambiará para siempre la historia de la poderosa familia. Mientras los invitados empiezan a abrazarse y desearse feliz año, en el fondo se ve a Fulgencio Batista, el anfitrión y dictador de la isla cubana, quien manejó sus designios durante casi una década con mano dura. En ese mismo instante Michael busca a Fredo, le toma del cuello y le besa en la boca mientras le dice "Sé que fuiste tú, ¡me destrozaste el corazón!". Es así como Michael descubre a su hermano, quien había mandado a unos matones a matarle en su propia casa. Mientras tanto, un matón de la familia intenta cargarse a Hyman Roth sin éxito.
Pero todos esos acontecimientos provocan que el matrimonio de Michael se tambalee, y su mujer Kay empiece a alejarse bastante de él. En una escena sin diálogos (no hacen falta), Michael llega a su casa, le abren la puerta al coche, se baja del mismo, ve el coche de juguete del niño lleno de nieve sin nadie y entra en la vivienda donde no hay nadie (los niños no están) y sólo suena el ruido que hace la máquina de coser de Kay, que está cosiendo, una tremenda escena que escenifica el divorcio creciente en la pareja.


Os dejo con la mítica escena.

lunes, 30 de septiembre de 2024

Escenas míticas del cine (CCCLXXIII)

Como decía ayer, en 1983 Brian de Palma dirige una obra maestra del cine, Scarface, traducida aquí como "El precio del poder". Hay películas buenas, muy buenas, y películas que son una obra maestra que te marcan y son cruciales en la carrera de varios de los actores integrantes del reparto y del propio director. Es el caso de este film, donde Al Pacino se doctora en una interpretación memorable de Tony Montana, un emigrante cubano (asqueado de su Cuba natal y su comunismo), frío, implacable, y sobre todo un tipo que le echa mucha testiculina a todo lo que hace, cuyo propósito es convertirse en un gángster importante, para conseguir así ganar dinero y poder. Inicia una carrera fulgurante desde los bajos fondos, deja de currar en un restaurante y con la colaboración de su amigo Manny Ribera (Steven Bauer), empieza a convertirse en traficante de cocaína, que quiere llegar a lo más alto. Aquí hay pólvora, sangre, droga, música disco de los 80...
La idea inicial de todo era hacer un remake ambientando la historia de nuevo en el Chicago de los tiempos de la ley seca, proyecto que fue ofrecido a Brian de Palma, quien lógicamente rechazó la oferta al no interesarle contar la misma historia de Howard Hawks otra vez, estaba muy visto. Es entonces cuando pasa a manos de Sidney Lumet, que tuvo la idea de ambientar la historia en Miami,a principios de los 80, cuando se produjo el boom de la cocaína. Martin Bregman, productor de la película, contrató a Oliver Stone para que escribiese el guión de la película, quien se puso manos a la obra para investigar sobre el mundo de la droga de Miami y Colombia y sus lazos. Cuando Stone terminó el guión se lo mostró a Lumet, a quien no le gustó, pero que si convenció a Pacino y Bregman. La resolución final fue que Lumet dejó el proyecto, que le fue ofrecido de nuevo a De Palma, que esta vez si aceptó realizar el film.
En sus contactos para lograr sus objetivos, Tony Montana tiene una reunión crucial con Alejandro Sosa (Paul Shenar) en la casa de éste, done ambos se dicen las cosas claras, mientras uno, Tony dice: "Todo lo que tengo en esta vida son mis cojones y mi palabra" a lo que Sosa le responde, después de decirle que su jefe Frank López (Robert Loggia) no es de su confianza, a lo que Tony le responde que él lo arreglará todo con López, que "Pero no olvides esto, sólo te lo diré una vez... A mi no me jodas Tony, no trates de joderme". Como su plan era claro, deja fuera de juego a Frank López y por su puesto se queda con su chica Elvira Hancock (Michelle Pfeiffer).
Pero antes de eliminar a López, Tony tiene una discusión con él, ya que quiere empezar a tomar decisiones y volar alto, mientras le dice que él se lleva bien con Sosa, que esa parcela la controla él, pero Frank le avisa de que Sosa es una serpiente y de que en palabras textuales: "Recuerda lo que te dije cuando empezabas, los tipos que duran en este negocio son los tipos que vuelan recto, los tipos discretos y los tipos que lo quieren todo chicas, champagne, fama... no duran nada".


