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martes, 29 de marzo de 2022

Nightmare Alley (2021)


Guillermo del Toro. el cineasta mexicano, dirige El Callejón de las Almas Perdidas, su nuevo film basado en la novela de William Lindsay Gresham de 1946. No lo tenía fácil este director, después de que su anterior película La forma del agua fuera premiada y reconocida en multitud de festivales, críticas, etc., y aquí desde luego que no ha elegido el camino fácil y ha arriesgado con un proyecto de aire clásico pero muy alejado de todo lo que hasta ahora había hecho en su filmografía. La novela mostraba el lado oscuro y sórdido del sueño americano, digamos por decirlo así su lado malo y agrietado centrado en la historia de un miserable buscavidas, cuya primera adaptación cinematográfica tuvo a Tyron Power como rostro y de director a Edmund Goulding en 1947.

Desde luego que el riesgo que ha corrido el mexicano lo ha hecho con un reparto de actores espectaculares, lo que amortiguaría un hipotético mal recibimiento, ahí están Bradley Cooper, Cate Blanchett, Willem Dafoe, Ron Perlman, David Strathairn, Ronney Mara, Toni Collette o Richard Jenkins, que realmente lo que consigue es una brutal disección de los hechos de una apasionante historia. Es evidente que esta producción dobla como mínimo el presupuesto de su anterior cinta, pero es hasta cierto punto lógico, solo hay que ver el diseño de producción realmente fantástico.


La historia nos habla de ese buscavidas manipulador y estafador al que da vida Bradley Cooper y que se llama Stanton Carlisle. Primero nos describe su vida al entrar en una feria ambulante donde aprende todo lo necesario, sus primeros pasos, excusa perfecta para que el director, que está en su salsa, nos muestre sus filias pasando por toda una galería de personajes grotescos, extravagantes y detalles como esa galería de fetos en tarros de formol, que si recuerda a otros films pasados suyos y que desde luego deja imágenes imborrables.
En la segunda parte de la película, una vez que Stanton convence a Molly Cahill (Rooney Mara) de que debe irse con él para prosperar previa seducción, es ya la parte en que él es el absoluto protagonista y donde ella empezará a verse arrinconada y echando de menos el circo, algo a lo que contribuirá la aparición de la embaucadora psiquiatra Lilith Ritter (Cate Blanchett) cuya unión de negocios (y placer también) hará que timen a la rica sociedad neoyorkina de principios de los años 40.


Es en esta segunda parte, aparentemente más normal, donde al director le cuesta pillar la medida, no está tan a gusto, algo que se nota en la dirección de arte demasiado elaborada y no muy realista, que transmite el escenario decadente de la historia, pero no representa nada en concreto para los personajes, quedando esa sensación hueca y de vacío.
Quizás esta parte tiene el defecto de ser demasiado poco enérgica y con falta de espontaneidad, generando en el espectador una sensación rara, y sobre todo al final, por lo menos a mí me quedó la sensación de  que no supo acabar el film y lo cortó de repente.
De todas formas a destacar la buena actuación de Cooper, la excelente de Cate Blanchett y el personaje freaki y director del carnaval de Willem Dafoe.


En definitiva un trabajo en el que se pueden encontrar sus referentes al infierno, al alcoholismo y su moraleja macabra, pero en el que el director es un poco monocorde en el tramo medio, y quizás no saca todo su repertorio por ceñirse a la adaptación más fiel a la novela, aún así el resultado es satisfactorio.

Os dejo con el tráiler del film.

lunes, 19 de febrero de 2018

The Shape of Water (2017)


Parece que por fin el mundo de la ciencia ficción tratado con exquisita maestría por Guillermo del Toro empieza a tener reconocimiento en la Academia, y La Forma del Agua, su última y espléndida película, ha alcanzado trece nominaciones a los premios Óscar y por lo visto ayer, espero que se lleve muchos de ellos. Lo primero que me llama la atención de este film es la factura técnica y artística que es de un nivel altísimo, y teniendo en cuenta que trata una historia de amor monstruoso y bello a la vez, es algo que hay que hacer de manera delicada sin que resulte ni pastoso ni empalagoso, y os puedo asegurar que en eso Guillermo es un maestro.  No se puede negar que el referente de la película La mujer y el monstruo de 1954 está ahí, pero Del Toro le ha dado su pócima y ha hecho su propia idea. Por si fuera poco, la banda sonora de la película no solo es acertadísima, sino que me apasionó, toda ella elegida por Alexandre Desplat.


Esta película tiene la gran habilidad de sumergirte, nunca mejor dicho, en una historia donde logra alcanzar tu corazón y poco menos que tocarlo y derretirlo, alcanzado incluso momentos mágicos. La historia nos cuenta como un hombre anfibio (interpretado por Doug Jones) es trasladado a unas instalaciones secretas en Estados Unidos sobre el año 1963, una época en la que las fricciones entre EEUU y la U.R.S.S. eran constantes en plena Guerra Fría, por lo que el espionaje y el contraespionaje estaban a la orden del día. En esas instalaciones hay un servicio de limpieza que se mezcla con todos los que allí trabajan, y realizan su sacrificada labor. Dos de esas mujeres, Elisa Espósito (maravillosamente interpretada por Sally Hawkins) y Zelda Fuller (a la que da vida estupendamente Octavia Spencer) verán llegar al hombre anfibio y serán las encargadas de limpiar la sangre que provoca el enfrentamiento entre él y Richard Strickland (Michael Shannon), el tipo del gobierno que ha traído al hombre pez.


A partir de ahí y a escondidas, Elisa irá a visitar al hombre anfibio, le dará de comer, le pondrá música y notará que es receptivo y con un lado afable y cariñoso que contrasta completamente con los métodos violentos de Strickland, que le trata como a un trozo de carne que le sobra. Éste personaje es un villano sublime, que acumula muchos estereotipos de esa época.
Pero el director tiene la gran habilidad de contar la historia a través de uno de los protagonistas, Giles (al que da vida Richard Jenkins), un antiguo ilustrador de publicidad y que comparte casa como vecino con Elisa, y relatarlo como si de una fábula se tratara, un cuento que da igual que pasara o no, sino que lo importante es lo que tu, como espectador, puedas sacar de dicho relato.


Elisa representa la fragilidad más absoluta en un mundo de hombres, ya que ella es pequeña, huérfana y muda, pero tendrá la gran habilidad de entender a ese ser, que otros solo "entienden" a palos. Su vida era rutinaria, su baño matinal, su autobús al trabajo y su labro allí, pero la aparición del ser cambiará sus ritmos. En su afán por salvarle la vida al hombre anfibio, contará como colaborador inesperado pero fundamental con el Doctor Robert Hoffstetler (Michael Stuhlbarg), que como ella, tendrá el mismo fin de ayudarle.
Pero este film es una mezcla perfecta entre una película de monstruos, un cuento de hadas y un thriller de espionaje, donde todo está medido, e incluso las dosis de humor son más elevadas de lo que podría parecer a primera vista.


En definitiva, esto es cine amigos y amigas, puede haber gustos para los diferentes estilos, pero esta cinta te cautiva si o si, seas fan de esos géneros o no, te guste el tipo de música que suena o no, es todo un conjunto realmente apabullante.


Os dejo con el tráiler de esta gran película.