Woody Allen dirige en 2013 Blue Jasmine, una cinta que no pude ver en su momento y que ahora he recuperado, y desde luego he de decir que es una de las mejores películas de sus últimos años. Aquí hace una cosa sorprendente, en cierto modo, ya que Allen siempre nos ha hablado de los pijos de New York y de que los ricos molan, pero en este caso, parece haberse pasado al otro lado, o por decirlo de otra manera, los ve desde otra perspectiva, quizás del bando de los pobres, y disfruta con el sufrimiento de la protagonista, una maravillosa e impresionante Cate Blanchett. Junto a ella una tirada de actores que lo bordan, Alec Baldwin, Sally Hawkins o Peter Sarsgaard.
Aquí nos cuenta la historia de Jasmine French a la que da vida Cate Blanchett, una mujer que siempre ha disfrutado de la buena vida y de los lujos de la clase alta neoyorkina. Pero su vida dará un vuelco, cuando empieza a descubrir las infidelidades de su marido Hal (como siempre es la última en enterarse) que interpreta Alec Baldwin, y en una rabieta llama al FBI y cuenta todas las estafas que tenía en su trabajo aparentemente maravilloso. Ahí lo pierde todo, él es encarcelado por estafa, y ella pasa a tener graves problemas económicos, al borde de la bancarrota. Jasmine en una situación tan difícil, recurre a su hermana, Ginger, que interpreta otra estupenda Sally Hawkins, con la que no tiene una relación muy estrecha, y a la que su marido también estafó, cuando estaba con su anterior pareja. Trata así de salir adelante a base de antidepresivos y trabajando de secretaria. Su incapacidad para adaptarse a esta nueva situación, complicará mucho a todos los que están a su lado.
Que el dinero es lo que mueve el mundo, es una frase lapidaria que aquí queda muy patente, porque cuando has disfrutado de él a lo grande y de repente no lo tienes, has de ser humilde y poner zapatos a quien antes invitabas a tus fiestas, y eso puede ser algo desesperante, deprimente y autodestructivo. Y es ahí donde Allen lo borda, creando situaciones de lo más cómicas, con mucho humor negro y algo de mala leche.
El director nos muestra dos mundos completamente diferentes, el de las dos hermanas, mientras una sólo concibe el mundo con dinero, que te da belleza, elegancia y buenos modales, en el otro lado está Ginger, una joven humilde, algo choni e inculta, que vive en un barrio modesto de San Francisco y que sale con un tipo que lleva camisas hawaianas y camisetas de tirantes, un personaje de lo más chanante y con el que Jasmine no conecta en ningún momento.
Las situaciones que se van creando y los giros de guión extraordinarios, hacen de este film una joya, y que pases todo el metraje disfrutando y riendo. Pero es el personaje de Jasmine una obra maestra en si misma, donde Cate Blanchett consigue mostrar de manera brutal todas las personalidades que tiene, como si de una montaña rusa se tratara, la depresiva, la que habla sola en un banco, la que se vuelve a enamorar cuando conoce a un rico atractivo, la que sigue mirando por encima del hombro a la gente pobre, la desesperada, la de la maldición, etc... Esa manera de zarandearla por parte del director, me parece sublime y la actriz lo da todo, para redondear una actuación soberbia.
Os dejo con el tráiler del film.