Os dejo con la mítica escena.

domingo, 29 de septiembre de 2024

Escenas míticas del cine (CCCLXXII)


En 1983 Brian de Palma dirige una obra maestra del cine, Scarface, traducida aquí como "El precio del poder". Hay películas buenas, muy buenas, y películas que son una obra maestra que te marcan y son cruciales en la carrera de varios de los actores integrantes del reparto y del propio director. Es el caso de este film, donde Al Pacino se doctora en una interpretación memorable de Tony Montana, un emigrante cubano (asqueado de su Cuba natal y su comunismo), frío, implacable, y sobre todo un tipo que le echa mucha testiculina a todo lo que hace, cuyo propósito es convertirse en un gángster importante, para conseguir así ganar dinero y poder. Inicia una carrera fulgurante desde los bajos fondos, deja de currar en un restaurante y con la colaboración de su amigo Manny Ribera (Steven Bauer), empieza a convertirse en traficante de cocaína, que quiere llegar a lo más alto. Aquí hay pólvora, sangre, droga, música disco de los 80...
La idea inicial de todo era hacer un remake ambientando la historia de nuevo en el Chicago de los tiempos de la ley seca, proyecto que fue ofrecido a Brian de Palma, quien lógicamente rechazó la oferta al no interesarle contar la misma historia de Howard Hawks otra vez, estaba muy visto. Es entonces cuando pasa a manos de Sidney Lumet, que tuvo la idea de ambientar la historia en Miami,a principios de los 80, cuando se produjo el boom de la cocaína. Martin Bregman, productor de la película, contrató a Oliver Stone para que escribiese el guión de la película, quien se puso manos a la obra para investigar sobre el mundo de la droga de Miami y Colombia y sus lazos. Cuando Stone terminó el guión se lo mostró a Lumet, a quien no le gustó, pero que si convenció a Pacino y Bregman. La resolución final fue que Lumet dejó el proyecto, que le fue ofrecido de nuevo a De Palma, que esta vez si aceptó realizar el film.
En sus contactos para lograr sus objetivos, Tony Montana tiene una reunión crucial con Alejandro Sosa (Paul Shenar) en la casa de éste, done ambos se dicen las cosas claras, mientras uno, Tony dice: "Todo lo que tengo en esta vida son mis cojones y mi palabra" a lo que Sosa le responde, después de decirle que su jefe Frank López (Robert Loggia) no es de su confianza, a lo que Tony le responde que él lo arreglará todo con López, que "Pero no olvides esto, sólo te lo diré una vez... A mi no me jodas Tony, no trates de joderme". Como su plan era claro, deja fuera de juego a Frank López y por su puesto se queda con su chica Elvira Hancock (Michelle Pfeiffer).


En una mítica escena, Tony acaba de liquidar a Frank y despierta a Elvira para decirle que se viene con él. En ese momento pasa un zeppelin cuyo rótulo dice "The word is yours" y describe perfectamente en ese momento la situación de Tony, tiene el poder, el dinero y la chica.

Os dejo con la mítica escena.

jueves, 25 de mayo de 2023

Escenas míticas del cine (CCLXXXII)


En 1974, Francis Ford Coppola realiza la segunda parte del Padrino, basado igualmente en la novela de Mario Puzo. Aquí se desarrolla la continuación de la historia de los Corleone, por medio de dos historias paralelas, primero la elección de Michael Corleone como jefe de los negocios familiares y por otro los orígenes del patriarca, el ya fallecido Don Vito a quien da vida un inmenso y muy joven Robert de Niro, primero en Sicilia y luego en Estados Unidos, donde empezando desde abajo llegó a ser el capo de la mafia de New York.
Aquí suceden hechos realmente importantes en el devenir de la familia, y la película relata el reinado de Michael con todos sus problemas, y su manera de manejar todo.
En una escena inolvidable que en la cinta recrea la noche del 31 de diciembre de 1958 en La Habana, los protagonistas son Michael Corleone (Al Pacino) y Fredo Corleone (John Cazale). Ambos han transitado un largo camino en la ciudad cubana, que les lleva a descubrir una traición que cambiará para siempre la historia de la poderosa familia. Mientras los invitados empiezan a abrazarse y desearse feliz año, en el fondo se ve a Fulgencio Batista, el anfitrión y dictador de la isla cubana, quien manejó sus designios durante casi una década con mano dura. En ese mismo instante Michael busca a Fredo, le toma del cuello y le besa en la boca mientras le dice "Sé que fuiste tú, ¡me destrozaste el corazón!". Es así como Michael descubre a su hermano, quien había mandado a unos matones a matarle en su propia casa. Mientras tanto, un matón de la familia intenta cargarse a Hyman Roth sin éxito.
Pero en otra escena igual de memorable, Fredo, después de engañar y traicionar a su hermano, vuelve a casa para dar una explicación a Michael, a la vez que busca su perdón. Pero Michael le da a entender que es demasiado tarde, es entonces cuando sale el Michael petreo que ni olvida ni perdona, que se ha vuelto desconfiado y muy despiadado ya que tiene enemigos hasta en su propia familia. La suerte de Fredo está echada y Michael ha decidido que ya no es su hermano y la frase "Fredo eres un extraño, ya no eres mi amigo ni mi hermano" es lapidaria.


