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jueves, 27 de diciembre de 2018

Kursk (2018)


El 12 de Agosto del año 2000 el submarino nuclear de la Flota del Norte de la armada rusa K-141 Kursk, mientras realizaba unas extrañas maniobras navales (con armamento pesado) en el Mar de Barents, sufrió explosiones que produjeron su hundimiento. En su interior había 118 tripulantes, muchos de los cuales fallecieron en el acto cuando ocurrieron las explosiones. Hablamos de un submarino botado el 30 de diciembre de 1994, por tanto no tenía ni siquiera seis años de antigüedad.
Recuerdo este hecho cuando sucedió como si fuera hoy mismo, era el típico mes de agosto sin noticias y saltó esta, que tuvo en vilo a todo el mundo, ya que los pocos marineros que sobrevivieron a la explosión, en un lado del submarino, luchaban por aguantar dentro hasta poder ser rescatados. Estos son los hechos, pero es más que evidente que desde la propia Rusia nadie se iba a atrever a hacer un film, que reflejara la incompetencia de las autoridades rusas en aquellos terribles momentos. Ha sido una co-producción belga-luxemburguesa la que lo ha realizado.


Con la disolución de la U.R.R.S, toda la flota había experimentado recortes financieros  por la falta de fondos. Muchos submarinos habían sido traídos desde muelles en el Mar de Barents y abandonados para oxidarse. Todos excepto el equipo más esencial de primera línea, incluyendo el equipo de búsqueda y rescate, que fueron inadecuadamente inspeccionados.
El film en concreto comienza con una boda, y el detalle enorme de los compañeros y amigos del novio, empeñando incluso sus relojes para conseguir botellas de champagne con las que celebrar dicho acontecimiento. Allí, entre discursos y risas y alguna que otra borrachera harán que sea casi la despedida de sus familias, sin saberlo iban hacia la muerte.


Y empiezan las tareas de rescate estando al mando el Almirante Vyacheslav Grudzinsky al que da vida Peter Simonischek, en una situación límite y en durísimas condiciones adversas, pero los rusos y sus obsoletos equipos son incapaces de rescatarles, pero lo peor es que Rusia, enrocada, no quiere aceptar ayuda internacional, pero lo que es aún peor, se informa de manera torpe e inadecuada a las familias, sobre todo mujeres y padres, que han quedado desesperados en sus casas. Colin Firth da vida al Comodoro David Rusell, de la armada británica, que desde que tiene conocimiento de los sucedido llama a Grudzinsky para dar su ayuda, pero el Almirante es retenido por sus altos mandos de Moscú, que le frenan y le relevan de su cargo.



Se describe la angustia y heroicidad admirables de los marineros que sobrevivieron a la explosión, cuya situación, con las condiciones de frío extremo en las que se encontraban, además de tener que respirar gracias a las baterías que les daban oxígeno, eran realmente inhumanas. Pero la película centra sus miras en la burocracia vieja y ese orgullo mal entendido del ejército ruso, que claramente corría en contra de esos marineros atrapados, cuyo mayor problema era precisamente el tiempo que les tenía contra las cuerdas. Cuando deciden aceptar la ayuda internacional, es demasiado tarde.
Pero el film es muy humano y desolador, sabiendo de antemano cual era el final, hay una escena en que el protagonista Mikhail Averin, interpretado por un magnífico Matthias Schoenaerts, cuya mujer tiene con él un niño y espera otro, le pregunta a uno de sus compañeros que si recuerda a su padre, que murió cuando él solo contaba tres años de edad y la respuesta es nada, por lo que Mikhail, asume no sólo que su hijo de tres años casi no le recordará, sino lo que es aún peor, que el que está por nacer ni siquiera le conocerá.



