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viernes, 6 de enero de 2017

Paterson (2016)

Cartel del film

Jim Jarmusch dirige Paterson, un film, que habla de un hombre llamado así y que vive y trabaja en una ciudad no muy grande, también del mismo nombre, perteneciente a New Jersey, Estados Unidos. Él es conductor de autobús, y en sus huecos y ratos libres es poeta, antes de iniciar su jornada laboral retoca versos, al igual que en su descanso para comer, y encuentra inspiración en la realidad de las conversaciones cotidianas del autobús, en las charlas que mantiene con su mujer Laura, en la caja de cerillas que utilizan ambos y que ve cada mañana cuando desayuna, en los encuentros por la calle cuando pasea a Marvin, su perro, en los sucesos que hay en su bar habitual, etc.,


Pero el acercamiento de Paterson a la literatura y a la poesía en concreto, parte de una serie de autores, alguno paisano incluso, que los tiene como referentes y responde a una de las más fieles definiciones de pureza y verdadero amor al arte. Paterson tiene como musa a la propia vida, a la que rinde homenaje constante con cada una de sus composiciones (quizás sobra al principio de la película la repetición continua de los versos), que tienen por un lado una ingenuidad juvenil, pero con detalles y agudeza, y cuya base son sentimientos honestos, los de un hombre tranquilo, paciente y que pocas veces se altera.



Adam Driver da vida a Paterson, en una actuación contenida pero brillante, mientras la bellísima Golshifteh Farahani interpreta a Laura, su pareja, una persona completamente opuesta a él, con gran acierto. Si Paterson está chapado a la antigua, no utiliza móvil (sólo en casos de emergencia pide uno) y lleva una vida rutinaria, ella está todo el día en casa pintando, haciendo cupcakes o comprando una guitarra por internet para poder ser cantante de country, según ella. Su estilo estravagante y bastante curioso, también lo aplica a la cocina, cosa que a veces puede chirriar a Paterson, que ni se inmuta.


Más allá de si la vida del protagonista es criticable o no, su visión desde el punto de vista del poeta es extraordinaria, ya que se emociona con la belleza natural de las cosas, tal y como son, sin artificios, como cuando se cruza con una niña que también es poeta como él, y ella le recita unos versos que ha escrito y a él le parecen de una armonía y belleza sublimes, es entonces cuando en su mundo todo es perfecto, todo se alinea, y todo encaja.
Es evidente que Jarmusch compone un film de rasgo lírico con un ritmo pausado, pero cuya historia te embauca, a pesar de que la vida de su protagonista no es precisamente de cambios bruscos, pero incide en la recuperación de los valores pasionales, como amar la naturaleza, y la felicidad que ocultan las cosas más sencillas.


Es fácil caer en la crítica a un personaje como Paterson, meterlo en el grupeto de gente media que lleva una vida rutinaria para llegar al fin de semana, pero claro eso le da de comer a él y a su chica, cuyos ingresos son ocasionales en alguna feria que vende sus cupcakes caseros. Pero cuando nuestro hombre, basado en su rutina, saca su lado de poeta, él mismo se libera y ve un horizonte completamente distinto. Eso si, en ningún momento el director juzga a sus personajes, te los muestra pero sin prejuicios.
Interesante también el contraste que se nos ofrece con uno de los tipos habituales del bar donde toma su cerveza diaria mientas pasea al perro, ya que por un lado ve a un tipo que es rechazado por otra mujer constantemente, mientras él tiene a una guapísima mujer cuyos puntos de conexión son teóricamente lejanos, ese infeliz-feliz.


En definitiva, una buena película, de cine de autor si, pero de esas historias distintas y diferentes que te dejan pensativo, y gracias a las cuales sabes que hay muchas veces que tomarse la vida de otra manera y apreciar otras ciertas cosas.

Os dejo con el tráiler.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Gimme danger (2016)

Cartel del film

Jim Jarmusch dirige este documental sobre una de las bandas más auténticas, desmesuradas y caóticas, pero a la vez influyentes de la historia del rock and roll, The Stooges, el grupo de Ann Arbor, Michigan. Ayer por fin pude verlo, y delante mío dos tipos con idioma inglés, americanos por el acento, presenciaron el documental con una petaca que se iban pasando a medida que avanzaba el film, sin duda acertaron, porque la visión de Jarmusch, a la que ayuda bastante la propia figura de Iggy Pop, no puede ser más divertida, así que si se visiona algo mamadete, el recuerdo es imborrable.


La película hace un recorrido desde sus inicios, incluso de los de Iggy Pop en una banda llamada The Iguanas donde tocaba la batería, de ahí su apodo de La Iguana de Detroit, hasta ver como se formó The Stooges con Iggy Pop, los hermanos Ron Asheton y Scott Asheton y Dave Alexander. Hablamos de un grupo que fue pionero, junto a bandas como MC5, en el prepunk de finales de los años 60, que luego continuarían y expandirían bandas como los Ramones. Pero una cosa que refleja muy bien el director, amigo de Iggy por cierto, es la época en la que los Stooges salieron a la luz, en medio de una revolución contra-cultural brutal, y con un paisaje musical realmente increíble, con todas las grandes bandas dando lo mejor de sí. La mezcla musical de The Stooges, que incluía rock, blues, rythm and blues, free jazz, incluso el primigenio punk rock, evolucionó, pero por medio hubo aventuras, desgracias, problemas con las drogas, etc...


Pero realmente la cinta, se muestra como era la banda, es decir, desmesurada, caótica por momentos, pero a la vez un torrente de pureza sin control y sin domar. De hecho, una de las figuras que sale para mi muy reforzada, es la de James Williamson, músico que se unió a la banda en 1972, en lo que fue una reconstrucción del grupo después de los problemas de salud de Dave Alexander que acabaron con su vida en 1975, y de los demás enganchados al caballo.
Eso si, ante todo el documental está contado con mucha gracia, por momentos parece más una comedia, la verdad es que me reí muchísimo. Además cuenta con el relato en primera persona de el propio Iggy y los hermanos Asheton, y por si fuera poco Jarmusch tiene la gran habilidad de adornar los momentos cómicos con dibujos animados, que quitan dramatismo al asunto de que todos tuvieran problemas con las drogas y acabaran tirando todo al cuerno.


También me encanta la sinceridad de Jim Osterberg, cuando habla de que la banda no sabía muy bien ni qué hacía ni qué camino llevaba, y las malas ventas de sus dos primeros y enormes trabajos, les dejaron fuera de sitio. Eso si, su influencia ha sido tan enorme, que casi todo bicho viviente les ha versioneado, dando la dimensión de su legado.
Por supuesto, Iggy y su manera de comportarse en el escenario es otra gran parte del documental, untarse de chocolate, crema de cacahuetes, tirarse botellas a la cabeza, abalanzarse sobre el público, retorcerse en el escenario, ponerse collares de perro e imitar a animales, y tantas y tantas hazañas que le definen.
La época de Raw Power y su unión a David Bowie, que luego marcaría su camino desde entonces también está perfectamente relatado.


En definitiva, un film altamente recomendable para fans de la banda, y del rock and rollen general, con momentos de lo más chanantes, que hace que pases un rato muy divertido.

Os dejo con el tráiler.