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miércoles, 30 de abril de 2025

Bandas sonoras míticas del cine (CXCVI)

Como decía ayer, Ben-Hur, por la que tengo especial devoción, es una película de 1959 dirigida por William Wyler y que fue galardonada en su día con 11 Oscars nada menos.
Se trata de una obra maestra del cine, sin ningún lugar a la duda. Charlton Heston interpreta a Judá Ben-Hur, hijo de una familia noble de Jerusalem que es amigo de Messala (Stephen Boyd), un tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación en la época de Augusto y Tiberio, y a los que un accidente involuntario convierte en enemigos. Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano y él y su familia son detenidos por orden de Messala, al caerse un trozo de teja de la casa donde vivía. Judá es mandado a galeras a remar para cumplir su condena, y pasa una larga travesía, pero antes un hombre llamado Jesús de Nazaret (Claude Haeter) se apiada de él y le da de beber, cuando el romano de turno le quitaba el agua y especificaba que no debía darse agua a Judá. En el transcurso de una batalla naval, él salva la vida a Quinto Arrio (Jack Hawkins) cónsul romano, y en agradecimiento lo adopta y le convierte en su heredero. 
En su vuelta a Judea, Ben-Hur visita a Messala, y le reta a una carrera de cuádrigas, mientras sigue sin saber el paradero de su madre y hermana. Judá lleva los caballos de Sheik Ilderim (Hugh Griffith), unos preciosos caballos blancos que él los hace volar.
La banda sonora fue compuesta por el húngaro Miklós Rózsa, composición sobresaliente, compleja y que aporta un equilibrio fundamental al film. Una música que se mezcla de manera perfecta en muchas ocasiones con la fotografía y la iluminación en muchas escenas.


Os dejo con la Obertura.

martes, 29 de abril de 2025

Escenas míticas del cine (CDXIII)


Ben-Hur, por la que tengo especial devoción, es una película de 1959 dirigida por William Wyler y que fue galardonada en su día con 11 Oscars nada menos.
Se trata de una obra maestra del cine, sin ningún lugar a la duda. Charlton Heston interpreta a Judá Ben-Hur, hijo de una familia noble de Jerusalem que es amigo de Messala (Stephen Boyd), un tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación en la época de Augusto y Tiberio, y a los que un accidente involuntario convierte en enemigos. Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano y él y su familia son detenidos por orden de Messala, al caerse un trozo de teja de la casa donde vivía. Judá es mandado a galeras a remar para cumplir su condena, y pasa una larga travesía, pero antes un hombre llamado Jesús de Nazaret (Claude Haeter) se apiada de él y le da de beber, cuando el romano de turno le quitaba el agua y especificaba que no debía darse agua a Judá. En el transcurso de una batalla naval, él salva la vida a Quinto Arrio (Jack Hawkins) cónsul romano, y en agradecimiento lo adopta y le convierte en su heredero. 
En su vuelta a Judea, Ben-Hur visita a Messala, y le reta a una carrera de cuádrigas, mientras sigue sin saber el paradero de su madre y hermana. Judá lleva los caballos de Sheik Ilderim (Hugh Griffith), unos preciosos caballos blancos que él los hace volar.
En una escena mítica, de las muchas del film, todas las cuádrigas esperan para salir al circo romano, y falta una, la número 5, la de Messala, que llega el último y Sheik se da cuenta de que Messala lleva un carro griego, con filos (metales cortantes) en las ruedas y avisa a Judá para que no se acerque.


Os dejo con la mítica escena.


lunes, 27 de julio de 2020

Escenas míticas del cine (CXLI)


En 1949 William Wyler dirige La Heredera, basada en la novela Washington Square de Henry James. La historia se desarrolla en 1849 en New York, donde Catherine Sloper (Olivia de Havilland), es una rica heredera, tímida, algo inocente, poco agraciada y no muy joven, que es pretendida por un apuesto joven llamado Morris Townsen (Montgomery Clift). Ella se enamora de él apasionadamente, pero su padre muy reticente, cree que Townsen solo busca el dinero de su hija. El padre se opondrá a la boda con la amenaza de desheredarla.
La cinta hace confluir y a la vez crear confusión acerca del egoísmo con la protección, la manipulación con la traición o la venganza con la determinación, en un progreso extraordinario de personaje vilipendiado y que busca dignidad. Una película donde el director maneja excepcionalmente la tensión psicológica, sin llegar a la histeria.
Olivia de Havilland recibió el Oscar por esta interpretación, el segundo después de La vida íntima de Julia Norris tres años antes.
Sirva de homenaje a la actriz esta entrada, que falleció ayer a los 104 años en París, la última del Hollywood de oro.


Os dejo con una escena del film realmente gloriosa, en la que él le pide que le escuche y ella que ha cambiado bastante de la ingenua inicial, está muy madura y cruel.

jueves, 26 de marzo de 2020

Escenas míticas del cine (CXXII)


Ben-Hur, por la que tengo especial devoción, es una película de 1959 dirigida por William Wyler y que fue galardonada en su día con 11 Oscars nada menos.
Se trata de una obra maestra del cine, sin ningún lugar a la duda. Charlton Heston interpreta a Judá Ben-Hur, hijo de una familia noble de Jerusalem que es amigo de Messala (Stephen Boyd), un tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación en la época de Augusto y Tiberio, y a los que un accidente involuntario convierte en enemigos. Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano y él y su familia son detenidos por orden de Messala, al caerse un trozo de teja de la casa donde vivía. Judá es mandado a galeras a remar para cumplir su condena, y pasa una larga travesía, pero antes un hombre llamado Jesús de Nazaret (Claude Haeter) se apiada de él y le da de beber, cuando el romano de turno le quitaba el agua y especificaba que no debía darse agua a Judá. Esta es la escena mítica de hoy, cuando el romano insiste en que no se debe dar agua a Judá, recula varios pasos cuando se da cuenta de que es Jesús el que le da agua.