También es importante remarcar el papel del veteranísimo y excelente actor Max Von Sydow, al que le toca el más complicado del alto cargo de la armada rusa, Vladimir Petrenko, y no solo lo digo en el sentido de la interpretación, sino que era el que tenía sobre sus hombros toda la responsabilidad de lo que le pasara a aquellos hombres, y cuya respuesta ante sus familias era "ellos sabían a lo que se exponían", ahí es nada. En ese sentido Léa Seydoux, que da vida a Tanya Averina, mujer de Mikhail, se convierte poco menos que en portavoz de los familiares que se atreve a enfrentarse al alto mando y criticarles por su pasividad y ante todo por el silencio que mantienen con respecto a los avances o no del rescate. Esa valiente actitud destapa una negligencia supina del alto mando militar, y ella, soberbia también, de una forma clara y sencilla les señala como máximos culpables.  


Probablemente sea la película de este director que ha contado con mayor presupuesto, cosa que se nota en el reparto actoral de nivel, pero desde luego sabe llevar el drama con una calidad excelente y centrar la película en lo verdaderamente importante.

Os dejo con el tráiler de este gran film.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Un día perfecto (2015)

Cartel del film


Fernando León de Aranoa acaba de estrenar Un día perfecto, su nueva película, en la que cuenta con un elenco de actores de primer nivel, Benicio del Toro, Tim Robbins o Olga Kurylenko, entre otros. Ambientada en los Balcanes de los 90, supuestamente en proceso de pacificación después de una cruenta y salvaje guerra civil que partió a la antigua Yugoslavia y con muchas brechas abiertas, el film tiene más de tragicomedia que de ejercicio de humor negro (que también tiene algo). Es ahí, en la parte más cómica, donde sus diálogos afilados, desmitificadores, con ironía fina, humanistas y muchos de ellos brillantes, son amenos y nunca destruyen, es decir te hacen reír.


Un día perfecto sitúa la acción en una jornada cualquiera de un grupo de cooperantes que pertenecen a una ONG (de ficción) llamada Aids Across Borders, Ayuda sin fronteras. De hecho el comienzo del film será el leit motiv de todo el guión, ya que este grupo de cooperantes debe sacar a un muerto que ha sido arrojado a un pozo, con el fin de que no contamine el agua y pueda ser utilizado por los habitantes. Sophie (Mélanie Thierry) quiere ayudar a la gente, Mambrú (Benicio del Toro) quiere volver a casa y es el jefe del grupo, Damir (Fedja Stukan) es el intérprete y quiere que la guerra termine, mientras B (Tim Robbins) no sabe ni lo que quiere, además de añadirse Katya (Olga Kurylenko) que tuvo un affair amoroso con Mambrú y Nikola (Eldar Residovic) que quiere recuperar su balón de fútbol y poder ver a sus padres (en teoría desplazados por el conflicto).
El problema es que, una tarea aparentemente simple, se convierte en casi una misión imposible desde que se rompe la cuerda en el primer intento, debido al peso del muerto. A partir de aquí el peor enemigo es la irracionalidad y las situaciones que el propio conflicto genera como dificultad añadida, donde los militares ponen más trabas de las debidas y los habitantes viven sumidos en la desgracia de lo que están soportando.


Los actores masculinos están brutales, sobre todo Benicio del Toro (espléndido) y Tim Robbins (bestial), y también los femeninos que pugnan por sobresalir tanto en la pantalla como en la trama. La guapa Katya intenta imponerse jerárquicamente sobre la inexperta Sophie (la ve como rival por llevarse a Mambrú) como cuando ella fue voluntaria y cayó bajo los encantos de él. Sin embargo, Sophie sólo quiere hacer bien su trabajo en beneficio del pueblo al que ha ido a ayudar, incluso saltándose toda la burocracia para imponer la razón y el sentido común. Quizás la única pega es que son papeles supeditados a el de los hombres y dependientes de ellos encontrando de vez en cuando algún cliché machista.


Gran película, con planteamiento inteligente, gran sentido del humor, ironía, etc., además de dar un relato sobre la guerra en el que se omiten explosiones, tiros y violaciones, y por tanto escenas desagradables, y además no entra a juzgar lo que allí pasó, ni meterse con los políticos (sólo lo reseñado de la burocracia del ejército).
Por otro lado destacable y potente banda sonora con Sweet dreams versioneada por Marilyn Manson o Where have all the flowers gone de Pete Segger, claves en momentos dramáticos.

Os dejo con el tráiler.