Os dejo con la mítica escena.

miércoles, 14 de abril de 2021

Escenas míticas del cine (CLXXIV)


En 1995 Michael Mann dirige Heat, una película cuyo mayor reclamo sería ver por primera vez juntos en rodaje y escenas a Al Pacino y Robert de Niro, que coincidieron en El Padrino II en el reparto, pero no grabaron juntos. Esta es la primera película de la trilogía urbanita de Mann que luego completaría con Collateral y Corrupción en Miami (el film). Aquí Neil McCauley (Robert de Niro) es un experto ladrón cuya filosofía consiste en vivir sin ataduras ni vínculos que puedan constituir obstáculos, si las cosas se complican. Su banda la forman criminales profesionales muy cualificados, que impresionan al detective Vincent Hanna (Al Pacino), un hombre obsesionado con su trabajo que incluso llega a poner en riesgo su vida sentimental. Chris Shiherlis (Val Kilmer) y Michael Cheritto (Tom Sizemore) son los hombres de confianza de Neil, con los que traza y ejecuta el que espera que sea su último golpe antes de desaparecer.
En una escena brutal, la banda ejecuta el robo al banco, pero la policía es avisada a tiempo por un soplón y logran interceptarles cuando están sacando el dinero del banco, produciéndose un tiroteo espectacular.


Os dejo con la mítica escena.

domingo, 14 de junio de 2020

Escenas míticas del cine (CXXXVI)


En 1995 Michael Mann dirige Heat, una película cuyo mayor reclamo sería ver por primera vez juntos en rodaje y escenas a Al Pacino y Robert de Niro, que coincidieron en El Padrino II en el reparto, pero no grabaron juntos. Esta es la primera película de la trilogía urbanita de Mann que luego completaría con Collateral y Corrupción en Miami (el film).
Aquí Neil McCauley (Robert de Niro) es un experto ladrón cuya filosofía consiste en vivir sin ataduras ni vínculos que puedan constituir obstáculos, si las cosas se complican. Su banda la forman criminales profesionales muy cualificados, que impresionan al detective Vincent Hanna (Al Pacino), un hombre obsesionado con su trabajo que incluso llega a poner en riesgo su vida sentimental.
En una gran escena el teniente Hanna intercepta en la autopista el coche de McCauley, y este le invita a un café sabiendo quien es al dedillo, que el ladrón acepta. La conversación transcurre tranquilamente como si fueran dos amigos que hablan desde lo personal a lo profesional, teniendo un profundo respeto el uno por el otro, porque son los mejores en lo suyo, aunque ambos estén a distintos lados de la ley, dos caras de la misma moneda. Pero claro, ambos dejan claro también, que no les temblará el pulso llegado el momento.


Os dejo con la mítica escena.

viernes, 16 de agosto de 2019

Once Upon a Time in... Hollywood (2019)


Muchas eran las expectativas del nuevo film de Quentin Tarantino, Érase una vez en... Hollywood, y he de decir que en líneas generales me parece su mejor película desde hace mucho tiempo, aunque sigo diciendo que sus últimos films son demasiado largos, media hora sobrante más o menos, pero me refiero a un tema de síntesis nada más.
En este film, se habla sobre el cine desde dentro del cine, algo curioso cuando menos, pero digamos que el cine siempre ha tratado de convertir sueños en realidad, algo mágico que nos evade bastante del mundo en el que vivimos y que muchas veces nos permite seguir creyendo que hay cosas más bonitas, y que gracias a personajes del celuloide nos ayudan a imaginarlo. Grosso modo, esa sería la línea fundamental de la película.