Os dejo con la mítica escena.

lunes, 28 de marzo de 2016

Escenas míticas del cine (XXXVIII)


Estos días hemos vivido la Semana Santa y es un clásico que pongan siempre las mismas películas en los canales de televisión, Quo Vadis, Espartaco, Barrabás, etc., y Ben-Hur, por la que tengo especial devoción, una película de 1959 dirigida por William Wyler y que fuera galardonada en su día con 11 Oscars nada menos.
Se trata de una obra maestra del cine, sin ningún lugar a la duda. Charlton Heston interpreta a Judá Ben-Hur, hijo de una familia noble de Jerusalem que es amigo de Messala (Stephen Boyd), un tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación en la época de Augusto y Tiberio y a los que un accidente involuntario convierte en enemigos. Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano y él y su familia son detenidos por orden de Messala. Judá es mandado a galeras a remar para cumplir su condena, y un hombre llamado Jesús de Nazaret se apiada de él y le da de beber, cuando el romano de turno le quitaba el agua.
En una escena memorable (de las muchas que tiene) cuando Judá ha vuelto ve a Jesús con la cruz arrastrándose, sufriendo latigazos y consigue llevarle un cazo de agua cuando está tirado en el suelo, que los romanos volcarán al suelo de una patada.
Este año sale un remake de esta película, me parece un error.


Os dejo con la mítica escena.

lunes, 14 de abril de 2014

Escenas míticas del cine (XIX)

 
Estamos ya en Semana Santa (muy tardía este año), y un clásico en estas fechas es el film Ben-Hur, dirigido por William Wyler en 1959, que además es posiblemente mi preferido.
La acción se desarrolla durante el Imperio Romano cuando gobernaban los emperadores Augusto y Tiberio. Judá Ben-Hur (Charlton Heston) es hijo de una familia noble de Jerusalén, y Messala (Stephen Boyd) un tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación en esa zona. Son dos antiguos amigos, pero un accidente involuntario los convierte en enemigos para siempre e irreconciliables, ya que Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano y Messala lo encarcela a él y a su familia. Incluso Ben-Hur es trasladado a galeras a cumplir su condena (dónde conoce a Jesús de Nazaret).
 

La escena mítica de la que hablo es cuando Messala recibe en su casa regalos de un cónsul, es Ben-Hur, que ha recuperado la libertad y sustituye en el cargo al que fue el comandante de su nave cuando estaba preso. Es ese momento mítico en el que Ben-Hur le pregunta a Messala dónde están (5 años después) su madre y su hermana.

Disfrutad de esta magnífica escena dónde ambos se reencuentran.
 

miércoles, 28 de agosto de 2013

60 años de Vacaciones en Roma.


 Cartel del film



60 años se cumplen del estreno de Vacaciones en Roma de William Wyler, una de esas películas inolvidables que encima sirvió para el descubrimiento de una enorme actriz, en este caso Audrey Hepburn, muy jovencita en aquel momento, y que por si fuera poco recibió el Óscar de la Academia por su interpretación. Una de las anécdotas, de las muchas que tiene éste rodaje, es que William Wyler, en la prueba a Audrey, a la que notó nerviosa, prefirió que siguiese interpretando, a pesar de haberle dicho que la prueba había acabado, es ahí dónde ella le convenció.
Otra de las grandes anécdotas, es que el papel de Joe Bradley estaba preparado para Cary Grant, pero el galán lo rechazó, ya que se veía demasiado mayor para compartir reparto con la jovencita Audrey, papel que pasó a manos del gran Gregory Peck que lo borda, y además tuvo el detallazo de pedir que en los títulos de crédito, su nombre y el de ella tuvieran el mismo tamaño.




Anna (Audrey Hepburn) es una muchacha aburrida de sus monótonos quehaceres como princesa.
Cuando llega a Roma, se escapará de su jaula dorada para visitar anónimamente la ciudad eterna en compañía del periodista Joe Bradley (Gregory Peck), quien junto a su amigo fotógrafo Irving (Eddie Albert), intentarán aprovechar la coyuntura para realizar el reportaje del año.
Ella está encantada por conocer la ciudad como una persona más. Durante el día que pasan juntos, se divierten, pasan bochornos en la vía pública, van a una fiesta nocturna, surge algo entre ellos hasta que descubren que se han enamorado. Cuando la ausencia de la princesa ya no se puede prolongar, surge el conflicto entre el deber y los sentimientos y ella debe tomar una dura decisión. La princesa se despide de Bradley diciendo que jamás olvidará esos momentos y se besan apasionadamente como despedida final.




"La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?", decían unos versos del poeta Rubén Darío. En esta ocasión lo que le sucede a la muchacha, es que está harta de sus responsabilidades diplomáticas, le duelen los pies de tanta recepción a embajadores y nobleza de la vieja Europa, y quiere volar libre por las dicharacheras vías romanas, con sus vespas (un detalle muy mod en el 53), bicicletas y antiguos monumentos iluminados por un tórrido sol.

En definitiva Vacaciones En Roma es una seductora y elegante comedia romántica, de esas que da gusto recordar en muchos momentos, y que pasa muy bien el tiempo.

Os dejo con una mítica escena, cuando Bradley enseña La boca de la verdad a la princesa...