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domingo, 21 de noviembre de 2021

Last night in Soho (2021)


Edgar Wright dirige Última noche en el Soho, director cuya única referencia que tengo es un film muy alejado de la temática de este, aquella cinta titulada Baby driver de 2017. Pero al parecer Wright en sus inicios, este es su noveno film, había hecho ciertas incursiones homenajeando con una trilogía desde 2004 a 2007 el asunto zombie. Aunque aquí va directo al grano, va directamente a un film de terror y horror, bastante clásico en su concepción. Es por esto, que en este trabajo están varios referentes claros del cine de terror, como es evidente, el Drácula (1992) de Francis Ford Coppola, Agárrame esos fantasmas (1995) de Peter Jackson o La cumbre escarlata (2015) de Guillermo del Toro, entre otros.


Pero esta película también tiene un toque serio de thriller psicológico, ya que la protagonista principal Eloise (Thomasin McKenzie) que es una joven apasionada por la moda y llena de inocencia, se traslada desde su Cornualles natal a Londres para estudiar en una escuela de moda, su enorme pasión. Al inicio entra en una residencia de estudiantes, donde no conecta con sus compañeras, y decide mudarse a una casa de alquiler en el Soho londinense, un ático en la vivienda de una señora mayor. Allí comenzará a tener una serie de sueños, que son casi pesadillas, donde ve a una joven rubia llamada Sandie (Anya Taylor-Joy) que aspira a ser cantante y cómo consigue ese sueño a través de un "mánager" llamado Jack (Matt Smith) que en realidad la utiliza como chica de alterne para sus clientes sedientos de sexo. Es entonces, donde nuestra protagonista entra en la década de los 60, se transporta a ella, una época que adora musicalmente y en el asunto de la moda y donde empieza a descubrir cosas horribles. Esto le irá afectando a su vida diaria, en sus relaciones con compañeros e incluso en el trabajo que consigue en una taberna de camarera. Sufrirá visiones continuas, que la tendrán completamente aprisionada, aterrorizada e incluso deprimida y sobre todo asustada.


El planteamiento general de la película utiliza el lado oscuro y sórdido del Swinging London con un interesante juego de espejos de pasado y presente (a veces llega incluso a agobiar) intenta desconcertar al espectador, despertando las trampas de la nostalgia, pero a la vez hace un retrato de una época cuyo vestuario mod era bestial y la banda sonora que acompaña es de un nivel acorde a la época con temas de esos años.
Thomasin McKenzie tiene una interpretación cálida cuando toca, pero también hace que entiendas sus miedos y que empatices con ella, en esa condición de chica frágil rural que sigue sus sueños hasta la capital, que como toda ciudad grande tiene una vida salvaje y dura en la que ella se ve inmersa. Diana Rigg, hace de la Sra. Collins, una muy atinada actuación de un personaje clave en toda la historia. Michael Ajao es John, el compañero de escuela de Eloise y su gran apoyo, al que se acaba uniendo como tabla de salvación.



En definitiva un film cuya forma o detalles que lo presentan, están muy cuidados dentro de una rueda de incertidumbre, momentos de intensa investigación, y por supuesto bastante de locura y paranoia que te atrapa durante las dos horas de metraje y cuyos giros finales acertados completan una buena película.

Os dejo con el tráiler del film.

martes, 17 de agosto de 2021

Old (2021)


M. Night Shyamalan regresa con la película Tiempo, después de cerrar la trilogía de El Protegido de manera brillante. Lo hace con una adaptación de Castillo de arena, una novela gráfica de Frederik Peeters y Pierre Oscar Lévy, con un resultado algo irregular y oscuro, aunque atesora buenos momentos, pero con falta de ritmo en la parte central del trabajo y lo digo porque está lejos de ese producto vertiginoso y trepidante de horror playero que engañosamente aparece en los tráilers, horror playero hay, pero no tan vertiginoso, más espaciado.


El problema esencial de este film, es que te invade la tristeza ya desde la primera escena con la llegada de la familia al supuesto lugar idílico de vacaciones. La puesta en escena del director sigue siendo excelente, con dominio de la toma larga, hasta que la película queda varada en una localización muy limitada como la orilla de una playa muy especial. Es ahí donde los protagonistas sobrepasados por los acontecimientos que les pasan, intentarán poner soluciones a sus inevitables problemas. Hay una evidente sensación de que eso también puede pasarte a ti en cualquier momento y empatizas con los personajes aturdidos e incapaces de salir de allí.

Lo que es cierto e inevitable, es el paso del tiempo, pero en esta película es realmente implacable y no tiene piedad con nadie, pero es algo torpe en la exposición, a veces no comprendes detalles, que luego vas descubriendo cuando ya no te interesa tanto, cosas explicadas tarde y con poco sentido, ahí este director sigue fallando, creo. Hay veces, y en este film se nota, que intenta contentar a un público de menor edad, convirtiendo la historia en algo más infantil y que pierde la idea original, que podría haber sido. En cuanto a los actores Gael García Bernal y Vicky Krieps están bien con su matrimonio condenado, mientras Rufus Sewell y Abbey Lee defienden los personajes más complicados, no complejos.


En definitiva un drama aterrador sobre la vejez y la enfermedad que funciona bien durante un tramo, pero su ambición por alejarse y intentar explotar el material básico acaba volviéndose en su contra.

Os dejo con el tráiler del film.