La trama se centra en el final de los años 60, 1969 concretamente en Hollywood, donde la estrella de un western televisivo, Rick Dalton (al que da vida Leonardo Di Caprio), atraviesa por una etapa difícil, de cambios en el medio en el que habita, a los que intenta amoldarse, al igual que su doble Cliff Booth, al que interpreta de manera magistral Brad Pitt (cómo ha mejorado con el tiempo este actor) explotando de manera brutal su vena cómica, que ya sacara el propio Tarantino en Malditos Bastardos. La vida de Dalton está completamente ligada a Hollywood y tiene de vecinos a los recién casados Sharon Tate (Margot Robbie) y el prestigioso director Roman Polanski (Rafal Zawierucha).


Siendo este un film de claro estilo Tarantino, sin duda ha alcanzado la perfección dentro de su propio ámbito. Las escenas de Los Ángeles de finales de los 60, de esa gente del mundo del cine adinerada, que estaban de fiesta casi siempre, aderezadas con una banda sonora magistral (otra vez) son de las que se te quedan marcadas en la retina. Pero es ahí donde Quentin, en ese ambiente cuela sus instintos, sus fantasías, y cómo no, sus clásicos tarantinescos. Ahí están la sátira, la acidez y el sarcasmo del norteamericano a máximas revoluciones, haciendo un equilibrio majestuoso, casi de equilibrista, entre ficción y realidad.


Destacar la presencia de Al Pacino que da vida a Marvin Schwarz, un productor cinematográfico que quiere reconducir la carrera de Dalton, al que ve estancado, haciendo papeles de villano y lejos de su época de gloria, cosa que le hace saber en una charla y que hace enfurecer a la estrella, pero que con el tiempo le hará recapacitar. Tampoco le favorecen sus borracheras, que dificultan que memorice los textos de sus trabajos. Margot Robbie como Sharon Tate está maravillosa, siendo una mujer feliz (embarazada de Roman Polasnki) de ver sus películas en el cine, entrando ella incluso en la sala a ver la proyección.
Pero la pareja Di Caprio-Pitt funciona a las mil maravillas, tienen una química estupenda, teniendo en cuenta que hasta que se une a una mujer, Booth es casi su sirviente a todas horas, ya que su trabajo de especialista ha ido a menos, y su abrupta personalidad, en la que saca los puños en cuanto puede no ayuda.


Y es en ese cuadro de 1969 donde aparecen Charles Manson y su cuadrilla de hippies, que malviven en un rancho perdido, pero cuyas ideas maléficas del tarado de Manson tendrían consecuencias fatales en la vida de la pareja Polanski-Tate. Pero es ahí, en esa parte final del film, donde Quentin varía la historia para darnos un final estrambótico, lleno de sangre, muerte, y no pocas risas. Al fin y al cabo, y como he dicho antes, el director maneja de manera soberbia la delgada línea entre ficción y realidad, pero sale triunfante y victorioso inventándose un final, que seguramente hubiera sido mucho más amable y bonito.
Técnicamente el alarde de recursos visuales, cambios de cámara, planos cenitales y demás recursos que el director ha ido acumulando en su carrera, salen todos a la luz aquí en su noveno film.


Os dejo con el tráiler de esta gran película.

jueves, 27 de abril de 2017

Escenas míticas del cine (LII)


En 1990 Francis Ford Coppola dirige la tercera parte de El Padrino, una película muy buena, sino fuera porque las dos primeras partes son obras maestras, pero claro la comparativa sería demasiado cruel. Aquí Michael Corleone (Al Pacino), heredero del imperio de don Vito Corleone, intenta rehabilitarse socialmente y legitimar todas las posesiones de la familia negociando con el Vaticano. Después de luchar toda su vida se encuentra cansado, tiene problemas de salud (diabetes que le dan bajadas de azúcar) y centra todas sus esperanzas en encontrar un sucesor que se haga cargo de los negocios. Vincent, el hijo ilegítimo de su hermano Sonny (Santino que interpretaba James Caan), será el elegido.


En una escena memorable, de las muchas que tiene, Michael llama a Vincent para que empiece a hacer cosas por él, y así empezar a allanar el camino para ser el próximo Padrino. Su misión será embaucar a Don Altobello (Eli Wallach), hacerle creer que traicionará a Michael, y así atraer su confianza. Michael le dice una cosa clave a Vincent, "le dirá que me traiciones para probarte... oféndete porque esa será su trampa". Es entonces, en medio de esa conversación, cuando llega Don Licio Lucchesi (Enzo Robutti) y le dice a Vincent: "Don Altobello me ha dicho que tienes un carácter estupendo, fuerte, te haces respetar..." "Me gustaría ser tu amigo, incluso el más fuerte necesita amigos..."

Disfrutad de esta maravillosa escena.


sábado, 8 de abril de 2017

Escenas míticas del cine (LI)


En 1974, Francis Ford Coppola realiza la segunda parte del Padrino, basado igualmente en la novela de Mario Puzo. Aquí se desarrolla la continuación de la historia de los Corleone, por medio de dos historias paralelas, primero la elección de Michael Corleone como jefe de los negocios familiares y por otro los orígenes del patriarca, el ya fallecido Don Vito a quien da vida un inmenso y muy joven Robert de Niro, primero en Sicilia y luego en Estados Unidos, donde empezando desde abajo llegó a ser el capo de la mafia de New York.
Aquí suceden hechos realmente importantes en el devenir de la familia, y la película relata el reinado de Michael con todos sus problemas, y su manera de manejar todo.
En una escena inolvidable que en la cinta recrea la noche del 31 de diciembre de 1958 en La Habana, los protagonistas son Michael Corleone (Al Pacino) y Fredo Corleone (John Cazale). Ambos han transitado un largo camino en la ciudad cubana, que les lleva a descubrir una traición que cambiará para siempre la historia de la poderosa familia. Mientras los invitados empiezan a abrazarse y desearse feliz año, en el fondo se ve a Fulgencio Batista, el anfitrión y dictador de la isla cubana, quien manejó sus designios durante casi una década con mano dura. En ese mismo instante Michael busca a Fredo, le toma del cuello y le besa en la boca mientras le dice "Sé que fuiste tú, ¡me destrozaste el corazón!". Es así como Michael descubre a su hermano, quien había mandado a unos matones a matarle en su propia casa. Mientras tanto, un matón de la familia intenta cargarse a Hyman Roth sin éxito.


Os dejo con la mítica escena.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Escenas míticas del cine (XLV)


En 1983 Brian de Palma dirige una obra maestra del cine, Scarface, traducida aquí como "El precio del poder". Hay películas buenas, muy buenas, y películas que son una obra maestra que te marcan y son cruciales en la carrera de varios de los actores integrantes del reparto. Es el caso de este film, donde Al Pacino se doctora en una interpretación memorable de Tony Montana, un emigrante cubano (asqueado de su Cuba natal y su comunismo), frío, implacable, y sobre todo un tipo que le echa mucha testiculina a todo lo que hace, cuyo propósito es convertirse en un gángster importante, para conseguir así ganar dinero y poder. Inicia una carrera fulgurante desde los bajos fondos, deja de currar en un restaurante y con la colaboración de su amigo Manny Ribera (Steven Bauer), empieza a convertirse en traficante de cocaína, que quiere llegar a lo más alto. Aquí hay pólvora, sangre, droga, música disco de los 80...
En sus contactos para lograr sus objetivos, tiene una reunión crucial con Alejandro Sosa (Paul Shenar) en la casa de éste, done ambos se dicen las cosas claras, mientras uno, Tony dice: "Todo lo que tengo en esta vida son mis cojones y mi palabra" a lo que Sosa le responde, después de decirle que su jefe Frank López (Robert Loggia) no es de su confianza, a lo que Tony le responde que él lo arreglará todo con López, que "Pero no olvides esto, sólo te lo diré una vez... A mi no me jodas Tony, no trates de joderme".


Os dejo con la mítica escena.

domingo, 26 de abril de 2015

Al Pacino cumplió ayer 75 años.

 
Al Pacino cumple 75 años y lo celebra con el lanzamiento de una nueva película, "La sombra del actor", en la que interpreta a un artista que no pasa por un buen momento. Nada que ver con su carrera: desde su estreno en la gran pantalla, Al Pacino se ha ganado el reconocimiento de ser uno de los tipos más duros del cine.
Lo de Michael Corleone estuvo a punto de fracasar. "Tras la primera semana de rodaje me querían echar", contó Al Pacino poco antes de su 75 cumpleaños, que celebró ayer, en un programa del canal ABC. Hablaba por supuesto de su papel en "El Padrino". Hace más de 40 años Ford Coppola afortunadamente se pudo imponer a la crítica opinión de los productores, que consideraban al italo-americano Alfredo James Pacino demasiado blando para el hijo del capo de la mafia Don Corleone (Marlon Brando).
Hasta 1995 no se volvió a unir con Robert de Niro en Heat, impresionante film con Val Kilmer de tercer espada.


Desde los gritos de El precio del poder: Scarface (1983) al discurso de Pactar con el diablo (1997). Es imposible condensar el carácter de Tony Montana, Michael Corleone o Sonny Wortzik en pocos minutos, aunque sus amenazas y subidas de tono intimidan, pero su mejor arma es la mirada fija y el silencio, que dejó petrificado a Johnny Deep en Donnie Brasco (1997).
Tras toda una carrera jalonada de éxitos hay pocas cosas que le queden por hacer, aunque para muchos siempre estará la duda de cómo sería Han Solo interpretado por Al Pacino, que rechazó pilotar el Halcón Milenario en La guerra de las galaxias. No lo podía hacer todo...
Pequeño en estatura, pero un grande del cine.
 
Os dejo con la escena del robo en Heat dirigida por Michael Mann.
 
 

miércoles, 8 de abril de 2015

Escenas míticas del cine (XXXII)


En 1990 Francis Ford Coppola dirige la tercera parte de El Padrino, una película muy buena, sino fuera porque las dos primeras partes son obras maestras, pero claro la comparativa sería demasiado cruel. Aquí Michael Corleone (Al Pacino), heredero del imperio de don Vito Corleone, intenta rehabilitarse socialmente y legitimar todas las posesiones de la familia negociando con el Vaticano. Después de luchar toda su vida se encuentra cansado, tiene problemas de salud (diabetes que le dan bajadas de azúcar) y centra todas sus esperanzas en encontrar un sucesor que se haga cargo de los negocios. Vincent, el hijo ilegítimo de su hermano Sonny, será el elegido.



En una escena memorable, Michael va a ver al que será Papa (Ralf Vallone), y en la conversación que empieza con temas políticos, acaba en un momento cumbre, y es que el propio clérigo pide a Michael que se confiese, y a pesar de su inicial reticencia, ya que la lista de pecados después de 30 años es bastante larga... el momento en el que confiesa haber ordenado la muerte de su hermano Fredo es algo espectacular. "Tus pecados son terribles, y es justo que sufras" le dice el obispo mientras Michael llora.
Os dejo con esta mítica escena.


martes, 31 de marzo de 2015

Escenas míticas del cine (XXXI)


En 1974, Francis Ford Coppola realiza la segunda parte del Padrino, basado igualmente en la novela de Mario Puzo. Aquí se desarrolla la continuación de la historia de los Corleone, por medio de dos historias paralelas, primero la elección de Michael Corleone como jefe de los negocios familiares y por otro los orígenes del patriarca, el ya fallecido Don Vito a quien da vida un inmenso y muy joven Robert de Niro, primero en Sicilia y luego en Estados Unidos, donde empezando desde abajo llegó a ser el capo de la mafia de New York.
Aquí suceden hechos realmente importantes en el devenir de la familia, y la película relata el reinado de Michael con todos sus problemas, y su manera de manejar todo.


En una mítica escena en donde el corrupto senador Pat Geary (G.D. Spradlin) dificulta los ambiciosos proyectos de Michael Corleone de expandir su negocio de hoteles y casinos en Las Vegas, éste amenaza a Michael y su familia, pero la contestación del jefe de la familia Corleone no tiene desperdicio, más adelante dicho senador las pasará canutas.
Disfrutad de la escena.


jueves, 24 de enero de 2013

Escenas míticas del cine (III)


En 1983, Brian de Palma dirige Scarface, traducida aquí como El precio del poder. Tony Montana (Al Pacino) es un delincuente cubano que harto de vivir en la miseria, quiere triunfar a cualquier precio. Tony llega a Estados Unidos durante el éxodo de Mariel, a Cayo Hueso, y es recluido junto a la mayoría del resto de refugiados cubanos, incluido su amigo Manny Ribera (Steven Bauer), en un recinto vallado a la espera de la resolución de su situación política. A partir de realizar trabajos para capos, se va haciendo un nombre, incluyendo asesinatos, temas de drogas y demás.
Establece relaciones con el cártel de la droga colombiana, y deja claro que él pone sus atributos por delante, como manera de actuar.
En la escena a la que me refiero, Al Pacino, que está soberbio toda la película, despotrica en un restaurante contra todos los presentes, borracho perdido después de cenar a todo lujo. Mítica frase en la que dice: "yo siempre digo la verdad, incluso cuando miento..."

Disfrutad de la mítica escena.